Guerra

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Osomatsu-san no me pertenece, solo uso sus personajes con el fin de saciar mi pasatiempo.  

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El significado de «sin vergüenza» nunca apareció en su vocabulario, sabía que podía sentirla solo cuando la situación lo amerita, pero a lo que venía siendo en su persona como el de lucir su perfect fashion o su personalidad dolorosa no tenía problema con ello.

Una vena se hinchó en su cabeza al ver la poca pena de Ichimatsu al jalarlo de un brazo, pero seguía inerte. No porque lo quisiera, en serio quería salir corriendo, pero su otro brazo la tiene otra persona.

Al fin que ya no tenía la presión en ambas extremidades de su cuerpo se dio la tarea de huir hasta casa, dejando a dos personas discutiendo.

¿¡Por qué coño le ocurrían este tipo de cosas!?

Para retomar los hechos, tuvo que recordar esta mañana. Ese día no iría a trabajar, pero como buen madrugador alisto sus cosas; luciendo sus shorts y una sudadera agarro su bolsa deportiva.

Okay! It's good day para pescar—se alabó en el espejo y sin más se alejó de la casa con la idea de que todos están dormidos.

Debió de asegurarse sobre eso.

Jyushiko elevó su mano y ella con cortesía le respondió el gesto, era lindo verla con ese vestido hasta las rodillas y con un lindo sombrero.

—Hoy pescamos~—anunció emocionada la rubia.

Sonrió con ternura, ella era tan linda; pero no se debía de fiar de las primeras impresiones. Algo que aprendió, fue que muchos la llamaban zorra por su manera de vestir y de expresarse, pero había visto esa dulce y tierna parte de ella desconocida de los demás.

—Kara-kun ¿Cuál es su sueño?—le gusta la trivialidad de esa mujer.

—Mmm...—medito su respuesta.

—No creo que quieras seguir trabajando de maid o ¿querrás un trabajo parecido?—se puso roja al sentir un dedo en su mentón.

—Para—ordeno divertida al apartar la mano—Podría ser stripper para satisfacer los ojos de todos mis fans...

—No es justo. Yo solo puedo verlo—se acercó de nuevo a ella.

—O locutor, mi voz complaciente llenaría los corazones de todo Japón.

—Eso está mejor—río la morena y le besó en la mejilla.

Pero al separarse ambas caras estaban juntas, Karako agarró su mentón y tuvo la intención de finalizar el espacio; si un gato no hubiera marcado la distancia.

— ¿¡Qué fue eso!?—chilló la rubia.

— ¿Nyanko?—susurró la azabache.

No había silencio por los temas de conversación y si los había eran agradables por el sonido del viento. Claro que lograron premios por su paciencia al tener una cubeta de pececitos.

—A este le llamare Karachu—abrazó la cubeta como una infante.

Una gota corrió por la cien del doloroso; era básicamente como él con unas escamas azules brillantes.

—Es un buen pez, My girlesta solo asintió con un sonrojo de felicidad.

Era su segunda oportunidad.

Se acercó, pero algo estampó su cabeza; al recuperarse del fuerte golpe se dio cuenta que fue un ramo de rosas.

— ¿Qué estás planeando, Kusomatsu?—habló una voz que reconocería en cualquier parte.

— ¿Ichimatsu?—ladeó la cabeza.

Le miró de pies a cabeza, se paró; revisó su temperatura, también la suya y de pasó la de Jyushiko.

—No hay fiebre.

—Claro que no lo hay, idiota—gruño el morado con un sonrojo.

—Entonces...

— ¿Entonces...?—se cuestionaron ambos rivales.

— ¿Por qué la ropa?

Ichimatsu tenía una camisa arremangada hasta los codos, chaleco sin abotonar morado y una corbata floja; para variar su cabello para atrás. Se notaba que se vistió con las prisas por su usual pans y sandalias.

—Me debes una cita—habló con seducción.

— ¿Eh?

—Estabas enferma, y dijiste algo sobre compensarlo...

Iba hablar sobre no recordar mucho, pero la morena intervino.

—Creo que eso puede ser después, ahora yo estoy con Kara...

—Yo no pedí tu opinión, solo voy a llevarme a Kara y tú te vas a casa.

—Pues no veo que diga algo respecto a ti—agarró su brazo y la apego más ella.

—Yo tengo derecho de antigüedad, zorra barata—como respuesta Ichi jaló también su brazo.

El azul tragó en grueso, y volteo a ver a su acompañante cambiar de expresión, ella quería aguantar esas palabras; pero no lo logró.

—No puedo creer que sea tu hermano—exclamo con lágrimas.

Dejó el agarre y corrió lejos del par.

— ¿Pero qué diablos te pasa?—le gritó— ¡Jyushiko, espera!—se zafó y persiguió a la rubia.

Consiguió alar de su mano y darle un abrazo para consolarla, le dio besos en la frente para calmar el llanto que poco a poco cedía; Ichimatsu era espectador de esto.

Ver eso, le recordó a sus días de secundaria donde el doloroso era su hombro de apoyo, tal vez lo mejor era retirarse y dar al fin el corazón de Karamatsu a alguien más, dio media vuelta y echo un último vistazo.

La escena parecía de película, pero la llorona rubia lo observó por el hueco del cuello, sonrió con maldad para enseñar un dedo.

Esa hija de perra.

A la mierda el tacto, volvió a jalar a Kara, él se iba a ganar limpiamente el amor del azul. La discusión volvió con muchos insultos y bastantes jalones de brazos; cuando tuvo oportunidad por fin logró escapar.

— ¿Cierto?—vociferaron en la dirección de la azabache.

Pero ya no estaba, se vieron con odio.

—No deberías hacerlo, él quiere tener una persona que lo valore y creo que ya perdiste hace mucho tiempo, cuñado~—canturreo sin perder su sonrisa.

Ichi sintió los pelos de punta, ese tono de voz le recordaba mucho al quinto junto con ese gesto cuando está enojado o no quiere perder ante nadie. Sabe que hizo muchos trucos sucios para lograr que Karamatsu se enamorara...

Pero hablamos de Karako, era una parte de él; sin quererse ilusionar, egoísta y sin querer mostrar sus debilidades, pero al final lloraba por todos los hechos. Era una parte de su hermano que oculta con celos y él casi nunca pudo ver; era la oportunidad donde ponía a prueba su amor, enamorarse de defectos.

—Escucha, yo no voy a ceder—declaró el inicio y se marchó.

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KarakoWhere stories live. Discover now