-¡Eh Newman! ¿te gusta este pueblo? – le preguntó a su amigo.

Newman ladró de entusiasmo.

-Me he imaginado que te gustaría. Tiene muchos lugares espaciosos para que puedas correr a tus anchas.

El perro volvió a ladrar, acababan de llegar a su nuevo hogar. Era un hermoso rancho a las afueras del pueblo. Desde allí se podían ver los prados y distinguir las montañas a lo lejos.

Cuando el coche paró, Johnny bajó y saco la preciosa moto que iba sobre el remolque. Le tenía mucho cariño, ya que había sido un regalo de un gran amigo suyo que le había enseñado a defenderse. Más tarde se pondría a arreglarla, ya que se había estropeado una pieza del carburador.

Entró en la casa y lo primero con lo que se encontró fue unas escaleras de madera que se imaginó llevaría a los aposentos. A la izquierda había un pequeño recibidor con una mesa y sus sillas. Había una puerta al fondo del recibidor y Johnny se imaginó que allí estaría la cocina. En la parte derecha se extendía el salón. Había un sofá de tres plazas bastante amplio, una pequeña mesa en el centro y junto a la ventana había un mueble con el televisor. Detrás del sillón, había dos puertas y se imaginó que una de ellas era una biblioteca.

Johnny empezó a subir las escaleras y al llegar arriba había un pasillo que se extendía a derecha e izquierda. Al fondo del pasillo a mano derecha había una puerta, al abrirla se encontró con unas escaleras.

-Allí arriba está el ático. Hay varios baúles llenos de trastos – dijo su padre encogiéndose de hombros – seguramente de los antigüos dueños.

Johnny cerró la puerta y fue a buscar una habitación para dejar sus cosas. Su hermana así como su padre ya habían elegido habitación.

La primera que vio, era amplia. La cama estaba ubicada a mano derecha y frente a ella había un amplio armario y un escritorio debajo de la ventana. La segunda que vio le gustó más. La cama estaba a la izquierda y era más grande, el armario estaba al lado de la cama y en frente había un escritorio. Pero lo que más le gustó, fue la especie de sillón que había debajo de la ventana.

Se decidió por la segunda, ya que en ese sillón Newman estaría a gusto y él podría sentarse un rato a leer o simplemente a ver el paisaje, ya que desde allí se podía ver gran parte del prado y del pueblo. También se divisaban las montañas blancas.

Cuando deshizo las maletas salió al pequeño jardín que había a la entrada del rancho y empezó a reparar la moto. Hacía calor, y el sudor empezó a caerle por la espalda. Se quitó la camisa y se enjugó el sudor.

Mientras tanto en los acantilados, estaba Jane ensimismada en sus pensamientos. De pronto Wonster dio un relincho que hizo que Jane pegara un brinco y despertara de sus pensamientos volviendo a la realidad.

-Dios mío, que tarde es – dijo mientras se montaba a lomos de su fiel amigo – es hora de volver a casa amigo.

Cuando llevaba un rato cabalgando, Jane vio que había alguien en el jardín del rancho de los Clanston.

-Parece ser que han llegado los nuevo dueños del rancho – dijo Jane acariciando a su amigo – vamos a acercarnos a saludarlos.

Cuando llegó a la puerta del jardín, vio que había un joven arreglando una preciosa moto y que a su lado estaba tendido un hermoso perro blanco.

-Hola, ¿qué tal? – dijo Jane en voz alta. No estaba muy segura de por qué, pero estaba nerviosa.

Johnny oyó la voz de la chica y levantó la vista para mirarla. Estaba bajándose de un hermoso corcel negro. Era alta y bastante guapa, era pelirroja y sus ojos eran de un verde tan intenso como una esmeralda. Vestía unos pantalones negros estrechos que se adaptaban perfectamente a sus largas y elegantes piernas. La parte de arriba era una camisa blanca, que tenía las mangas remangadas a la altura de los codos y los tres primeros botones desabrochados dejando entrever el nacimiento de unos hermosos y suaves pechos. Era realmente hermosa.

