Visita inesperada

273 22 2
                                    

Los hombres se quedaron esperando a que alguien abriera la puerta, mirando fijamente a la cámara. —¡Sabemos que hay alguien en este lugar!

—Aguarden aquí —les indiqué mientras me disponía a la entrada de la base, con una pistola en mano, la cual realmente no deseaba usar.

Me planté frente al umbral, respirando profundamente. Para abrir la puerta solo tenía que apretar un botón ubicado en la pared donde estaba la puerta. No era tarea difícil... Si no fuera porque hubiera un grupo de desconocidos armados a tan solo una muralla de acero blindado de distancia. Mantuve la respiración al mismo tiempo que accionaba el botón. —Pase lo que pase... Ya estoy muerta —agarré con más firmeza mi arma y esperé que la puerta se abriera. Solté el aire, echándome hacia atrás, para luego correr y deslizarme debajo de la ascendente entrada. Apenas estuve afuera, me fui de lleno contra los visitantes, derrotándolos más rápido de lo que pensaba, sin necesidad de usar el arma. Acorralé al líder y con la pistola en su frente lo obligué a hablar—. ¡¿Quién eres y qué quieres?!

—Hey, venimos en son de paz —dijo el chico, el cual se veía de mi edad... O por lo menos mi edad humana. No recordaba la última vez que veía un chico de "su edad", ni menos uno tan...guapo. Él levantó las manos, demostrando su estado pasivo ante la situación.

—Si vinieran en son de paz, no vendrían con armas —apreté más la pistola contra su frente, mirándolo con cierto odio e incredulidad.

—Tú mejor que nadie deberías saber lo peligroso que es salir sin protección... —sonrió amablemente. Hizo un suave movimiento de cabeza, alarmándome, pero solo hizo que sus amigos (ya tirados en el suelo) soltaran sus armas—. No planeo atacarte...

—¿Y por qué viniste hasta aquí? ¡¿Quién eres?! Habla, a menos que quieras que te vuele la cabeza —volví a exigir. Sus compañeros se movieron ligeramente acercándose a mí, pero el chico extendió la mano, deteniéndolos.

—Te lo diré apenas me dejes —bajé la pistola lentamente sin dejar de apuntarle, desconfiada—. Además, no moriré si me disparas.

Es un... Le disparé en el hombro, produciendo que, con el impulso, este cayera de espaldas al suelo, gritando de dolor. Sus amigos se movieron, pero nuevamente su líder les impidió atacar. —¿Qué eres? ¡¿Un Ángel?!

Tratando de levantarse, el chico se arrastró por el suelo al mismo tiempo que se sostenía el adolorido brazo, tratando de evitar que su sangre siguiera expandiéndose. —Si fuera uno, ¿crees que estarías viva?

Fruncí el ceño, notando la sinceridad en su voz. —Buen punto... Pero eso no respalda el hecho de por qué estas aquí. ¿Cómo me encontraste y sabes quién soy?

Él lo procesó un tiempo antes de asentir, mirándome fijamente. —No esperaba encontrarte aquí. Me habían comentado que este lugar estaba abandonado desde hace años y lo vi como una buena oportunidad de empezar de cero, pero apenas llegamos a la isla los vimos a ustedes, entrenando... Ahí fue cuando te conocí. Y ahora estoy aquí, esperando que nos acepten con ustedes...

—¿Por qué aceptarlos?

—¿Les hemos hecho algo? —preguntó, frunciendo el ceño al igual que yo, simplemente que él parecía un niño el cual era reprendido y yo un ogro feo —, porque no era nuestra intención.

Cálmate Skyler, ellos no han hecho nada contra ti, me dije, bajando el arma para luego guardarla en el estuche de mi cinturón. —¿Y para qué buscaban, exactamente, la base?

Se miraron entre ellos antes de que uno de los chicos hablara. Se veía mayor que el líder, pero parecía que era sumiso ante su "superior". Si fuera un ángel sería el líder... Solíamos considerar a los mayores como nuestros soberanos, pero parecía que aquí era lo contrario... —Fuimos atacados por los Ángeles hace no mucho. Somos los que sobrevivieron...

—Son caídos... —dije en un susurro audible para ellos, a lo cual asistieron—. Espera, dijeron sobrevivientes... ¿cuantos más eran?

Se miraron entre sí, antes de apartar la mirada con cierta tristeza. —Alrededor de cincuenta.

Era realmente sorprendente y triste ver que solamente delante mío habían cinco chicos, me hizo pensar realmente sobre mis tres compañeros humanos y qué pasaría si Lighers da con nuestra ubicación.—Vengan, terminemos nuestra conversación adentro.

Ayudé al chico a levantarse, esperando a que sus compañeros hicieran lo mismo. Les dejé tomarse su tiempo debido a que de seguro les duele el cuerpo por la paliza que les di. Miré a la cámara y le hice unas señas, pidiendo que una vez que entráramos cerrara, sabiendo que de seguro Kim estaba mirándonos por la pantalla del computador.

Apenas cruzamos el umbral, la puerta de acero bajó lenta y ruidosamente. —Deberían hacer algo con ese vejestorio. Tarde o temprano les jugará una mala pasada. 

—¿Deberían? Deberíamos —le corregí, llegando a la sala principal. Le hice señas a Mike para que me viniera a ayudar, el cual había dejado de entrenar apenas me aparté de su lado.

Los verdes ojos del chico brillaron al escucharme hablar, aún cuando su cuerpo dolía y seguía sangrando.—Quieres decir...

Miré a mi grupo, los cuales se resignaron a cruzarse de brazos y mirarlos de arriba a abajo a los hombres, a quienes ayudaron a sentarse en el polvoroso sofá.—Están dentro.


¿Les gustó? ¡No olviden votar para apoya la historia!

Continuación dentro de poco...

El traidor (La caída del Cielo #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora