Grito desesperado

28.7K 3.2K 970
                                    


Capítulo 12

"Grito desesperado"

Laini le contó la versión corta. Su hermana mayor falleció un 13 de octubre algo que anteriormente le mencionó por lo que no fue una sorpresa; las causas no se las dijo y él fingió que no era importante pero deseaba que algún día existiese la confianza entre ambos para que ella se desahogara y dejara salir ese dolor.

Aquél recuerdo que ella mencionó antes fue uno que ambas ganaron en una feria, ahí les tomaron una fotografía que enmarcaron en un espejo de bolsillo y estuvo con ella durante años pero entre todo el caos de ese día lo perdió. No recordaba cuando fue la última vez que lo sintió entre sus manos pero esperaba haberlo perdido en el instituto, si tenía suerte podría estar en alguna parte de la sala de comité estudiantil.

Si tenía suerte.

Pero la suerte no existía.

—Siempre he pensado que los recuerdos son más importantes que las cosas materiales —comentó mientras entraban a la tienda para comprar la comida del perro—. Esos son difíciles de perder.

—A no ser que tengas un accidente de telenovela y pierdas todos tus recuerdos —bromeó Laini soltando una carcajada forzada. Su rostro aún seguía rojo por el llanto pero estaba siendo fuerte y sentía que la admiraba conforme más tiempo pasaba con ella—. Pero no importa, los recuerdos con el tiempo también se desgastan y lo peor es que inconscientemente empiezas a alterarlos a tu conveniencia.

—No lo había visto de esa forma —comentó tomando un costal pequeño de comida para perro. Se quedó observando la etiqueta y lo devolvió a su lugar.

—¿Por qué no llevas ese? —le preguntó Laini haciendo una mueca graciosa.

—El perro es de raza pequeña, no puedo darle comida para grande o podría hacerle daño —respondió tomando la adecuada.

—Si fuera mi perro probablemente le habría arrojado un plátano para que comiera, no habría pensado en si es comida adecuada para su tamaño o no —comentó cruzando los brazos.

—Pues qué bueno que no es tú perro —le respondió colocando una mano en su hombro para girarla en dirección a cajas y pagar—. Por cierto ¿quieres algo en especial para cenar?

Laini inmediatamente se detuvo para voltear a verlo, aquella felicidad que era común ver danzando en sus ojos estaba ahí de regreso, pudo jurar que el color rojizo de sus rostro ocasionado por el llanto se desvaneció en segundos para convertirse en uno rosa decorando su expresión juguetona.

—¿Me estás invitando a cenar? —preguntó con una sonrisa traviesa.

Él pasó la comida del perro de un brazo a otro antes de asentir.

—No pienso dejar que vayas sola a tu casa y seguro no me darás tú dirección para llevarte así que la opción que sigue es ir a mi casa —comentó como si no importara aunque la expresión de la cajera lo hizo sentir incómodo. Era obvio que los estaba viendo a ellos pues eran las únicas personas dentro de la tienda y probablemente no se veía muy bien que un hombre de traje estuviera hablando con una chica vestida de uniforme escolar sobre ir a la casa del otro.

Aunque debería dejar de pensar en si los demás los veían bien o no.

—Todas tus suposiciones son correctas, así que quiero cenar rollos california —respondió empezando a empujarlo para apresurarlo.

Pagó la comida del perro y dos barras de chocolate para salir junto a Laini que parecía haber olvidado todo lo anterior pues estaba saltando contenta al dirigirse a su automóvil. Como ya era costumbre la ayudó a subir y después entró él. Le ofreció una de las barras de chocolate y ambos las devoraron hasta llegar al pequeño restaurante de comida japonesa.

30 días para enamorarmeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora