Capítulo 17. La persecución y el baile inesperado (Parte 3).

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—¿Pro-Profesora...? —tartamudeó. La mujer traía el cabello negro totalmente desarreglado al igual que su túnica y su rostro estaba más rojo que un tomate.

—¡¿Sabes adónde van, Evans?! —le espetó furiosa. La pelirroja le explicó la breve conversación que tuvieron en el pasillo mientras procuraba no acercársele mucho. La profesora estaba tan furiosa que la creía capaz de darle un manotazo o algo peor... y, además, olía a whisky de fuego.

—¿Quiere... que le ayude a buscarlos? —preguntó Lily. La profesora chasqueó la lengua y negó con la cabeza.

—No, déjamelo a mí —murmuró láconica—. Black se va a arrepentir de lo que ha hecho. —La mujer sin más dejó a la pelirroja y comenzó a caminar a zancadas y con los puños apretados por el pasillo. Evans abrió la boca para responderle, seguidamente la cerró y se arrepintió, pero unos segundos más tarde no pudo contenerse y volvió a abrirla para replicar:

—Y... ¿qué es lo que le ha hecho exactamente, profesora McGonagall?

La mujer se volteó hacia ella con chispas en los ojos y tensó la mandíbula. Lily sintió la necesidad de retroceder unos cuantos pasos, aunque no lo hizo.

—Black se ha atrevido a desafiarme y se ha llevado a mi hija —musitó. La respiración de la pelirroja se volvió pesada mientras la miraba a los ojos—. Y a mi nadie; escúchalo bien, Evans, nadie me arrebata a Maggie sin mi consentimiento. —Y sin más se volteó y desapareció por el pasillo.

—Oh... muy bien —chilló la pelirroja una vez que se había ido—. Nota mental: no intentar hacer enojar a la profesora McGonagall nunca en lo que queda de mi existencia.

—¡Oh, querida, créeme: es un buen consejo! —exclamó Dumbledore apareciendo de repente en el pasillo. El director venía recostado sobre Lupin mientras que éste se esmeraba por mantener a James en pie.

—¡Miren quién está aquí! —exclamó el joven Potter al verla—. La her... mosa... La preciosssssa... ¡Evans! —la pelirroja rodó los ojos—. Aww, cuando haces eso te ves más bonita.

—¡James, cállate! —chilló Remus.

—Gracias por tu ayuda, Rem-Rem —le agradeció ella.

—¡Le dije a Minerva que Jily era real y no quiso hacerme caso! Lo sabía —chilló Dumbledore.

—No tienes que agradecerme, Lily —respondió el castaño mientras le daba un codazo a Albus y negaba con la cabeza. La pelirroja le sonrió—. Oye... ¿Sabes por casualidad... —James le dio un codazo a Dumbledore y éste chilló— ...en dónde rayos están Sirius, Maggie y McGonagall? Estamos buscándolos y... como puedes ver —le dio un codazo a James para que dejara a Dumbledore en paz y el director soltó una carcajada—. Ser el único sobrio resulta ser un gran problema justo ahora.

—Pues... —Lily arrugó el rostro—. Mira: primero aparecieron Sirius y Maggie buscando a Severus...

—¿A Snape dices?

—Sí, y se fueron corriendo por allá —señaló el final del pasillo—, ya que McGonagall los encontró. Al parecer... —dejó de hablar repentinamente—. Espera, ¿has dicho que eres el único sobrio?

—Sí... así es. James y Sirius comenzaron a jugar verdad y reto y pues...

—Oh no...

—Sí... y luego trajeron a Dumbledore y a McGonagall a la fiesta y...

—Por Merlín...

—Lo sé... —Dumbledore ahora intentaba despeinar el cabello de James mientras este refunfuñaba e intentaba darle manotazos—. ¿Crees que puedes ayudarme...? Necesitamos encontrar a McGonagall y a Sirius antes de que se maten entre ellos.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Where stories live. Discover now