Preparación

343 23 2
                                    

—Los Ángeles, Caídos y Demonios tenemos el triple de fuerza que un humano normal, por lo que obviamente será imposible que les ganen a uno de nosotros —nos habíamos dirigido a la zona de armas, aunque tardamos en encontrarla debido a que nadie conocía muy bien el lugar. Una vez nos ubicamos comencé a sacar y pasar un arma a cada uno, según lo que yo creía era indicado: Kim una katana, Rachel francotirador y Mike una pistola—, por lo que su prioridad será el ataque a distancia.

—¿Entonces por qué a ella le diste una espada?—reclamó Mike, apuntando a la chica con la pistola sin munición.

—Es una Katana, imbécil —le respondió la chica, haciendo un movimiento con el arma—. Además, tengo manejo con ella.

—Aunque si tu quieres un arma como la de Kim te la puedo dar—dije, volviendo a la fila de armas colgadas. Ninguna me llamaba la atención para él, excepto una que creí que iría perfectamente con su personalidad.

—¿Un hacha?—preguntó algo extrañado, pero aún así jugando con ella, pasándola de una mano a otra.

—Es tan cortante como tú—y escuché como atrás mío Kim se reía suavemente, para luego susurrar algo inaudible para mi oído.

—Como sea... —dije, amarrando mi cabello en una cola alta—. Es hora de entrenar. Creo que Kim no tiene la necesidad de que le enseñe usar la Katana, incluso ella podría enseñarme a mí, así que seguiremos contigo, Mike —le saqué el arma del chico para luego tomar mi distancia—. Al igual que Kim, tendrás que usar movimientos rápidos y certeros si quieres acabar con tu atacante antes de que él lo haga contigo.

—¿Y si no quiero acabar con él? —preguntó, algo temeroso.

Hice un movimiento con el hacha antes de lanzarla hacia un cuerpo de madera, enterrándola justo en la cara de este. —Él acabará contigo. Ya lo dije —caminé hacia el cuerpo y con un gran tirón logré soltarla. Le  indiqué a Mike que se acercara para luego pasarle el arma—. No debes tener miedo, ellos no tienen miedo de ti.

—Pero tener miedo es normal del ser humano —se justificó, citando una frase que había visto en la portada de un periódico—. No puedo evitar sentirlo.

—Pero no pelearás con humanos —dije seriamente, mirando al resto—. Ninguno lo hará.

—¿No son humanos? —preguntó Kim.

—No, ya se los dije —repetí algo molesta—. O por lo menos no como tú conoces a los seres humanos. ¡Somos inmortales! No nos pueden matar como a ustedes.

—¿Entonces cómo quieres que matemos a Liyers, laiser o como se llamen? —Mike alzó la voz, exaltado—. Es imposible matarlos si son inmortales.

—Nunca dije imposible —contesté, guiñándole un ojo—. La única forma de hacerlo, es incendiarlos.

—De nuevo, ¿como se supone que lo haremos? No podemos ir incendiando personas así por así.

—Sí, si no son realmente personas —dije, desviando la atención de la. Pregunta principal—. Ahora, ¡A entrenar!

Kim se acercó a mí apenas me alejé de Mike para dejarlo atacar al muñeco como sea. No creía que necesitara de mi ayuda, pero por lo visto, sí... y Mucha.—¿Es necesario que entrene?—dijo la chica, llamando mi atención nuevamente—. Preferiría activar el sistema de seguridad.

—Yo también lo preferiría—la apoyé, asintiendo lentamente—. Aún tengo trabajo que hacer aquí. Mikee parece que no es capaz de aprender por sí solo...

—Míralo—me respondió, apuntando despreocupadamente al hombre, el cual miraba con el arma bien pegada al rostro justo antes de disparar, provocando que el arma fuera contra él y le golpeara, soltando malas palabras como si de una canción se tratara—. ¿Enserio creíste que iba a poder solo?

—Tenía una mínima esperanza...—admití al mismo tiempo que suspiraba—. Y aún me queda enseñarle a Roquet...

—¿Roquet... qué es?—preguntó algo tímida. Tiene miedo de saber la respuesta.

Lo medité un poco antes de sonreír. —Es un secreto que sabrás más adelante. Por ahora, centrémonos en lo que tenemos que hacer.

—Yo sistema de seguridad, tú...—Kim estiró las manos en mi dirección, incitándome a terminar la frase.

—Iré a enseñarle como usar el francotirador a Rachel—dije tiernamente, esperando en cualquier momento las palabras de desaprobación de Kim.

...Pero nunca llegaron. En vez de eso, simplemente asintió y se dio la vuelta. —Evita que se haga daño.

Y sin más, se fue.—...Eso fue extraño—pensé en voz alta antes de también girarme y tomar otra dirección completamente contraria. Me dirigí a una pared con distintos tipos de armas colgadas en ella, desde pistolas comunes y corrientes pasando por arcos y terminando en equipos de tortura medievales, látigos y grilletes.—¿Por qué militares querrán látigos? 

Tomé un francotirador y me posicioné al lado de Rachel, esperándola a que estuviera lista, pero no parecía querer avanzar, ni siquiera intentarlo. Suspiré, antes de agacharme para estar a su altura. Pude notar que estaba temblando ligeramente, pero aún así no podía ser blanda con ella, no lo suficientemente para tranquilizarla, pero esperaba hacerlo a mí manera—. Cariño, sé que estás asustada y es normal. Eres muy pequeña para meterte en asuntos así... pero no puedo correr el riesgo de que te hagan daño por mí culpa. ¿Entiendes?—ella se giró para mirarme directamente a los ojos. Se veía cansada, aún cuando sabía que no lo estaba, y aún así, era igual de bella que siempre. Muy pequeña para esta pelea...—. Pero si ellos te alcanzan, ya sea si estás aquí escondida o afuera corriendo, no se detendrán simplemente porque eres una niña. Ellos...—dudaba si decirlo o no, pero tenía que prepararla. Tenía que—. Te matarán sin dudarlo dos veces. Por eso, vas a tener que protegerte tú misma. Yo también te protegeré y de seguro Mike y Kim, pero no podemos estar siempre contigo. ¿Ya? Intentaré, al fin y al cabo no me pueden matar fácilmente, pero no puedo prometer estar siempre...

—Entiendo—dijo, suavemente. Creo que esa fue la primera vez que la escuché pronunciar alguna palabra en mi vida. Me sentí alegre y al mismo tiempo triste, y lo único que pensé en hacer fue abrazarla fuertemente antes de mirarla y sonreír para que, aún con su rostro triste, terminara la frase—. Intentaré...

—Gracias...—me levanté, lista para enseñarle a usar el arma, cuando su compañera llamó mi atención.

—¿Skyler?—dijo algo temerosa Kim. Me giré para ir en su dirección y ver por qué me llamaba. Pensé que algo en el sistema había fallado o algo así, pero era una cosa aún peor. Las cámaras de seguridad hablaban solas: un grupo de hombres armados esperaba afuera de la entrada principal de la base... y el sistema de seguridad aún no estaba completamente activado.

¡Si les gustó la historia no olviden votar! ♡

El traidor (La caída del Cielo #1)Where stories live. Discover now