friday ; kooktae [os]

only one

El día miércoles era uno de los días que Taehyung más amaba, siendo este el maravilloso momento dónde su jefe le llamaba avisando que tendría que viajar a cierto sitio para averiguar la privacidad de algún famoso o solo fotografiar algún paisaje al azar. Cumpliéndose, además de tener una sonrisa orgullosa porque dentro de dos semanas habría una fiesta en la editorial, en honor a los cincuenta años y podría llevar a su pareja.

El punto en contra, es que mientras Jungkook y Taehyung hablaban en la cena, la misma que el mayor tardó tanto en hacer y puso todo su cariño, llenando esta de amor y sonrisas. Cubriendo la mesa de vidrio claro con platos blancos, cubiertos de mango rojo y vasos negros. Disfrutando de aquella pasta con salsa tan única y de receta familiar, recibió una de las cosas qué en su interior, dolió más de lo que cualquier ser podría ser testigo.

— Taehyung, mañana me voy de viaje, y vuelvo en sábado de la próxima semana. — afirmó el azabache, cubriendo la punta del tenedor con las pastas largas y agarrando un pedazo de pan para combinar.

— ¿Estarás diez días fuera? — interrogó después de unos segundos de silencio, dónde el castaño hizo una cuenta mental mirando el techo.

— Ajá. — volvió a afirmar. — La pasta está increíble, como siempre. — alagó mientras agarraba una servilleta y la pasaba por sus gruesos labios, sacando los restos de salsa y mirando con amor a su pareja.

— ¿Desde cuándo duran tanto tus reuniones? — soltó el castaño, con el corazón en la boca al notar el valor para dichas palabras. Nunca le había hablado tan directo, pero aquella "reunión" le daba mal sabor de boca, y eso no podía suceder si degustaba de su increíble comida.

— Sólo se debe a que quieren hacerse socios, y necesitan recorrer todas las instalaciones con perfección, el control de sanidad asignado llegará más tarde que nosotros. Además, quieren que tengamos varias cenas con los inversionistas. — respondió mientras buscaba sobre la mesa, la mano de Taehyung para poder cogerla y darle caricias, siendo rechazado.

— ¿Cómo se llama la empresa?

— No tengo idea, no me quise meter mucho en el asunto, sólo iré como el reemplazo de otro de los tipos. — pasó saliva y prosiguió a comer, pidiendo a gritos que aquella tensión desapareciera.

— ¿Dónde viajarás? — volvió a cuestionar el castaño, se seguía sorprendiendo por la simpleza en que salían esas palabras, las formulaba sin miedo y con la mirada fija en Jungkook, quien lo evitaba a toda costa.

— A Japón, Osaka. — llevó una de sus comisuras hasta abajo. — Bebé. — quiso seguir hablando, pero fue interrumpido brutalmente.