Living in the darkness

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Emma

Nunca he entendido los bancos, ni la gente que trabaja en ellos. Tienen un lenguaje extraño.

Estaba con David, esperando nuestro turno. Regina estaba en el mostrador de al lado, echándole la bronca al director del banco por una mala gestión. Me compadecí del pobre hombre. Ruby estaba más lejos, con la Abuelita, tratando de convencer a la mujer de que escuchara los planes de pensiones que podía ofrecerle el banco. Parecía un día corriente, hasta escuchamos un tiro, y dos personas armadas gritaron que nos tiraramos al suelo. Todos nos agachamos. Regina me miró sin saber qué hacer. Estaba desconcertada. Supongo que en El Bosque Encantado no habían atracos al banco.

Nos hicieron sentarnos en círculo, y yo me aseguré de sentarme junto a Regina. Cogí su brazo y ella me miró asustada.

-¿Tienes magia?- Susurré.

-Me hicieron ponerme el brazalete al entrar...- Tragó saliva y miró a su alrededor, tratando de entender lo que estaba pasando. -¿Tu arma?-

-En el coche. No me dejaron entrar con ella...- Me mantuve alerta y miré a ambos lados. -No parecen profesionales, sinó sabrían que hay que desconectar de las cámaras de seguridad...-

Regina me miró y asintió. Intentaba seguirme y mantener la calma, pero nunca le había pasado algo parecido, y no sabía qué iba a pasar.

-Cogerán el dinero y se irán, ¿verdad?- Me miró con ese temblor en la voz, y yo fui incapaz de asustarla todavía más.

-Claro que sí, es para lo que han venido...-

David se me quedó mirando desde la otra punta, relajando a la Abuelita, que se dedicaba a farfullar sobre qué habría pasado si se hubiera traído su ballesta. Parecía extrañado de que le hubiera dejado tan abruptamente para ir junto a la alcaldesa.

Entonces oímos las sirenas de policía.

-Mierda...-

-¿Qué?- Se alarmó Regina. -¿Qué ocurre?-

-Van a tomarnos como rehenes...- Expliqué, sin apartar la vista de los coches policiales que paraban frente a la puerta.

-¿Cómo? ¿Y qué hacemos?-

-Callar y hacer lo que nos digan...- Tragué saliva y volví a mirar a mi padre.

-Genial, será como volver vivir con mi madre...- Murmuró.

Uno de los atracadores comenzó a pasearse a nuestro alrededor, y sentí cómo se clavaban las uñas de Regina en mi brazo cuando se acercó a nosotras. La miré a los ojos, intentando tranquilizarla, pero no sirvió de mucho.

-¿Qué harán ahora?- Preguntó observado cómo hablaban entre ellos.

-Ahora negociarán con la policía. Les pedirán que dejen salir a algunas personas...-

-¿Y los demás?-

-Poco a poco...- No quise alarmarla.

-No quiero morir...-

-Regina...-

-No, no lo entiendes Emma, no quiero morir...-

-No vas a morir hoy.-

-Cuando he dejado a Henry en el colegio, alguien me ha gritado desde el coche: "vas a morir, puta"...-

-Regina...- Me giré hacia ella, intentando entender cómo alguien gritaría algo así frente a un colegio lleno de niños. -¿Por qué no has dicho nada?-

-Porque ya estoy acostumbrada.- Le restó importancia, vigilando cada movimiento que hacían los atracadores. -La gente me odia, ¿a quién crees que matarán primero?-

Desafortunadamente AfortunadasWhere stories live. Discover now