Cuando el joven se levantó y la miró, Jane se quedó sin aliento al ver lo guapo que era. Su pelo era negro como el azabache y tenía los ojos de un azul profundo, casi negros. Llevaba el pelo un poquito largo y tenía un pendiente en la oreja izquierda. En la mejilla izquierda se podía distinguir una pequeña cicatriz, pero no quitaba hermosura a ese rostro. Era alto y tenía un cuerpo delgado y musculoso. “Es el chico más guapo que he visto en mi vida” pensó Jane con la boca abierta.

-Ahora estoy ocupado,  ¿deseas algo? – le contestó él, haciendo que Jane cerrara la boca de golpe.

Jane lo miró a los ojos y vio que parecía enfadado. Tenía unos labios tan carnosos… Sacudió la cabeza en un intento de despejarse de esos pensamientos.

-Solo pasaba por aquí y deseaba saludar – dijo con una sonrisa – no quería molestarte, lo siento. Me llamo Jane y ¿tú?

-Bien, ya me has saludado, ahora si me permites necesito seguir con el trabajo – le dijo mientras volvía a su trabajo.

­   Eres un poco maleducado – dijo con furia - ¿siempre tratas así a las chicas que quieren ser amables contigo?

Johnny volvió a mirarla y vio que estaba muy enfadada y muy hermosa.

-No – dijo mientras se encogía de hombros – pero ahora no tengo tiempo ni ganas de conocer a nadie, así que hasta otra.

-¿Por qué eres tan borde conmigo? No me conoces.

Ya estaba empezando a perder la paciencia. Se estaba haciendo tarde y quería tener la moto lista.

-Perdón si te parezco borde – dijo mientras se cruzaba de brazos y la miraba con furia – pero la verdad es que no me apetece ahora mismo hablar con nadie.

-Pues estas siendo bastante borde y maleducado – dijo Jane con furia mientras apretaba con fuerza los puños – Vienes de una gran ciudad ¿verdad? Se ve que lo eres, seguramente te crees superior a nosotros que vivimos en un pueblo.

Jane espero a ver si él decía algo, pero al ver que no decía nada que lo único que hacía era mirarla con furia, continuó.

-En las ciudades solo hay delincuencia y prostitutas. Y también la droga y los niños mimados como tú – sonrió – eso si que es respetable, ja.

Johnny no podía creer lo que estaba escuchando. Esa muchachita de campo se le estaba enfrentando. Era la primera chica que había conocido con tanto carácter.

Pero él no se iba a dejar doblegar por ella. Estaba empezando a cansarse, ¿por qué no le dejaba en paz?

-Mira Jane, ¿por qué no me dejas en paz de una vez? – dijo Johnny con suavidad – estoy ocupado y me estás empezando a irritar.

-Oh, ¿qué yo te estoy irritando? – dijo mientras agitaba una mano –. Tú si que me estas irritando a mí, sabes que lo que digo es verdad…

-Maldita sea – dijo Johnny mientras se acercaba a ella y le cogía con fuerza del brazo – lárgate de una vez. Estoy perdiendo la paciencia. Eres insoportable y una…

-¿Y una qué? – dijo Jane mientras se soltaba de un tirón – vamos dilo. Y yo que pensé que eras un buen muchacho.

-Súbete a tu caballo y lárgate, esta conversación ya ha terminado. Encantado de conocerte Jane, adiós.

Jane se subió a su caballo y luego volvió a mirarle.

-Es una lástima que un chico tan guapo como tú sea tan grosero y maleducado – justo cuando empezó a avanzar, Melany salió de la casa.

-¡Johnny!, papá dice que entres que quiere hablar contigo – le dijo desde la puerta.

Vaya, al final se iba a ir sabiendo su nombre. Se le dibujó una hermosa sonrisa en el rostro.

-Bueno Johnny, seguro que nos volveremos a ver.

Dicho esto se dirigió hacía el pueblo.

Cuando estaba a una distancia prudencial hizo parar al caballo y volvió a mirar al rancho. En ese momento Johnny entraba en el rancho para acudir a la llamada de su padre.

AQUI OS DEJO EL PRIMER CAPITULO DE ESTA HISTORIA. ES LA PRIMERA HISTORIA QUE ESCRIBÍ ANTES DE DECANTARME POR LA DE EPOCA. ESPERO COMENTARIOS POR SI LA SIGO SUBIENDO. UN SALUDO

UN AMOR DIFICILDär berättelser lever. Upptäck nu