Tengo miedo de confesar lo que siento. Tengo miedo de que este movimiento te aleje de mi, con lo fácil que es mover la lengua por fin acorde el cerebro y el corazón, pero aún así temo lo que pase, que te vayas que te distances. Ya se que no tiene sentido que te ame con solo verte una vez, sabes, hay algo en ti que resplandece más que el sol en el atardecer en las costas verticales de Mikonos.
Temo a perder esos amados minutos que empleo para hablar contigo, para ver sin ojos para creer sin ver, ya se que si te digo todo esto te parecerá extraño, pero quiero que lo sepas, que te amo, que tengo miedo de lo que pasará, de lo que vendrá después del claro de luces.
Sabes no te lo tendría que decir, total para que me haga daño yo solo, por imbécil, por tonto, por iluso y loco sin razonamiento. Total que más da una punzada más en este corazón que ya parece el viejo peluche de un niño lleno de costuras. Sabes no tendría que hacer esto, no tendría que estar moviendo mis labios y mis dedos al mismo tiempo para escribir esta última nota. Me has dado jaque al corazón ese ha sido un buen movimiento ahora estoy a tus pies. Aunque me ignorés y no me escuches quiero que sepas que siempre estará esta columna en alto por si algún día necesitas apoyo, ya se que me vas a negar por motivos que ya he expuesto en mis anteriores notas, pero recuerda siempre habrá un arbol donde habrá fruto, donde de sombra, donde de cobijo en días de lluvia.
Que me dices quieres que vayamos por ahí algún día y hablemos de todo esto, o me dejaras a las puertas de la eterna espera.
