Capítulo 12. Rayo de luz.

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La luna alumbraba el castillo, Antenor y la princesa como cada noche se encontraban en la poca iluminada cocina, pero esa luz era suficiente para lo que hacían. A pesar de todo lo que sucedía la princesa se daba el tiempo de disfrutar esos momentos de tranquilidad. Se limitaba a disfrutar las cosas pequeñas que le ofrecía el destino para ser feliz.

Se encontraba intentando suavizar la masa para preparar algunos panecillos, era algo más difícil de lo que esperaba, al menos para ella, esa era una nueva experiencia. Cuando Antenor se dio cuenta de las dificultades que tenía, al verla con su rosada lengua algo afuera de su boca, era un gesto que hacia cuando se concentraba demasiado, la imagen le parecía sumamente adorable. Con un gran sigilo se puso a espaldas de la princesa, la rodeo con sus brazos, haciendo que Angora diera un pequeño salto de impresión, pero él no se detuvo y con una suave voz le hablo.

-Mira...es así- tomo las manos de la princesa con delicadeza y comenzó a dirigirlas en la masa de aquel futuro postre.

La princesa se sentía apenada, sus mejillas redondas tenían tonalidad parecida a la de dos fresas, y aun así no detenía el momento, algo en ella no la dejaba, simplemente su corazón latía con emoción.

Aun así tomo el valor de detenerse, lo que Antenor noto en el momento, Angora de forma lenta giro un poco sobre sí misma, mirando los ojos color chocolate de Antenor, lo miraba sonrojada y apenada. Para el chico, ese momento fue algo mágico, miraba los ojos avellana de la princesa, de la única chica por la cual a sentido el impulso de besar, y eso era lo que sentía ahora, por un instante miro los labios rosas de la princesa, se sintió algo deseosos, pero aun así reprimió todo su sentir y solo se apartó dirigiendo su mirada a otro lugar, sus mejillas estaban algo sonrojadas.

-Bueno...así es, yo iré preparando el glaseado- hablo de forma nerviosa y se dirigió a otra parte de la cocina, sus latidos eran rápidos, él sabía que debía controlar todo lo que sentía. Pensaba en la crueldad del destino por haber nacido en una desdichada familia.

Mientras que Angora se preguntaba por qué su corazón estaba tan acelerado, que le causaba tantos sentimientos. Y mientras pensaba y pensaba, se dio cuenta que desconoce algo del pasado de Antenor. Claro que sabe cómo llego al pueblo, sin embargo nos sabe más allá del viaje que hizo desde tierras lejanas.

Al regresar Antenor a la cocina pudo ver como la princesa de forma despreocupada estaba sentada sobre la barra de piedra y superficie de madera, la hacía quedar casi a la altura de sus ojos, era una imagen adorable ya que desde esa altura ella no lograba alcanzar el piso. Ella lo miro y hablo con suave voz.

-Me he dado cuenta que no se mucho sobre tu pasado, en su momento solo me dijiste lo necesario, y me gustaría conocer más-

-Me agrada su repentino interés pero realmente no hay nada interesante en mi pasado- hablo modesto ante la situación.

-Que me sea interesante aun no lo sabes, aun así quiero conocer sobre el- pregunto curiosa.

Antenor no se hizo de rogar, se apoyó en la misma barra en la que estaba la princesa y hablo.

-Bueno...pero la verdad es que no sé qué contar- era sincero.

-¿Cómo es tu familia?- pregunto Angora.

-La palabra que mejor la describe es "rota"... vera mi padre abandono a mi madre cuan tenía poco de haber nacido, esta sin nadie más con quien contar acudió a su familia, aun así no fue ella quien me crio pues a su vez me abandono, a quienes podría considerar padres es a mis abuelos, ellos me crearon, lamentablemente mi abuelo murió por suerte eso ocurrió cuando yo tenía la suficiente edad para salir de casa, y para no causar más problemas me escape de casa, sé que ella está bien ya que le escribo cartas a menudo. Fui viajando de pueblo en pueblo hasta que encontré este, y al verla pue sentí que me encontraba al lugar donde pertenecía – y sin darse cuenta Antenor había no solo hablado de más si no que prácticamente se había confesado, sus mejillas se enrojecieron y se puso un poco nervioso.

La princesa igual se encontraba nerviosa pero aun así le parecía algo realmente lindo, se sentía alagada por sus palabras y a la vez intrigada.

Esa noche pasaron más del tiempo que debían juntos, preguntándose cosas y conociéndose mas, la princesa incluso tuvo el valor de decirle su pasado, claro que ella intentaba no parecer alguien débil, pero inevitablemente Antenor sentía que la debía proteger. Su amistad y su amor crecían, y para los dos era como un rayo de luz en toda esa oscuridad.

Claro que la oscuridad permanecía, y se hacía presente esa noche, el capitán siguiendo las órdenes de su amante nueva, hacia un registro de cuanta era la vigilancia tanto en la habitación de la princesa como en la habitación a la que comúnmente solía entrar de forma misteriosa.

Se dio cuenta que a pesar de que las dos habitaciones estaban muy bien vigiladas, la de la princesa parecía estarlo incluso un poco menos, ya que los guardias que vigilaban el pasillo de su habitación se encontraban dormidos o adormilados, mientras que los de la otra habitación parecían búhos asechando para encontrar a cualquier ratón o rata que se intentase acercar.

Volvió a las celdas, a la mañana siguiente la chica seria liberada, aun así era algo que debía de informarle, se escabullo entre la oscuridad y al entrar y decirle el reporte ella hablo.

-Tenemos que descubrir que es lo que tanto oculta en ese lugar, si lo hacemos tendremos su debilidad y la podremos aprovecha como queramos- dijo con cierto rencor.

El capitán permanecía en silencio, y ella a forma de compensación por sus actor lo beso de forma pasional, el solo correspondía, no sentía amor por ella, pero realmente ya no sentía amor por nada, su único objetivo era terminar su venganza y obtener placer. El placer de ver como a la princesa se le rompe el corazón justo como ella rompió el de él.

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Gracias por leer.

El aullido del océano IIWhere stories live. Discover now