La razón a la confusión

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Pienso y pierdo la razón. Creo y olvido aquello que quería. Me voy, vuelvo y me desespero. Me quedo, me aburro y me voy.
¡Cuánta ausencia en este mundo!, me quiero alejar de todo y llevármelo todo en un bolsillo.
Nunca me puedo olvidar de eso que me atormenta, nunca me podré alejar de lo ajeno y cercano de mi alma.
Quiero y obedezco a aquella persona que me hizo daño y mato al hombre que me ayuda.
¡¿Qué me pasa?!
Es hora, ya es hora, es hora de partir.

Análisis:
"La razón a la confusión" es un relato de suma conciencia con el querer y el destino que se piensa tener. Estar consciente, pero ignorante en lo que haces es de lo que se trata este relato.
Querer alejarse de todo, querer escapar y vivir en otro lado, es el sentimiento más popular, y aún más cliché, es lo que algunos no aceptan y está tomado de la mano al apego. El recuerdo es la memoria más sana y bella que un humano puede tener. Aprender, valorar, apreciar y comprender es lo que el recuerdo expele en su naturaleza.
Querer salir y no volver, pero salir con todo. No quedarse solo, porque si uno está solo empieza a volverse loco. No digo que esté mal, ¿quién sabe si los locos tienen la respuesta del todo?, pero no hay que olvidar que somos seres humanos y estamos condenados a la comunicación. Lamentablemente si uno deja de comunicarse, deja de existir.
La locura en este relato no va hacia la demencia, va hacia la especialidad que uno tiene en su propio ser.
"Es hora de partir", dice el protagonista, es hora de dejar todo de lado, marchar y seguir adelante.
La razón a la confusión es lo más verdadero en esta vida, en aquella muerte y en ese sentido.

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