-Fui al baño y luego fui a ver que habría hoy en la cafetería-

El profesor Woodhouse me mando una mirada de desaprobación, pero en parte era cierto, yo había estado en la cafetería, bueno en el techo de esta.

-Hoy habrá hamburguesas-

El profesor levantó una ceja y me envió a mi asiento.

-Se quedará diez minutos de su recreo en el salón-

¡Diez minutos!, hoy no podía haber tenido peor castigo, tenia que ver a los chicos para hacer historia. Hoy le haríamos una broma a todos los profesores. Habíamos planeado esto desde hace más de un mes, y no se arruinaría por mi culpa.

Cuando la campaña sonó todos los alumnos salieron del salón, todos menos yo.

El profesor sacó uno de sus aburridos libros y lo empezó a leer, mientras yo veía fijamente el reloj, los segundos eran cada vez más lentos. ¿Qué estarían haciendo los chicos en este momento? me pregunte mientras las manecillas se movían. Solo tenia que esperar seis minutos más y podría salir.

-Profesor Woodhouse- lo llame.

Subió la vista de su libro para poner su atención en mi.

-¿Puedo irme ya?-

-Piensa que después de tomarse un pequeño recorrido por la escuela la dejare ir con los demás, estas muy equivocada-

-Escuche que no habían hecho muchas hamburguesas y no quiero quedarme sin comer, (mentí)-

El profesor bajó la vista a su libro mientras zapateaba al compás de la aguja del reloj. Solo faltaban cuatro minutos para que pudiera salir con los chicos.

-Señorita Bennet se puede marchar. Pero solo por que no quiero quedarme sin comer-

Eso era lo bueno de tener un profesor con hambre en el salón. Salí corriendo escaleras abajo hasta encontrar a los chicos.

-¿Dónde estabas?- me preguntó Brent.

-Tuve unos problemas con el verrugoso Earl- dije tratando de recuperar el aire.

-Les dije que llegaría- dijo Zac.

-Manos a la obra- dijo Marcus.

Sacó de su lonchera dos latas de refrescó y mentos.

-Summer, Rich y Zac se van al patio mientras que Brent, Marcus, James y Yo nos quedamos- dijo mi hermano.

-Sincronicen relojes- dijo James.

Todos juntamos las manos para poner nuestros cronómetros. Los relojes de los chicos eran iguales, azules con una raya negra en la correa, mientras que el mío era verde con una línea rosa. Aunque siempre me junte con chicos mi sentido de la moda nunca me dejo. Teníamos exactamente siete minutos para que el plan empezara. Rodeamos el edificio principal hasta llegar al patio donde los demás alumnos jugaban a la pelota o con las cuerdas de saltar.

Teníamos cuatro minutos de sobra para abrir la ventana del salón de profesores y lanzar nuestra pequeña bomba al interior, donde al mismo tiempo los demás harían lo miso pero desde la puerta. Zac era el mejor en abrir la ventana con ayuda de un fierro viejo que dejamos junto a unas macetas.

-Vamos Zac- dije al ver que nos quedaba un minuto.

-Ya casi- dijo Zac moviendo el fierro por la cerradura de la ventana.

-Treinta segundos- dijo Rich.

Un click sonó y Zac nos mando una media sonrisa a ambos. Ahora teníamos que esperar para lanzar las latas de refresco con los mentos al interior del salón de profesores y esperar a escuchar sus gritos.

-¿Listos?- nos preguntó Zac al abrir la lata.

Recuerdo haber tomado la mano de Rich y apretarla con fuerza para esconder mis nervios, me pare de puntitas para poder observar por la ventana. Zac se quedó viendo nuestras manos hasta que todos los relojes sonaron.

-¡Ahora!- le dijo Rich,

Zac metió dos mentos en la lata y la lanzó al interior.

-¡aaaah!- escuchamos gritar a los profesores.

-¿Ahora que hacemos?- dije al escuchar los gritos y maldiciones de los profesores .

-¡Corran!- dijo Zac mientras salía disparado por el patio.

En ese momento Rich y Yo corrimos tras de él con el corazón en la punta de la lengua. Corrimos sin parar hasta haber rodeado el edificio. Todos nos echamos a reír imitando a los profesores. Al poco tiempo llegaron los otros. Llegaron cargando a Marcus que había sido el de la idea.

-Haremos historia con esto- dijo James que brincaba sin parar.

Después de eso fuimos a la cafetería a probar las hamburguesas con queso. Siempre recibía extrañas miradas de las chicas de mi generación cuando me sentaba con los chicos. Digamos que no era normal ver a una chica de nueve años con los de once años, y menos si todos eran hombres.

Al terminar el recreó nos fuimos a formar con nuestros grupos esperando marcar historia en la escuela. El director Murphy llegó y dijo por el altavoz en la mano sobre la broma que habíamos cometido.

-Haremos una extensa búsqueda hasta encontrar a los culpables y los castigaremos- dijo el director.

Me gire para hablar con Ann, mi compañera de clase. Ella y yo nos llevábamos muy bien, ambas por el echo que no teníamos amigos en el salón. Yo por que me juntaba con los chicos y no necesitaba a nadie más, y Ann por que sus amigas estaban en el otro salón. Así que éramos amigas de clase.

-Debiste ver la cara de los profesores cuando se bañaron en refresco-

-¿Fuiste tu?- me preguntó.

-Yo y mis amigos- dije muy orgullosa de mi.

-Si no los descubren serán leyenda- me dijo en secreto.

Por ser una escuela muy vieja tenia muchas leyendas. Todas sobre diferentes bromas que los alumnos han impartido.

Todos los alumnos sabemos cuales son las leyendas y ser parte de una era nuestro sueño.

Sueño....

Abrí un ojo al sentir como alguien me colocaba una cobija sobre el cuerpo. Gire la cabeza para verlo caminar hacia la puerta, donde se paro y me guiñó el ojo antes de cerrar la puerta detrás suyo.

Esperen un momento el no era Alex..... esos ojos color miel eran de ....

¡Zac!

My brother's best  Friend (español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora