friday ; kooktae [os]

only one

— ¿Te duele, cariño? — preguntó el azabache mientras sonreía con dulzura y se inclinaba para limpiar el semen del otro depositado en su mismo estómago. Pasaba la toallita con total delicadeza, con miedo de romper aquella obra de arte pintada a mano y que sólo se seguía reparando con su propio pincel.

— Deja de mirarme así, Kookie. — dijo el castaño apartando a su novio mientras con los pies agarraba las sábanas para cubrirse hasta el mentón y mirarlo entre sus manitas.

— Bebé, tu interior no está limpio, vamos al baño. — lo miraba con total amor, pero con su pizca de perversidad.

— Ya sé lo que vas a hacer, y me duele el trasero por tus ganas. — hizo un puchero dejando que sus mejillas se pinten a acuarela con un rosa suave, para luego tirar de las sábanas blancas — y tersas como la seda — y cubrirse por completo hasta la cabeza.

— Me iré a duchar amor, si cuando vuelvo sigues despierto, te limpio sin ningún juego y nada de eso detrás. — acarició lo que sería la cabeza cubierta de sábanas para luego levantarse del colchón y buscar su bóxer húmedo y agarrar unos limpios, dejando los sucios en la canasta para después poner a lavar el mismo.

Admiraba su figura en el espejo, sabía que tenía una figura única: los brazos bien trabajados como su abdomen marcado, la espalda ancha y larga, las clavículas siendo resaltadas y sus muslos firmes y piernas gruesas, todo pintado de un color casi blanco y con lunares en algunas zonas, quitando el hecho de las ligeras marcas que dejaba el tímido de su novio. Mordió su labio inferior, amaba al ser hermoso e introvertido que se encontraba en su cama ahora, cubierto de sábanas, sudor y quién sabe qué más.

Mientras las gotas de agua tibia pegaban con brusquedad contra su piel, los músculos se aliviaban y este gemía de placer. Aunque trabajaba de lo que más le gustaba, nadie dijo que sería fácil y no se quedaría horas extras allí. Mientras pasaba la esponja por su espalda, suspiró por la nariz con fuerza al tener a carne viva los rasguños del mayor.

Giraba las perillas de la ducha, dejando que sólo el agua helada limpiara tu anatomía. Frotaba sus azabaches cabellos mientras recordaba su vida universitaria con el mayor. Todas las veces que lo obligó a saltearse las clases por estar caliento y todas las noches que durmieron abrazados sobre la manta frente al río. La nostalgia lo invadió, sintiendo como su corazón se apretujaba contra su pecho queriendo volver a aquella vieja historia de amor, que lamentablemente el trabajo impedía.

Salió de la ducha con una toalla envolviendo su cintura, frotando otra contra su cabellera mientras buscaba en el lavado — con cajones en la parte inferior — su desodorante y loción, colocando la primera en sus axilas y pasando la loción con olor a almendras por su cuello. Después pasando una pierna y la otra por su bóxer, ajustándolo y despeinando sus cabellos húmedos, entrando a la habitación y viendo a su amada pareja desparramada y pérdida entre las sábanas y almohadas, sonrió. Buscó en el suelo el pantalón de su pijama y se acercó a Taehyung.

— Bebé. — acarició sus cabellos castaños y siguió hablando — Tengo que limpiar tu interior, Tae. Levántate unos minutos. — el nombrado negó con la cabeza hundida en la almohada. — Cariño, no está bien. Además, mancharas todo y como antes de que te toque: "Las sábanas están recién limpias."

Taehyung frotó su nariz contra la almohada y lo miró. — No tienes que usar mis palabras en mi contra. — puchereó.

— Ya amor, te conseguiré un abogado. — rio mientras rodaba los ojos. El castaño entrecerró sus orbes oscuros e infló sus mejillas.

El azabache cargaba como princesa a su pareja, llevando a este hasta el baño y dejándolo en la bañera parado, girando las perillas y dejando que el agua caliente y fría se mezclen, mientras su novio se quejaba por la sensación del líquido. Jungkook buscó toallitas húmedas y enderezó un poco, al contrario, dejando frente a él su trasero y viendo su semen caer.