- A - (Barreras del idioma)

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~ Barreras del idioma, o la falta de ellas~



Youngjae era un chico dramático, aun si el intentase verse casual y despreocupado cualquier cosa que ocurría en su vida parecía aumentarse en su mente volviéndolo todo un caos. Había empezado de joven con cosas simples, regaños menores que su madre le daba cuando el rompía algo o simplemente decía malas palabras, su madre parecía tener un centenar de regaños preparados para cada ocasión.

-¡hyung!- había gritado en cuanto su madre lo libero, el regaño ese día había sido un poco más severo dado la ocasión. Aun así el pequeño Jae corrió hacia su amigo haciendo un tierno puchero- ¡hyung!- volvió a gritar cuando noto que este no le prestaba atención.

El más grande alzo la vista hacia él, había permanecido en las hamacas por casi una hora y temía que si se levantaba alguno de los chicos que corría a su alrededor por el pequeño parque se la quitase, y él amaba las hamacas.

-¿Qué paso Jae?- para su corta edad de siete años el pelinegro parecía más serio, su personalidad juguetona y casi payasesca desaparecía cuando veía a su pequeño ángel gimotear- ¿Qué ocurrió con tu ropa?

Una mirada al pequeño cuerpo hizo ampliar sus ojos. Jae llevaba sus pantalones cortos y remera completamente embarrados, suspiro recordando como éste saltaba momentos antes en los charcos que se encontraban a un lado del cajón de arena, la lluvia de la noche anterior había dejado su huella.

-¡omma me grito! Dijo que JAMAS me dejara volver al parque a jugar- estiro sus brazos abriendo sus pequeñas manitas y moviendo sus dedos, como si intentase tomar algo- ¡nunca más! ¿Oíste hyung? no podré verte más.

-¿Por qué tu mama dijo eso?- pregunto poniendo su rostro de lado, la señora Choi era algo seria pero no parecía ser mala, siempre le daba galletas y eso la hacía buena a sus ojos.

-¡porque me caí! Yo no quería pero Mark- solto señalando al chico que saltaba a la soga a lo lejos, este reía mientras dos pequeñas niñas de coletas hacían girar la cuerda- me empujo ¡así, pum!- tiro sus brazos hacia adelante haciendo el ademan con sus palmas abiertas- y ella me vio se enojó ¡me grito hyung! Ahora no me dejara venir y no podré verte más, y me hare viejo y no seré tu amigo ¡la odio!

Jackson, que había permanecido en silencio con ambas manos sujetando las cuerdas de su hamaca negó, no le parecía algo que la señora Choi haría.

-seguro lo dijo en broma, ella no lo haría, es buena.

-¡no lo es! –Solto casi gritando haciendo que el mayor se sobresalte- no me deja comer caramelos y dice que soy un revoltoso.

-pero Jae, lo sos- pestañeo dos veces notando como su amigo pasaba de la sorpresa a la tristeza en un corto tiempo. Sus rasgados ojos volviéndose casi invisibles y los lados de su boca cayendo rápidamente.

-no te importa, no te importa no verme, sos malo hyung

Jackson resoplo sintiéndose cansado, su amigo era divertido y agradable pero a veces requería mucho cuidado. Se puso de pie apartándose de la hamaca y estiró sus brazos hacia este, Jae lo vio un momento moqueando de forma algo repulsiva- a ojos del mayor- alzo su sucia manita limpiando su nariz, Jackson decidió no ver las manchas de barro que aparecieron en el rostro de su amigo por la acción. Tras unos segundos el menor se tiró contra él, sus brazos exageradamente abiertos se pegaron a la cintura del pelinegro tirando de éste para un apretado agarre.

-manchaste mi ropa- se lamentó- mama se enojara- sintió al menor removerse en sus brazos y negó, acomodo sus brazos en el menor devolviéndole el gesto.- cuando vayas a tu casa vas a tener que bañarte Jae, estas todo sucio –el menor solto su característica risa, fuerte y alegre que lo hacia sonreír.

Between you and meWo Geschichten leben. Entdecke jetzt