Capítulo 3

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G A R D Y:

Tengo que admitir que miedo me dio cuando me topé con sus hermosos orbes azules, su color de ojos me dejó helada, jamás había visto un par de ojos tan claros y atractivos como los de él, en ese instante no sólo el miedo por su rostro desfigurado me inundó sino también el nerviosismo por su mirada fija e intensa, le sonreí cuando el señor Philip anunció mi nombre.

Vi como mi nuevo jefe se tensó de una manera increíble, de la misma manera en la que me molestaba cuando las personas se acercaban a inspeccionarme o cuando encontraba algún conocido no del todo agradable por las calles, me observó neutro pero con algo fijo en sus ojos que logró provocarme un escalofrío en mi columna.

- Buenos días, comience su trabajo- anunció serio y frío -Philip acompáñame, necesitamos hablar- anunció sin eliminar su seriedad y pasando lo más lejos posible de mi, como si estuviera evitándome. Pero ¿por qué? no había ni siquiera hablado para haberlo incomodado tan rápidamente. Fruncí mi ceño confundida ¿qué le pasaba a ese tipo?.

- creo que tiene...que comenzar...- informó un Philip, como anteriormente se había presentado y la voz seria de mi ahora jefe lo confirmó, muy confundido caminó detrás del hombre con ojos azules, asentí y sin más me dirigí a mi puesto que me había enseñado con anterioridad. Mi puesto era bastante sencillo atender en la boutique, estaba segura que no sería tan difícil debido a que ya llevaba experiencias anteriores.

Pasé dos horas inquieta, la gente no llegaba por ningún momento y aunque agradecía mucho ya que apenas y sabía la clasificación en la tienda y eso fue culpa del jefe quién debió habérmelo explicado. Sin embargo me sentía extraña el ambiente en si era muy raro y diferente, como si estuviese siendo vigilada, poco a poco ese sentimiento se fue transformando de uno de miedo a uno nervioso. Mis pensamientos se mezclaban mientras acomodaba la ropa de un estante intentando controlar mis nervios, no debía fallar hoy en mi nuevo puesto.

Al terminar pasé a acomodarme en la butaca mientras revisaba una estúpida revista de modelos y en donde disque te ayudaban a ser más fitness y aumentar la belleza, aunque claro lo consideraba una tontería, si algo me habían enseñado los años de entrenamiento es que todo dependía de la motivación, el ejercicio, y el control constante en las comidas.

- Philipano!! Steventonto!!, he llegado!!- La voz se hizo anunciar cuando la puerta principal fue abierta, una joven quizá de mi edad con estatura promedio y unos lindos mechones púrpura en su cabello se hizo ver, cuando se dio cuenta de mi presencia abrió sus ojos por sorpresa, me observó y sonrió -oh! ¿Quién eres tu? Pensé que era la única chica por aquí.

- Gardy, la nueva asistente y ayudante de la boutique- anuncie sonriéndole...

- Interesante - sonrío y luego pestañó percatándose de algún error - oh, qué malos modales- se reprendió sola -me llamo Harley- anunció sonriente y estrechando mi mano, me transmitía un aura muy escandalosa pero amable sobre todo. Sonreí de vuelta moviendo mi mano entrelazada a la de ella.

- mucho gusto, creo que seré tu compañera.

- será genial al fin tener a un alma femenina por aquí, tanta testosterona me agraviaba.

- Ya entiendo, espero poder llevarnos genial, bueno, si el señor no termina corriéndome parece que tuvo una mala impresión y no tuve la oportunidad ni de saludar.

- oh...- murmuró y en unos segundos se quedó completamente inmóvil y sin pestañear, fruncí mi ceño y me removí incomoda por la pronta situación. Unos segundos después y de manera inesperada volvió a pestañear y sonrió tanto que la alegría se le notaba hasta en sus ojos con cierto brillo -sé que seremos grandes amigas- afirmó -sabes...también entraré a la universidad en donde tú estudias- anunció emocionada.

- Eso...está genial...quizá...pueda ayudarte en algo o enseñarte el campus- anuncie con una sonrisa, aunque sabía que algo no estaba del todo bien. Iniciando por el hecho de que conocía mi Universidad pero quizá era un dato que leyó en mi curriculum.

Rápidamente cambió de tema en cuanto notó mi mirada confundida, después de charlar como tres horas Harley se disculpó y excusó anunciado que tenía que ir a ver a alguien cercano que se mudó a la ciudad, asentí y seguí en mi puesto aunque en mis pensamientos nunca se alejaban esos ojos azules claros que de una forma u otra me dejaron helada y pensativa, ¿terminaría despidiéndome?.

- señorita, por favor pase a la oficina, necesitan hablar con usted- anunció Philip saliendo con varios papeles en mano, asentí y sin más caminé por el estrecho pasillo que me conducía a la oficina principal, no pasé desapercibido el ambiente alrededor y como este se encontraba decorado de una manera agradable con tonos cálidos.

En cuanto di un suave golpe se escuchó el "adelante" por parte de la voz masculina en la habitación.

- me da gusto de tenerla en este lugar- anunció el quien había confirmado, era el jefe -me disculpo por mi actitud en la mañana y mi descuido en dejarla en su puesto sin explicación, tenía una llamada de emergencia- se excusó, yo asentí tratando de controlar mis nervios, sólo podía pensar en que no me despidiera -es por ello que supongo hoy irá descansada a su casa- aseguró, yo sonreí en mi interior, gracias al cielo fue un día tranquilo.

- supone muy bien señor- asegure -¿siempre es así? es que debo prepararme mentalmente para el ajetreo- mencioné con una pequeña sonrisa.

- La mayoría de veces sucede pero hay día más intensos que estos, entonces le aconsejo vaya preparándose, no quiero contratar a un psicólogo por desastres mentales en mis empleados - anunció con una leve mueca que podría considerarse una sonrisa, bastante empática asentí sin borrar la mía de mi rostro, a algunas personas les costaba más sonreír que a otras y eso estaba muy bien.

- bueno, gracias por su recomendación, prometo no hacerle pagar un psicólogo - asentí siguiendo con el tono divertido anterior mietras mantenía su vista fija en mi y con lentitud se acercó a mi sin eliminar la distancia entre ambos y manteniendo lo requerido para ser profesional, sin embargo había algo en su tono que me hizo entender que no era del todo normal, sin embargo omití ideas locas en mi cabeza y mantuve mi postura.

- el 'gracias' va de mi parte hacia usted.

Su mirada fija seguía en mi mientras sentía mi cuerpo entumecerse ante tal declaración que no entendía bien ¿era por haberle asegurado de ahorrarle un psicólogo? ¿por el sueldo que acepté sin rechistar?. Mis pensamientos se detuvieron en cuanto sentí un pequeño roce en mi mano sacándome del trance, un toque que dejo un rastro pequeño rojo en mi mano y una sensación de ardor que me sorprendió. Antes de que pudiera comentar o preguntar el hombre ya se encontraba alejándose de mi caminando hacia su escritorio.

- porque nos hará la vida más sencilla por aquí, puede irse a casa, por hoy hemos terminado señorita.

Sin poder reaccionar a poder hablar, asentí y con lentitud salí de la oficina, mi cerebro aún no procesaba la situación y aunque debí verme muy tonta era su culpa por causar los efectos previos en mi. Suspiré dirigiéndome a por mis cosas, necesitaría un largo baño de relajación y una terapia con mi pequeño gato quizá.

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