Capítulo 1: Salvé a Yisus, ya no necesito confesarme.

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Disclaimer: La mayoría de los personajes como las tramas en las que se basa este fic pertenecen a los creadores de The Walking Dead.

Nat

—Nat no podemos hacer esto.

—Hacer qué exactamente? Irnos a casa, llevar todo lo que encontramos, hacer feliz a nuestra gente?

Detuvo mis argumentos con esos ojos grises que parece que te perforan el alma, esa mirada tan noble que decía sabes de lo que te estoy hablando.

—No podemos dejarlo ahí, se convertirá en el almuerzo de esas cosas si no intervenimos.

Puse los ojos en blanco, amaba a Damon al igual que amaba a cada uno de mis chicos y miembros de la comunidad pero es que de todos él era el más cabezota, siempre dispuesto a ayudar y poner su cuello bajo la guillotina si con eso salvaba aunque fuera la vida de un gatito.

—Es un extraño, ya lo hemos discutido hasta el cansancio, no podemos ir por este mundo de mierda haciéndola de superhéroes o terminaremos con estos hermosos cuerpecitos en el fondo de un barranco o peor, en el estómago de esos estúpidos zombies.

Suspiró, y estuvo a punto de darse por vencido pero no, eso es algo que este hombre no sabe hacer.

—Y si no ayudamos a extraños, si no nos arriesgamos a conocer personas nuevas entonces ¿por qué estamos luchando realmente? ¿qué no este es nuestro objetivo? ¿hacer más, mucho más de lo que hacemos? Jefa, nuestra pelea no es por conservar esta tierra maldita sino por perdurar y construir juntos un mundo mejor del que nos arrebataron, este mundo de arriba es suyo... 

Señaló a los podridos que estaban por todos lados, rodeando a aquel tipo extraño que se defendía con cuchillos, sabía pelear de lo contrario ya estaría muerto.

—...pero el mundo de abajo es nuestro y es para todos los que tengan el valor de pelear por él. Si tú dices que no es digno de la oportunidad entonces solo vayámonos pero pregúntate dónde estaríamos todos ahora si no hubieras creído en nosotros en su momento. 

Lo miré y miré a todos los demás, Chloe y Jasper lo apoyaban, Denny y Dawson no tenían una posición negativa o positiva pero todos estaban de acuerdo en una cosa, era mi decisión.

—Maldita sea Damon, un solo rasguño en alguno y vas a terminar tú siendo el almuerzo. Chloe derecha, Jas izquierda, mellizos cuidennos las espaldas, Damon el idiota en medio de la horda es tu responsabilidad.

Abrí la puerta para salir de la casa donde estábamos alisté mis sables y me lancé a la pelea. Todos tomaron sus posiciones sin duda alguna y dispuestos a todo, como siempre que salíamos, todos sabíamos que podíamos confiar en el otro no solo porque éramos una familia sino porque cada uno de nosotros sabía hacer jodidamente bien su trabajo. En menos de 2 minutos acabamos con todos y Damon estaba al lado del tipo que nos había metido en eso. Antes que nada me aseguré de lo más importante.

—Reporte.

Todos se pusieron firmes y serios marcando las posiciones que les asigné, estábamos afuera, frente a un tipo que no conocíamos de nada, era tiempo de estar concentrados y alertas. Todos respondieron al unísono.

—A salvo.

Cambié mi atención al extraño que nos miraba con una curiosidad que hace demasiado tiempo no veía. Damon lo había desarmado, era bueno, excelente peleando pero Damon era mejor.

—Salvamos tu vida, te haré 3 preguntas si me satisfacen tus respuestas seguirá siendo tuya sino Bonnie, Clyde y yo la tomaremos como pago por nuestras molestias.

Sonrío al escuchar el nombre que le daba a mis sables para ese momento escurridos de sangre, muchos se habrían orinado ya del miedo pero él se mantenía con buen humor, ya empezaba a agradarme.

—¿Tienes una comunidad?

Me miró directo a los ojos y totalmente serio me contestó.

—No.

—¿Entre Damon y yo quién es más sexy?

Señalé a mi pelinegro amigo  que le sonrió con descaro. El extraño nos miró incrédulo ante la pregunta y titubeó un poco al responder pero lo hizo sin dejar de mirarme a los ojos.

—Damon.

—Te lo dije, el marcador me favorece, no hay nadie más hermoso y sexy que yo. 

Sonreí, vi a Damon con cara de esto aún no acaba y volví con el chico desconocido.

—Última pregunta, ¿cómo te llamas?

Sin mostrar sentimiento alguno me respondió, él entendía que había encontrado lo que buscaba y que mi decisión estaba tomada, solo le quedaba esperar el desenlace.

—Jesús.

Y pasó algo que no pasaba a menudo, lo miraba y vaya que le quedaba el nombre, era nuestro señor de pies a cabeza, reí ante esa idea.

—De acuerdo Jesús, vendrás con nosotros, si intentas algo en el camino morirás y espero no lo hagas porque ya que te salvamos seguro todos nuestros pecados han sido perdonados.

Me puse camino al auto y esa fue la señal de retirada, Damon dejó inconsciente al extraño y lo cargo para llevarlo mientras los chicos se encargaban de los suministros que recolectamos y de asegurarse que no nos esperará otra sorpresa. Ya había sido suficiente por un día.





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