La casa del Zodiaco

52: La piscina.

Capricornio aprieta los labios y las venas de su frente comienzan a sobresalir.

—Cabra relájate—Géminis le dice ayudándolo a sentarse en la silla del hotel donde están Escorpio y Libra.

—Tranquilo, solo tienen que divorciarse—Piscis dice tratando de restarle importancia.

—¿Sólo divorciarse? ¿Estamos en las Vegas? ¿Pero en que estaban pensando?

—No estabamos pensando—Libra dice con la mirada baja.

—Puedo percatarme de eso.

—¿Cómo le voy a decir a Cáncer esto?—Escorpio agita a Virgo de los hombros bruscamente.

—Sólo dile la verdad y él lo entenderá—le dice Virgo forcejeando—. Ahora suéltame antes de que muevas mi cerebro de su lugar.

—Solo no le digamos a nadie—Piscis dice—. Se divorcian en secreto y ya.

—¿Quién más lo sabe?—pregunta Escorpio.

—Solo los que estamos aquí—Virgo le responde.

—Entonces busquemos un abogado o lo que sea.

—Es domingo, todo está cerrado, tendremos que esperar hasta el lunes.

—Me lleva el demonio.

—Maldición—Libra se sostiene la frente.

—Ustedes no hicieron... cosas ¿verdad?—Piscis le pregunta en voz baja al escorpión.

—¡No! Espero...—él pasa la mano por su cabello con frustración—. Lo arruiné en grande.

—Tranquilo, no creo que hayan hecho algo—Piscis ríe incómoda.

—Solo volvamos a casa, y ni una sola palabra de esto a nadie, el lunes después de escuela los llevaré a divorciarse y este incidente se olvidará, ¿Quedó claro?—el de lentes los mira a todos.

—Si—dicen algunos y otros asienten.

—Ahora quítate ese anillo—Le dice libra quitándose el de ella.

—Ah, si—el chico trata de quitárselo pero al notar que este no sale voltea a ver a todos con cara de espanto—. No sale.

—¿Cómo que no sale? Quizá lo estás jalando mal.

—¿Cómo lo voy a hacer mal?

— A ver, lo haré yo—Libra agarra su dedo y comienza a jalar el anillo con fuerza mientras el pelinegro se queja.

—¡Que no sale! Si sigues así me vas a sacar el dedo también—gruñe Escorpio.

—Eres una nenita—ella le dice sin dejar de jalar el anillo.

—¡Ya, ya!  ¡Libra suéltame!

—¡Llorón! ¡Solo un poco más!

—¡Me duele!

—¡Cállate y aguanta! ¿Qué no eres hombre?

...

—¡Dame otro tequila, este te lo pago yo
Es para que entiendas, que ahora estoy mucho mejor~!—Canta Aries a todo pulmón con los audífonos puestos mientras limpia la cocina junto con Ofiuco y Leo.

—Alguien puede callar los aullidos de esta mujer—Leo se queja cubriéndose los oídos.

—Déjala está muy entusiasmada—Ofiuco se ríe y sigue acomodando la alacena.

—¿Te gusta? Porque solo esa sería una explicación válida para que no te molesten sus berridos—frunce el ceño limpiando la estufa.

—En realid-