Ah...–Suspiró, al sentir cómo otro de sus dedos invadía su intimidad. –Christian... Te quiero sentir adentro. Te deseo. –Le dijo. Y, sus ojos se oscurecieron aún más, como si aquello fuese posible. Volvió a besarla, con pasión, deseo y ferocidad, mientras ella se encargaba de tocarlo por encima del pantalón, dándose cuenta de la magnitud de su deseo.

Un mes, Anastasia, un mes. –Alcanzó a decirle entre besos, mientras Anastasia se encargaba de liberar la potente erección de Christian, comenzando a acariciarlo de arriba hacia abajo. Él volvió a besar su cuello, Anastasia maniobró, quitándose sus bragas y sentándose sobre el miembro de Christian. El suspiro de gozo por parte de los dos no se hizo esperar, así como tampoco los movimientos por parte de ambos... Al parecer aquel mes de abstinencia solo había aumentado sus deseos. Christian colocó sus manos a cada lado de la cintura de Anastasia, mientras que ella guiaba el ritmo de sus movimientos... El ritmo comenzó a aumentar, al igual que sus respiraciones y los gemidos por parte de ella, aquellos gemidos que solo lograban aumentar la excitación de Christian; aquello indicaba que estaba haciendo bien su trabajo.

Después de unos cuantos minutos, Anastasia se desplomó sobre el pecho de Christian, mientras él seguía estremeciéndose en su interior.

Había sido algo tan maravilloso y sublime; no solo se habían unido en cuerpo, también habían unidos sus almas.

**

El peso de un brazo estaba sobre su cintura, sus piernas estaban enredadas con algo más... Abrió los ojos, alarmada, dándose cuenta de que Christian la tenía abrazada, y recordó que ayer se había mudado. El brazo de él cruzaba por toda su cintura, sus piernas estaban enredadas con las de ella y tenía la cabeza enterrada en su cuello. Anastasia intentó zafarse delicadamente del abrazo, pues se estaba asando viva; pero aun dormido, Christian la abrazó más fuerte, evitando si quiera que se moviese. Ella sonrió ante aquello, echando la mano hacia atrás, tocándole el cabello. Disfrutó de quedarse entre sus brazos por unos momentos más.

Anoche habían recuperado el tiempo perdido. Se podría decir que Anastasia no volvería a ver la sala sin sonrojarse... O el pasillo, por ejemplo. Christian había estado totalmente insaciable... Y ella tampoco había sido una excepción. Su cuerpo parecía encajar y amoldarse perfectamente al cuerpo de él. Cada centímetro, cada milímetro de su cuerpo pedía a gritos las ardientes caricias de Christian y las manos de él parecían contentas de atender aquel pedido.

Se mordió el labio al recordar cada una de las ardientes palabras y cosas que habían hecho y dicho anoche. El solo recordar la hacía ponerse de mil colores.

La mano de Christian comenzó a moverse. Al principio Anastasia pensó que sería un simple movimiento, un movimiento mientras estaba dormido; pero al sentirla sobre uno de sus pechos, y sentir cómo ejercía cierta presión, supo que Christian se había despertado. Decidió hacerse la dormida, cerró los ojos pero sabía que aquella sonrisa de picardía la delataría ante él.

Los labios de Christian se posaron sobre su cuello, comenzando a plantarle varios besos húmedos, mientras su mano se metía debajo de la camisa, comenzando a tocarla, piel con piel. Anastasia seguía haciéndose la dormida.

Creo que sé cómo despertarte... O que dejes de hacerte la dormida. –Christian se colocó encima de ella, comenzando a hacerle cosquillas, Anastasia comenzó a carcajearse, mientras se retorcía debajo de él. Apenas y podía hablar debido a la risa. Christian siguió torturándola por unos minutos más, hasta que se detuvo, quedando encima de ella, Anastasia pasó los brazos por su cuello, dándose cuenta de que sus piernas estaban enredadas de nuevo.

–Linda forma de despertarme, vida. –Le comentó, mientras le acariciaba la mejilla, cubierta por una leve barba. Christian restregó su mejilla en contra de su mano, plantándole un beso en la palma.

Las Heridas Del PasadoKde žijí příběhy. Začni objevovat