Capítulo 1

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—Por favor, no digas nada—pedí mientras la sangre seguía cayendo de mis muñecas. Sus ojos claramente demostraron preocupación y susto, se agachó cargándome en sus brazos. Me sentí ligera como una pluma.

—No cierres tus ojos, quédate conmigo—pidió con voz dulce, sonreí tontamente recordando cuando era niña—Oye, mírame.

Con dificultad distinguí su rostro, era joven, de cabello castaño, piel pálida, labios delgados y rosados, nariz no muy delgada y ojos de un azul algo oscuro o era la luz del lugar que me hacía dudar.

—Déjame en paz—supliqué sintiendo las lágrimas regresar, con la sangre cayendo aún me dejé llevar por la oscuridad recostando mi cabeza en el pecho de aquel extraño.



Abrí mis ojos poco a poco, éstos me pesaban un montón, el cansancio me invadía y aunque quería seguir durmiendo me rehusé a hacerlo. Miré la habitación que desde hace tres días tenía, el hospital era algo que desde niña odiaba, había tenido muchas pesadillas con él y la sangre era algo que me daba náuseas. Ahí recordé lo sucedido al ver a un chico dormido en la silla cerca de mi cama, el nudo en mi garganta regresó y cuando miré mis muñecas vendadas noté que estaba atada a la cama.
Intenté librarme jadeando nerviosa, la inquietud insistía en regresar, comencé a hiperventilar moviéndome más sabiendo que no llegaría a nada. El joven despertó y se acercó de inmediato colocando sus manos en mi brazo, sus dedos eran largos, pero su tacto era extrañamente cálido a diferencia de mí que estaba helada. Sus ojos eran azules, la luz de la habitación lo hacía lucir bien, pero en estos momentos sólo quería desaparecer.

— Tranquila, puedo desatarte si prometes no lastimarte—su voz dulce como si le hablara a una niña me hizo sentir peor. Mis emociones estaban revueltas, ¿Quién demonios era ese extraño que no me permitió morir como quería?—Mi nombre es Jeon JungKook—se presentó mientras me desataba—Les dije a las enfermeras que no te hicieran esto pero al parecer ya tienes un historial aquí—guardé silencio observando su perfecto cabello, una sonrisita ladina apareció en sus labios—Perdiste mucha sangre pero logré hacer que te ayudaran a tiempo—me miró al acabar— ¿Puedes decirme tu nombre?

Miré alrededor de nuevo, en el sofá de la habitación descansaba un bolso, era el bolso de mi madre, ¿Habían llegado? ¿Qué clase de padres dejan a su hija con un extraño?

— Tus padres fueron a la cafetería, lucían muy cansados, también estaban preocupados por ti—lo miré de nuevo algo molesta de que pudiera leer mi expresión o tal vez la culpable era yo por ser tan obvia—Me agradecieron por traerte, se nota que te quieren mucho—contuve las lágrimas por eso. JungKook lo notó y se apresuró a corregir su error—Oye, todos tenemos momentos difíciles, hubo un tiempo que creí que todo era imposible y...

— No—hablé al fin—No sigas, no intentes compartir un dolor falso, sólo cállate y vete.

JungKook sonrió un poco al escucharme, tomó asiento al acercar su silla apoyando sus brazos en la cama estando un poco más cerca de mí. Su cabello me daba ganas de pasar mis dedos por él.

— ¿Puedo mostrarte algo? —levantó la manga del suéter de uno de sus brazos y me lo mostró, en la pálida piel de su muñeca había cicatrices parecidas a las mías, las reconocí perfectamente, lo miré y sonrió con algo de tristeza— ¿Parece un dolor falso?

— No debiste traerme de vuelta, sabías que no quería seguir respirando, te dije que me dejaras en paz, era el baño de las mujeres además...

— No eres muy delicada llorando.

— Eso no es tu problema, eres un entrometido, lárgate de aquí.

— ¿Me dirás tu nombre?

