Un adiós que no termina

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MEMENTO

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel, AU.

Parejas: principalmente Stony. Otras más.

Derechos: muero de la risa. Nada más que ésta idea.

Advertencias: historia que viene a raíz de Halloween y en mi país, el Día de los Muertos. Inspirada en la Mansión Winchester, el cuento El taxidermista de Pisa, una historia que alguna vez vi o leí cuyo título no recuerdo, la película La Mansión y mis ganas de escribir de este género.

Gracias por leerme.



Un adiós que no termina.

1861.

Vicksburg, Misisipi, Estados Unidos.


-Anthony, escúchame.

-¡YA NO LO HARÉ, MENTIROSO, ERES UN MALDITO MENTIROSO!

Steven quiso sujetar sus manos, pero Anthony le rechazó, empujándole con fuerza mientras sus ojos derramaban lágrimas furiosas, decepcionadas al sentir que su mundo se venía abajo. Había vuelto a Nueva York por el llamado materno, María Stark estaba preocupada por el bienestar de su hijo al estallar el conflicto armado entre los Estados Confederados y la Unión. Anthony volvió, prometiéndole al rubio regresar una vez que calmara a su madre sobre los peligros que les acechaban, era cierto que estaban apareciendo peleas esporádicas, sin embargo, Misisipi todavía no estaba completamente inmersa en la guerra, y esperaba que para cuando lo fuese, ellos ya no estarían ahí. Ése había sido el plan original hasta que dura realidad le golpeó.

-¡Anthony!

-¡No! ¡No!

Howard le había pedido a su único hijo que desposara a una joven hermosa como bien recibida en la alta sociedad neoyorkina. Virginia Potts. Los Potts eran grandes amigos de los Stark y le había parecido a la cabeza de ésta última familia que un enlace matrimonial cerraría con broche de oro su amistad. Anthony conoció a la joven, alta rubia y de carácter. De no tener el corazón robado por otros ojos azules, realmente se hubiera prendado de ella, así que fue sincero una vez que los dejaron solos en esa reunión aparentemente improvisada en uno de los jardines de la abuela de la joven. El castaño se sinceró lo mejor que pudo, no quería engañarla, sujetarla a una vida donde pretenderían que son felices sin serlo cuando ella merecía alguien que la supiera valorar y luchar.

Virginia, para su sorpresa y agrado, le entendió. No estaba ni remotamente ofendida por la declinación al matrimonio, eso solamente la hizo más fuerte para seguir sus sueños, como le diría después con una enorme sonrisa al agradecerle por haberle mostrado lo que no se veía en aquellos tiempos: sinceridad y aprecio por su persona, como mujer. María no comprendió bien el porqué de aquella decisión más le apoyó. Howard fue otro asunto, estaba enojado por tal desaire, más Anthony le hizo frente, pensando en que ahora tenía el camino libre para huir con Steven hacia Sudamérica, tal como lo habían planeado en aquel día en los campos de algodón.

-¡YO CREÍ EN TI!

-¡Anthony escúchame por favor!

Pero al volver, apenas había puesto un pie en Misisipi cuando le llegó la noticia de la que todos hablaban para no pensar en la guerra. El hijo del Coronel Rogers se enlazaría en matrimonio con una hermosa sureña llamada Sharon Carter, apresurarían los planes de la boda para que los enfrentamientos entre el Norte y el Sur no echaran a perder la celebración. Se irían de luna de miel a París como los matrimonios tradicionales. Todo estaba dispuesto e incluso el castaño había recibido una invitación que el propio Joseph Rogers le enviaba, quizá como una burla, una humillación. Steven iba a casarse cuando él había rechazado su propio matrimonio por él, creyendo en su palabra de honor de jamás abandonarle.

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