Alice I

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Viendo las memorias puedo entender que no es la Tierra en donde me encuentro...

Primero me centraré en mi identidad, ya luego pensaré en el lugar.

Alice tiene 16 años, pertenece a una familia noble de alto rango social, la familia ducal Silmetoro. Es la menor de seis hermanos y su madre falleció tres días después de su nacimiento debido a problemas relacionados con el parto.

Parece que todos los detalles de su vida, los puedo recordar perfectamente, incluso a su madre.

La imagen de una mujer con un bonito cabello ámbar lacio, ojos de color semejante a la miel con un toque rosa, una expresión en el rostro tan dulce como esta y una sonrisa cálida, se grabó a fuego en mi mente.

Un sentimiento de seguridad y afecto me inundaron, sin embargo tan pronto la imagen se desvaneció este le siguió, en su lugar dejó un vacío frío en mi pecho.

Creo que la cara que tengo ahora mismo de no entender nada, es digna de un meme.

Al no estar su madre y su padre verse demasiado ocupado con el trabajo, fue criada por una nodriza, aunque su padre tuviera tiempo, no creo que lo hubiera hecho, no solo porque según el estereotipo de esta sociedad que él sigue, eso no es correcto, sino porque no parece tenerle mucho aprecio a Alice.

La criandera la cuidó bien, pero a pesar de tener toda su atención e incluso hacer lo mejor por ocupar el papel de madre que la pequeña carecía, no era su madre. La pequeña Alice no pudo evitar fantasear con ese cariño maternal que nunca tuvo ni tendrá.

Esto es algo que jamás había comprendido antes. Porque algunas personas así como ella, a pesar de tener a una madre que se preocupa y cuida de ellos, aun así quieren tanto a su madre biológica, jamás la conoció, no puede ni recordarla.

Si lo que sentí antes eran sus sentimientos, entonces creo que puedo entenderlo un poco.

En su quinto cumpleaños, se consideró que ya era lo suficientemente grande, se despidió a la niñera y se le asignaron sirvientas.

Esto no fue fácil para ella, de un día para el otro la persona más allegada a ella se va y la deja sola, sin su cariño ni amor, las sirvientas solo hacían su tarea sin involucrarse demasiado, la trataban bien y les tomó afecto al igual que ellas, pero no era lo mismo. Era una relación como de compañeros de clase, se tratan bien, pero en realidad no te interesa realmente lo que al otro le ocurra y en un momento difícil, no darías nada por él.

Poco tiempo después, se le asignó un profesor para cada materia, danza, música, arte, matemática, literatura, etiqueta y todo lo que una dama debe saber.

Tuvo la mala suerte de nacer en una familia conservadora.

Su rutina empezaba todos los días a las 5 de la mañana, una doncella debe levantarse junto con el sol, con los primeros rayos de luz arrimándose por el horizonte las sirvientas tocaban la puerta pidiendo permiso, luego de dar sus saludos, le ayudaban a asearse debidamente y vestirse eligiendo un vestido ideal para el día.

Con total elegancia debía dirigirse al comedor para desayunar junto con las demás damas de la casa, su padre y hermanos podrían dormir hasta las 10 si así lo deseaban y nadie les reclamaría nada.

En el camino de vez en cuando se encontraría con sus abuelos, su abuelo acompañaba a su abuela en el desayuno la mayoría de las veces, si bien su abuela Lizbeth ya tiene sus años y nadie diría nada si se levantaba un poco más tarde de lo habitual, se rehúsa a hacerlo, lo que junto con su irreprochable etiqueta varias sirvientas admiran.

Vida nueva, mundo nuevo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora