Capítulo 4

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Cap. 4

Spencer Scott, había salido con el propósito de ir a comer, pero una vez en el auto hizo que el conductor se acercara por la zona donde sabía que estacionaba Madison; vio cuando las otras secretarias la acosaban y le ordenó al hombre al volante que encendiera las luces y sonara la bocina; todo se arregló rápidamente y la chica se fue en su viejo auto probablemente a comer; entre tanto, él llamó al encargado de vigilar a Madison y le encargó que estuvieran más pendientes en el estacionamiento; después de cortar, hizo otra llamada para ordenar que se reubicara el espacio e estacionamiento de la señorita Arms, como correspondía a una asistente de contabilidad. Después de eso regresó al ascensor y fue directamente al veinteavo piso, al departamento de contabilidad; revisó el despacho que sabía era el de Madison, permaneció solo unos minutos allí y salió, en el módulo de secretarias se encontró con dos de ellas que permanecían todavía en el lugar

- ¿alguna de ustedes me puede informar cual es la secretaria de la asistente del señor Casares?

- soy yo señor – respondió una de ellas de al menos 45 años

- bien, acompáñeme por favor – la mujer lo siguió retirándose del lugar, hacia la zona de ascensores – le voy a dar este número, es mi número privado; no se lo puede dar a nadie, prométalo – la señora sacudió la cabeza de arriba abajo algo nerviosa, sabía que ese hombre era alguno de los socios aunque no estaba segura de cuál de ellos – bien, lo que quiero que hagas es que me informes de cualquier inconveniente que tenga tu jefa, es decir, si alguien la molesta o la agrede de alguna manera, llama por favor pero no le digas a ella nada de esto ¿te queda claro? – La mujer asintió – si veo que haces bien tu trabajo, te aseguro que habrás conseguido en mí a un buen amigo que sabrá recompensarte – la dejó allí pensativa, sentía alivio de que se fuera pero también del ofrecimiento. Justo estaba el hombre entrando al ascensor privado cuando uno de los particulares se abrió dándole paso a su jefa

- señorita Arms ¿tan pronto de regreso?

- si señora... - no recordaba el nombre de su secretaria

- soy Celine señorita, Celine Howard

- señora Howard ¿ya comió usted?

- si señorita, pedí unos emparedados de atún; no puedo salir, el empalme es demasiado demorado

- la entiendo, por esa razón regresé pronto ¿quiere venir a mi despacho y echarme una mano?

- para eso estoy aquí

Fueron juntas dedicándose de inmediato a lo que les ocupaba, logrando adelantar mucho del trabajo acumulado por la otra asistente; ese día todo transcurrió sin más contratiempos; Madison firmó el nuevo contrato y le liquidaron el anterior con sus prestaciones. Al terminar su jornada fue al estacionamiento; había olvidado que a medio día el encargado le había comunicado cuál era su nuevo lugar para aparcar; ese olvido le ocasionó un desagradable encuentro; Stuart y otros dos de sus acosadores se le acercaron para molestarla

- ¡miren a quien tenemos aquí! – su ex jefe estaba más calmado que cuando se la llevaron en la mañana – ¿nos vas a contar que fue lo que hiciste? ¿Encontraste un mejor partido en la empresa eh? ¿Quién es? ¿Batkins tal vez?

- déjeme en Paz Stuart, ya no puede seguir acosándome, no está en condiciones de amenazarme, ya no dependo de usted

- te equivocas, mañana tengo una cita con el mismísimo señor Finley, uno de los más importantes socios de la firma; te aseguro que te haré volver, ya tengo todo planeado – pero cuando Madison fue a responder, aparecieron dos hombres algo intimidantes

MI PERFECTO EXTRAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora