El inicio de un triste cliché

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     Suspiro y salgo de la casa, no soporto más a mi hermano y sus líos amorosos, espero que supere esta etapa pronto o terminaré por mudarme, no soporto verlo, ni salir de caza con él, prácticamente no lo soporto a él.

    No entiendo por qué tiene tantos problemas con todo, tan sólo tiene dos opciones asique no debe serle tan difícil tomar una decisión y vivir con esas consecuencias. En vez de eso se quedarse en casa deprimido y sin hacer nada, sólo emborrachándose.

    Por suerte manejar la lancha siempre me relaja bastante, por lo que para cuando llego a la pequeña isla mi mete está totalmente centrada en mi objetivo y no en las bobadas que hace, o deja de hacer, mi hermano.

    Al menos una vez por semana debo venir a este lugar en busca de alguna de estas desgraciadas arpías así que conozco la ubicación de todas y cada una de las casas, no obstante, esta en particular me cuesta un poco porque generalmente no la usan. No está tan destruida como el resto y las macetas que están apoyadas sobre un bote le da un aspecto muy lindo y original a la entrada, lo cual las brujas negras no les gusta. Ellas son sanguinarias, no quieren que las asocien con flores en un bote.

    Cuando llego me detengo en la puerta unos segundos, normalmente lo hago para ver si puedo oír algún ruido que me permita ubicar a mi blanco, no obstante, en este caso es por curiosidad, para escuchar la conversación que transcurre dentro de la vivienda "abandonada".

    —¡Debes irte! —Me acerco más a la puerta para oír mejor la dulce voz— Este lugar es para que las brujas de buen corazón se refugien en sus días de debilidad, no para que ustedes se escondan de los cazadores, harán que ellos sepan que pueden buscarnos aquí. Ustedes deben asumir las consecuencias de sus actos y no ponernos a las demás en peligro.

    Una carcajada atronadora y burlona se siente a través de la madera.

    —¡Por su culpa nos persiguen a todas, incluso a las que no hemos hecho...!

    Espero unos segundos a que la dulce voz regrese pero no pasa así que decido entrar, sin entender por qué no tomo las precauciones que debo, simplemente pateo la puerta que sede y cae al piso con demasiada facilidad. Levanto el arma y observo la escena.

    Una joven de piel aceitunada y cabello marrón claro está en el suelo, sobre un charco de sangre e inconsciente. Mientras, sobre ella hay otra joven que ríe de una forma bastante tétrica.

    No tengo que pensarlo mucho, antes de que la loca note mi presencia le disparo, ella cae a un costado y sigue riendo por unos segundos.

    Me estremezco por la escena y su incesante locura ¿Cómo puede seguir riendo si está muerta?

     Apunto mi arma a la otra chica pero no disparo, en su lugar la observo con más detenimiento. Es hermosa, no tiene nade de especial, ni siquiera una figura deseable, pero es hermosa, es más, es la chica más maravillosa que he visto en mi vida y he visto muchas y de cientos de nacionalidades... Pero ninguna, jamás se ha comparado con ella.

Anastasia y el mundo de él (#1)Where stories live. Discover now