Parte Única

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- En la primera página de nuestra historia, parecía que tendríamos un futuro brillante...- Murmuró MoonBok ante la mirada atenta de su terapeuta, intentando contener las lágrimas que aquellos recuerdos le causaban - Era el más dulce, me visitaba, me llevaba flores, era un caballero, totalmente...

- ¿En qué momento piensas que cambió todo eso? - Cuestionó el profesional con una mirada firme, a pesar de que por dentro sintiese la urgencia de abrazar a su paciente y decirle que todo estaría bien.

- No lo sé...supongo que cuando nos casamos comenzó...progresivamente, o algo así...- El joven de larga melena desvío la mirada mordiendose el labio inferior - Incluso los ángeles tienen planes malvados...creo...y creo que es una mala idea casarse con alguien mucho mayor ¿No lo cree usted, doctor HyunWoo? - Comentó al fin con una pequeña risita, recogiendose el cabello tras las orejas.

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Habia pasado ya un tiempo desde aquella consulta y MoonBok tenía prohibido salir de casa.

Shin "Outsider" OkCheol había decidido que su esposo lo estaba engañando con aquél terapeuta de buen corazón, y tras una golpiza magistral lo había encerrado en el departamento que ambos compartían.

Y MoonBok simplemente decidió aguantar por la hija de ambos, a pesar de que cada día sentía su cárcel hacerse más pequeña, los golpes arder aún más y el arrepentimiento disminuir.

A OkCheol en realidad parecía no importarle MoonBok, sino el poder que podía ejercer sobre él. Y MoonBok estaba bien con ello.

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Hasta aquella mañana. La primera en la que OkCheol logró romper el corazón de MoonBok por completo.

- ¿Sabes qué? Creo...no, estoy seguro de que YiRo no es mi hija...

Los ojos de MoonBok se abrieron como platos, mientras las lágrimas caían por sus mejillas haciendo arder las pequeñas heridas que los latigazos del cinturón habían causado en estas.

- ¿De qué hablas? - Frunció un poco el entrecejo, intentando no levantar la voz.

- Siempre ibas con ese psicoloco de quinta ¿Te acostabas con él desde antes? Es lo más seguro, eres una zorra, únicamente querías mi dinero, es más que obvio.

MoonBok no contestó, su respiración se agitaba de a poco. Una cosa era ser golpeado, vejado una y otra vez por el hombre que amaba. Pero otra era que él dudara de la legítima prueba de su amor, de la pequeña hija por la que aguantaba cada herida, en su piel y en su alma, por la que seguía ahí sin querer alejarse de él. Quiso argumentar, pero Outsider decidió callarlo con una patada y tirarlo dentro de la habitación que compartían, mientras él veía el partido de béisbol en la tv.

Las lágrimas y la rabia no se hicieron esperar. Y el detonante fue aquél pequeño mensaje en su celular.

SMS from Dr. Seong:

         Buenas tardes, MoonBok, llevas faltando ya a 4 citas ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Espero verte en el consultorio pronto. Un abrazo.

MoonBok dejó escapar un grito de rabia, mirando la puerta que conectaba su dormitorio con el de su pequeña bebé y que, como las demás puertas permanecía cerrado para impedir su escape. Escribió un pequeño mensaje de respuesta a su terapeuta y de entre sus cosas tomó un pequeño pasador de pelo, abriendo la puerta con este y escabullendose a la oficina de su esposo.

Love Inside The MadnessTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon