CAPÍTULO 1

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Manhattan, Nueva York.

—Joven Terrence, ese niño, lleva su sangre —expresó Riley con seriedad, e intentando que Terry dejara su indecisión a un lado, añadió—. Usted, es el único pariente cercano que le queda.

—Estoy seguro de que no es así, yo no puedo ser el único pariente, ¿qué hay de la familia de su madre? —preguntó el actor con molestia—. Según recuerdo, ella tenía hermanos y hermanas en Londres.

—Ninguno de los hermanos de la fallecida duquesa está disponible. La mayoría de ellos han huido de Inglaterra —El hombre le miró con ojos suplicantes y sin quitar el dedo del renglón, pidió—. Sea bondadoso joven Terrence. Permita que su hermano, Angus, se quede aquí en Manhattan. Al menos deje que lo haga, hasta que pase el peligro y pueda enviarlo a un internado.

—¿En qué mundo vive, Riley? ¡Esta ciudad no está exenta del peligro! Usted no lo sabe, pero mi prometida murió hace un mes, a causa de la misma enfermedad por la que murieron mi padre y su familia. Además, el gobierno estadounidense ya entró en el conflicto, ¿quién nos asegura que esto no va empeorar?

—Lamento mucho su pérdida... —dijo Riley, apenado y después de unos segundos de silencio dijo—. Sé que usted debe estar exhausto después de todo lo que ha vivido, pero, le pido que intente cumplir con la última voluntad de su padre. El duque fue quien pidió que usted se quedara a cargo del niño. Eso era todo lo que él deseaba.

—Riley, de verdad lo siento. Sin embargo, es imposible que yo me quede con ese niño. No puedo hacerme cargo de él. No tengo el tiempo suficiente para atenderlo, ¡ni siquiera puedo hacerme cargo de mí! —exclamó, consciente de los demonios que aún lo atormentaban.

Riley Coxon observó al joven y  lo retó con la mirada, dispuesto a jugar su ultima carta.

—Entonces, ¿esa es su última palabra? ¿No quiere hacerse cargo de su hermano?

—Ese niño no puede, ni debe quedarse a mi lado. Yo no soy un buen ejemplo para él.

—El duque no lo creía así.

—Riley eso es absurdo, el duque y yo no podíamos ni vernos... ¡Ese hombre no soportaba mi estilo de vida! ¿Cómo es que me confió a su hijo? Sencillamente no lo comprendo.

—Su padre confiaba en usted, Terrence. Él le amaba profundamente y estaba muy orgulloso de sus logros.

—No me diga... —respondió el actor sonriendo de forma burlona, para después hacer un movimiento de negación con su cabeza.

—Sí joven, sí se lo digo. Pero, en fin, como ya no tengo más tiempo que perder. Me marcharé y no lo molestaré más. —Riley sacó otro sobre de su portafolio y continuación pidió un último favor—. Al menos, ¿puede decirme cómo puedo llegar al ogar de Pony? Sé que se encuentra en Indiana, pero, ¿hacia dónde debo ir exactamente?

Los ojos de Terry se abrieron con sorpresa y de inmediato, preguntó:

—¿Qué tiene que ver el Hogar de Pony en todo esto?

—La señorita Candice White, es la siguiente en la lista —recalcó Riley—. El duque de Grandchester, la colocó como tutora también. La señorita White, era su segunda alternativa. Según me dijo él, ella trabaja como profesora en aquel lugar.

Terry negó de inmediato.

—No... Candy, es enfermera y trabaja en Chicago —rectificó, recordando la vez en que la observó de lejos, junto a los niños de la Clínica Feliz.

—No es así. Según las investigaciones, ella dejó Chicago y se encuentra radicando en el Hogar de Pony.

—Como sea... Candy ya tiene suficiente con los niños del hogar —aseveró Terry con decisión—. ¡No podemos ser tan desconsiderados y llevarle a otro niño!

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