Me incorporé algo mareada, tuve que moverme lento, mi cabello estaba hecho un desastre, odié que ese chico luciera tan bien y odié que hubiera superado esto, pero también no podía negar que quería lo mismo.

— Lárgate.

— Tu nombre—insistió sonriendo como niño pequeño y cuando fui a responder con una mala palabra mis padres aparecieron. Mamá fue la primera en venir corriendo a abrazarme.

— Dios mío, por favor no hagas eso de nuevo—pidió acariciando mi espalda. Cerré mis ojos suspirando y al abrirlos JungKook ya no estaba.



— No tengo hambre.

— Debes comer algo, Danbi, estás muy delgada...

— No me importa, quiero que descansar, no tengo hambre—fui brusca despreciando la comida. De por sí, lo que daban en el hospital era un asco, ellos sabían porque estaba tan molesta, odiaba a todo el mundo.

— Danbi, tu madre y yo intentamos hacer lo mejor para ti—mi padre se notaba cansado. De él también estaba obstinada—Intentamos darte ánimos, darte apoyo...

— Entonces no lo hagan más, suenas como si estuvieras cansado de eso.

— Estoy cansado de esto—admitió. Mi madre suspiró levantándose—Danbi, eres una chica joven, hermosa, inteligente y grandiosa, no dejes que esto te acabe...

— Lo siento, es cierto, es mi culpa ser bipolar y tener un manojo de nervios que se alteran de la nada—bufé—Y también lamento por tener depresión, quizás deberías decirle al doctor que termine de enviarme al centro psiquiátrico.

— ¡Suficiente! —mi madre alzó la voz—Todos estamos cansados y todos intentamos ayudarte, pero ten un poco de consideración, yo principalmente no quiero enviarte allí porque el trato sería peor que aquí y muchos en vez de mejorar empeoran—contuvo las lágrimas—Todos sufrimos en el mundo, Danbi, no eres la única.

Los miré sin decir nada, ambos salieron dejándome sola y entonces las ganas de llorar regresaron, ellos no me entienden y jamás lo harán, ni siquiera siendo mis padres, todos creen ser víctima de la realidad del mundo, pero no es así. Me recosté cubriéndome por completo sollozando más que nada por impotencia, ¿Acaso no había una noche en dónde pudiera descansar realmente?

En cuanto escuché la puerta cerrarse, limpié mis mejillas, parpadeé varias veces y al descubrir mi cabeza encontré a aquel chico que comenzaba a odiar. Sonrió como si tuviera buenas noticias, sus ojos ahora azul oscuro brillaron mientras se acercaba.

— Hola...—borró su sonrisa dando paso a la preocupación—Oye, ¿Estabas llorando? ¿Qué pasó? Todo estará bien—acarició mi mejilla, pero luego me di cuenta que apartaba una lágrima, retrocedí alejando su mano.

— ¿Por qué regresaste? No te conozco.

— Tu padre sí.

— ¿Qué?

— Nuestros padres se conocen desde hace años, fueron amigos en la universidad—explicó—Aunque fue casualidad que te haya encontrado en el baño, un amigo mío tuvo un accidente y vine a verlo.

— Lamento decirte que te equivocaste de habitación.

— Oh, no, quería verte—sonrió de nuevo.

— Después de irte.

— Creí que tus padres y tú merecían un momento a solas—explicó— ¿Me dirás tu nombre?

— Ya debes saberlo si conoces a mi padre.

— No, quiero escucharlo de ti.

— Sólo déjame en paz—rodeé los ojos.

— Lamento decirte que te equivocas—lo miré no muy contenta—Honestamente no creo que quieras que me vaya, no lo digo por la escena en el baño lo digo porque yo estuve ahí—susurró un poco más serio—Es difícil aceptarlo, pero en estos momentos no quieres estar sola, quieres que alguien esté allí para ti, quieres sentirte segura—suspiró, el nudo en mi garganta se intensificó cuando dijo lo siguiente—Quieres que alguien te salve.

Save Me (JJK) COMPLETAWhere stories live. Discover now