Como lo leí en voz alta todos en el salón explotaron en risas. Mis mejillas se sintieron calientes.

—¡Qué malos son! Los odio—dije riendo avergonzada.

—Fue idea de Jacob—se excusó Alan.

—La tuya era muy cursi—habló Jacob abrazándome—¿Te diste cuenta?—me preguntó acariciando mi cabeza. 

—¿Qué?—pregunté mirándolo.

—Creciste un centímetro—Jacob palmeó mi cabeza como si fuera un perrito.

Le pegué en el hombro.

—Cállate—murmuré riendo.

—Bueno, ____(Tn)—Alan me tomó del brazo cariñoso—Este es mi regalo—me dio una caja de regalo, con un lazo gigante—Ojalá te guste—susurró sonriendo. 

Alan tenía los ojos grises más hermosos que jamás había visto, me sentía mal por no corresponderle, aunque nos tratábamos como novios, nunca nos besábamos, nunca decíamos lo que sentíamos. Sólo eramos un algo, un algo extraño. 

—Me gustará, estoy segura—le dije y lo abracé.

Odiaba sentir la colonia de Daniel en él, porque sí cerraba los ojos podía imaginar que Daniel me tenía en sus brazos y...¡Qué va! Él ahora estaba saliendo con Bailey.

Alan besó mi frente.

—Esta noche haremos la mejor fiesta—celebró Ashley quitándome la caja de las manos.

—Buenos días, estudiantes—la profesora Taylor entró con su inerte paso. 

¿Cómo podía seguir dando clases? Tenía casi 90 años. Podre anciana.

—Corran, corran—susurró Ashley para Jacob y Alan.

—¿Y si nos ve?—preguntó Alan apresurado.

—Está ciega no los verá—aseguré y entonces nos hicieron caso.

Jacob y Alan le pasaron por un lado a la profesora y ni cuenta se dio. La clase pasó, no sé ni de que habló la profesora porque Ashley y yo dormimos escondidas detrás del ramo de flores toda la hora. Al salir de clases, me fue difícil cargar con el ramo por todo el instituto, pero lo más difícil fue cuando varias chicas me preguntaron que si el ramo de flores me lo había enviado Daniel. Sonreír y negar fue lo más duro que había hecho en meses. 

—¿Estás bien?—me preguntó Ashley por trigésima vez.

—Qué si estoy bien, Ash—le respondí de mala gana llegando a la parada del autobús.

—Te conozco, ___(Tn)—murmuró sentándose en la banca de espera.

Puse el ramo en medio de las dos.

—Y yo a ti—repliqué mirándola—Por eso sé que me mentiste hace un rato cuando hablamos del viaje de verano—le dije seriamente.

—____(Tn) yo...—la interrumpí.

—No quiero que me mientas nunca, ni porque sea mi cumpleaños. Dime la verdad siempre, Ashley—tomé su mano—Nuestra amistad vale más que cualquier cosa en el mundo, ninguna mala noticia la arruinará. Así que...—Ashley no me dejó terminar cuando...

—No podré ir al viaje—anunció cerrando los ojos fuertemente. 

—¿Qué? ¿Por qué?—pregunté desanimada.

Sí Ashley no iba sería todo tan distinto.

—Mis padres pagaron unas vacaciones enteras en las playas de Jamaica—explicó tristemente—Yo insistí en quedarme sola, pero no me dejaron. Sacaron el cuento de que pasé la navidad con Zach y no con ellos, y que era su momento...—la historia de Ashley duro todo el camino a casa. 

The summer without you|Daniel Seavey T2Where stories live. Discover now