-Vamos todas-dijo alegremente Dinah y las cuatro se fueron a la atracción, dejando a los otros atrás. 

Lauren logró respirar tranquila por unos segundos, eso hasta que fueron a comprar palomitas de maíz y casualmente allí estaba Camila. Tenía que ser una cruel broma de la escritora, ¿no? 

De inmediato los ojos de Camila la vieron pero apartó la mirada, sin dejar a Lauren ver sus ojos chocolate por más de un segundo. Bufó irritada y se rió un poco, al ver cómo Nora intentaba comer palomitas, lanzándoselas, pero estas chocaban en su nariz. Pero ella sólo podía observar a Camila. 

La pequeña castaña sonreía mientras lamia un helado de fresa «era su favorito porque ya la había visto comerlo varias veces, así de acosadora era» más el estómago se le revolvía al verla dándole besos a su novio. Parecía querer tragárselo con el helado y casi le entraron arcadas. 

Lauren quería besarla, besarla y borrar el sabor de ese idiota de los labios de Camila. 

Le dolía el pecho, a horrores, sentía una fuerte opresión en el corazón y otra vez los ojos le ardían. «Mierda, mierda, mierda», maldecía una y otra vez. Sus manos temblaban e intentó ignorar la escena que se desarrollaba frente a ella. 

Habló un rato con sus amigas, charlaban de cualquier cosa pero cada tanto volteaba a ver a Camila, la castaña ahora estaba sentada en el regazo de Austin mientras el chico le besaba el cuello. 

Dolor, dolor y enojo. También odio hacia el chico, pero más que todo, enojo contra Camila.

No sabía porque se sentía así, tan mierda. Todo le dolía, era horroroso y ella no encontraba explicación de su comportamiento.

Se levantó bruscamente de la silla, sus amigas la observaron preocupadas, Lauren llevaba toda la semana rara y parecía que está noche estaba peor que nunca.

-¿Está todo bien, Laur?-preguntó Dinah, claramente preocupada por su mejor amiga e intentó tocarle el hombro.

Lauren se apartó delicadamente. Mostró una sonrisa forzada, pero no podía engañar ni a un ciego. 

-Claro, sólo.... sólo necesito ir al baño-dijo observando con suplica a sus amigas, para que la dejaran marcharse sin pedir explicaciones.

-Bueno, si tardas mucho pensaremos que el inodoro te tragó-intentó bromear Nora y recibió una débil sonrisa de su amiga. 

Lauren caminaba rápido, intentando alejarse de la asquerosa pareja que había en la mesa cercana a ella. 

Fue hasta detrás de unas carpas de franjas rojas y no se había dado cuenta, pero apretaba los puños tan fuertemente que sus nudillos estaban blancos. El dolor seguía, le encogía el corazón, y ahora no sabía qué hacer.  Comenzó a pensar en los ojos chocolate, en su risa, sus labios. 

«Oh, mierda». Ahora sentía sus mejillas húmedas y al abrir los ojos se percató de cual era la razón, estaba llorando. 

-¿Qué...?¿Por qué yo... ?-intentó explicarse así misma mientras secaba sus lagrimas con el dorso de la mano. 

Se sentía muy ridícula. ¿Por qué lloraba? ¿Qué era esté dolor? Ella nunca lloraba, llevaba años sin hacerlo y esperaba que así hubiera quedado, no lloró ni cuando murió su adorado hámster. 

Llorar apestaba, de seguro le iba a doler la cabeza y lo peor era que no sabía por qué lloraba.

Todo era culpa de Camila Cabello. 

Ella era quién la hacía confundir, querer besarla, matarla, darle un golpe, abrazarla hasta romperle los brazos y besarle todo el rostro. Todo a la misma vez. 

Todo por culpa de esa maldita castaña de la cual estaba jodidamente enamorada. 

Abrió los ojos, sorprendida ante la revelación. No. Mierda. No podía, no podía, o ya lo estaba, era tarde, eran dos años tarde, se había jodido. 

-No... -murmuró entre dientes mientras ahora las lagrimas calientes caían con más intensidad-. ¿Era por eso? ¿En serio? ¿Al final, ella tenía razón?  Se preguntó así misma. Al parecer, Camila siempre iba un paso más adelante que ella. 

Tenía razón, Lauren estaba celosa «Eso sería poco, estaba muerta de celos» cada vez que la veía besar a Austin. 

Siempre la miraba todo el tiempo porque la ama, sus ojos la volvían loca sólo porque la amaba, sus palabras siempre le dolían el doble porque la amaba tanto, que los insultos de Camila la herían profundamente y siempre la encontraba increíblemente atractiva todo porque estaba enamorada de ella. 

Se dejó caer en la grama y rodeó sus rodillas con los brazos, los jean y las mangas de su camiseta se estaban mojando por el rocío del césped. 

¿Desde hacía cuanto?¿Cuándo fue a pasar de detestarla a amarla? 

Conclusión: ella nunca la odió, ella odiaba estar tan colada por Camila. Por eso en primer año creía detestarla, pero en realidad era todo lo contrario. 

Duró una hora llorando todo lo que no había llorado durante dos años, desde que conocía Camila. 

Lloraba por haber sufrido, lloraba porque ella tuviera novio y por lo que más lloraba, era porque Camila no sentía absolutamente nada por ella, que no fuera desprecio y odio. 

A Lauren nunca en su vida se le ocurriría decirle, además, seguro sacaría provecho y se burlaría de ella el resto de los dos años que le quedaban. 

Definitivo, amar era una mierda y la ojiverde ya estaba clara de eso.

Rivales (Camren)Where stories live. Discover now