Ambos estamos rotos

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—You got a fast car, I want a ticket to anywhere, Maybe we make a deal, Maybe together we can get somewhere, Anyplace is better, Starting from zero got nothing to lose, Maybe we'll make something, But me myself I got nothing to prove /Tienes un auto rápido, Yo quiero un boleto a cualquier lugar, Quizás hagamos un trato, Quizás juntos podamos llegar a alguna parte, Cualquier lugar es mejor, Empezando desde cero no tendremos nada que perder, Quizás hagamos algo, Pero a mí misma no tengo nada que probar —la dulce voz de Dakota entra a los oídos de la pequeña. En serio que la canción tiene una historia bastante triste, de ahí que sea una de las preferidas de la rubia.

Sin darse cuenta, Hillary se queda profundamente dormida. Quizás eso era lo que necesitaba, una dosis de paz. Una que sólo la respiración y voz de Dakota podría darle. Así que poco a poco la rubia siente como el compás del pecho de Hillary se hace más lento y pesado. De pronto a la cabeza le llega una idea: hablar con Dante. Ella quiere verlo, ella quiere abrazarlo y disculparse con él, porque lo ha juzgado de la peor manera.

Entonces arropa a Hillary y abre lentamente la puerta, con cuidado de no despertarla. Da pasos suaves hasta las escaleras, quiere saber el paradero del padre de Dante. Y ella lo encuentra en el sillón profundamente dormido. Sin embargo desvía un poco la vista al suelo y se da cuenta que hay restos de sangre. Sin duda esa sangre es la de Dante, por lo que con más velocidad sube las escaleras.

Dakota no tarda más de cinco segundos en llegar a la puerta de Dante. Por lo que respira profundamente y toca con sus nudillos suavemente la puerta. Pero no hay respuesta. Vuelve a hacerlo y de nuevo no hay respuesta. Dakota se atreve a hablar.

—Dante, soy Dakota, ¿puedo pasar? —susurra suavemente. No quiere alterar el sueño ni de Hillary, ni el del padre de Dante, quién está alcoholizado y lleno de rabia.

Así pasan unos cuantos segundos más, que se vuelven eternidades para Dakota.

—Pasa —es lo único que escucha salir de los labios del chico más popular de su escuela. Del chico que la ha hecho sentir muy miserable al mismo tiempo. Lo más gracioso es que Dante nunca lo ha sabido.

Entonces Dakota abre la puerta con suavidad y se desliza por la oscuridad dentro de la habitación. Trata de que sus ojos se acostumbren a la negrura del lugar, y cuando lo hacen, ella puede ver a Dante en su cama mientras abraza sus piernas. Con lentitud cierra la puerta, y un rayo de luz de la luna se cuela por la ventana, alumbrándolo solo a él. Pareciera que la noche se burla de su desgracia y lo exhibe a todo el mundo.

—¿Puedo sentarme Dante? —pregunta en un susurro la chica. Pero no escucha ni una palabra de Dante, tan sólo sus sollozos. No espera su respuesta y ella se sienta en la cama provocando que su peso la incline un poco.

Dante al darse cuenta de la cercanía de Dakota, eleva la mirada un poco hacia ella. A pesar de que está oscuro, es evidente la sangre que chorrea de su labio y su nariz. Sus ojos están brillantes, hinchados y con rapidez Dante limpia sus lágrimas.

—Odio que la gente me vea llorar —susurra con molestia. Pero ella no despega los ojos de sus heridas. Ni siquiera se inmuta por su tono hostil y molesto.

—Llorar no es malo ni es de los débiles. Llorar te limpia el alma Dante —anuncia Dakota con cariño y suavidad. E inexplicablemente, cuando la voz de la rubia entra a los oídos de Dante, él comienza a sentir tranquilidad.

—Eso no es lo que me importa al llorar Dakota. Lo que odio, es que cuando alguien nota mis lágrimas comienza a mirarme de la misma manera en la que lo estás haciendo ahora: con lástima, y detesto la lástima de los demás —escupe con molestia el castaño. Aunque de nueva cuenta a la chica no le importa su hostilidad, ella comienza a sentir mucho dolor en el pecho, entiende exactamente lo que ahora él siente en su alma. Aunque Dante no lo creyera, ella lo entiende.

|2 0 : 1 7| ¿Hasta cuándo?Where stories live. Discover now