Cap. 2

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...Hay tanta bestia suelta por ahí, que aparenta un alto grado de refinamiento y clase...


Madison se levantó con un poco de incomodidad y corrió hasta la sala, justo para ver como el lujoso auto se alejaba; le puso el cerrojo a la puerta, fue a la cocina por un vaso de agua y entonces si regresó a su cuarto. ¿Se arrepentía de lo que había hecho? Tal vez, solo un poco; pero por lo que había investigado, no le había ido exactamente mal; bajo su criterio, el desconocido, había sido la perfecta elección; se metió bajo las mantas y poco a poco fue entregándose al descanso, con una sensación de calma y satisfacción que no lograba entender.

Spencer Scott, sentado en su Bentley, reconocía que haber cedido a la extraña proposición de una de sus empleadas, que no sabía que lo era; no había sido quizá la decisión más acertada de toda su vida ¿lo había disfrutado? ¡Oh sí! Había sido sencillamente revelador, si pudiera seguiría allí, tomando de ella todo su delicioso néctar, y dándole tanta pasión como fuera capaz de brindar; pero por ahora, debía saber, necesitaba saber el porqué de aquello; sí que había sido bueno, pero él no lo dejaría por la paz, averiguaría que había llevado a esa joven a hacer semejante disparate; tomó su móvil y marcó un número, hizo un par de averiguaciones y luego, hizo otra llamada

- ¡Carl! Necesito un par de hombres para que sigan a una chica, su nombre es Madison Arms, te enviaré su dirección por mensaje; deseo que no la pierdan de vista en cuanto abandone su casa y su lugar de trabajo; que sean profesionales, no los puede descubrir, y ella no debe verse en peligro en ningún momento, ni por ellos ni por otras personas; quiero que me tengas informado de lo que descubran, cualquier cosa sospechosa la debo saber – el hombre al otro lado le respondió que contara con ello, cortaron y entonces marcó otro número - ¡hola Matt!

- ¡Spencer, amigo mío! – Respondió el otro – ¿a qué debo el honor?

- necesito un favor importante, no me lo niegues

- ¿de qué se trata?

- me urge vigilar a alguien, necesito saber que habla y con quien – el otro dejó escapar una risotada

- ¿se puede saber quién es? ¿Apuesto a que es una chica?

- sí, es una chica; pero no te imagines cosas, es solo que sospecho algo, ella trabaja para mí, aunque ella no lo sabe

- bien te creo ¿Qué quieres que haga?

- trae tus cosas, necesitaremos poner una cámara en los lugares donde ella trabaja, por donde se mueve; también un par de transmisores en la oficina y en su casa; el de la casa lo pondrás mañana, lo de la oficina debe ser ahora; te espero en Scott & Finley

Cortaron y Spencer condujo sin demora en dirección al edificio que desde luego, era de su propiedad; la firma como tal, tenía varios importantes socios, pero el inmueble era de Scott. En la entrada principal, un hombre de buen porte y con una diferencia de edad con respecto a él de solo unos meses, le esperaba; tan solo estrecharon su mano y Spencer le guio al sótano, a las oficinas de archivo; en el lugar trabajaban 10 personas, 4 hombres, 6 mujeres, 5 de ellas eran secretarias, adjudicadas a funcionarios más importantes

- ese es su escritorio – le señaló Spencer a su amigo que se apresuró a instalar una micro cámara en un pequeño jarrón de flores falsas e instaló dos micrófonos que apenas se podían distinguir – tuve que despertar al de personal para que me informara de quien es su jefe inmediato; esta es su oficina

- ¿sospechas alguna traición? ¿Un desfalco o algo así? Podemos investigarla para ti, lo sabes – dijo Matt Butler entrando tras él a dicha oficina

MI PERFECTO EXTRAÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora