¿Quién me conoce mejor?

Una conversación normal

Cuando ingresamos a mi casa me di cuenta que no se encontraba nadie, por lo cual sería mejor y así poder estudiar en una completa serenidad y concentración, sin ningún tipo de distracción.

Rápidamente acomodamos nuestras cosas en el comedor; los libros, cuadernos y lápices, todo sobre la mesa, y en la cocina una olla donde prepararíamos chocolate para poder apalear el frio.

Una vez que estuvimos sentada frente a frente una de la otra, ella inicio la conversación.

- El día de hoy has actuado extraño, ¿no te parece así?

- No, para nada, como crees

- Pero tu cara decía lo contrario

- Como puedes saber eso, las demás igual piensan que estoy bien

- Ya, puede ser, pero yo no soy como las demás

- ¿a qué te refieres?

- A que soy tu mejor amiga, yo si te conozco bien

- Bueno, pero has fallado, no me pasa nada

- ¿Segura?

- Sí, solamente estoy algo cansada

Una vez que di terminada la conversación, nos pusimos en marcha a trabajar y estudiar, de vez en cuando, notaba la penetrante mirada de mi amiga, pero la ignoraba y seguía leyendo o escribiendo, no me gustaba la presión indirecta que su presencia causaba en la mía, es como si supiera algo que yo no.

Cuando el reloj de péndulo marco las 8pm, mi padre arribo a la casa, saludo cordialmente a mi amiga, a la que convencimos para que se quedara a tomar once. A mi papá le gustaba que llevara amigas(os) a la casa, decía que me podían hacer compañía, y como buen anfitrión preparó pizza, sorprendiendo a mi mamá cuando fue su turno de llegar.

La once, fue bastante amena y larga, pues nos entretuvimos en una conversación muy diversa, parecía como si ella fuera parte de la familia, quizás era por los años de conocerla o definitivamente era mi hermana perdida, pero lamentablemente la situación no dejaba de incomodarme y de sentir que algo faltaba.

Con mi papá fuimos a dejar a mi amiga a su casa, cuando nos devolvíamos, pasamos por la avenida principal de Iquique, la Avenida Arturo Pratt, desde la cual se apreciaban las principales playas de la ciudad, que se encontraban prácticamente vacías, pues ya era otoño y el agua no era tan agradable como en verano, pero sí se podía ver a la gente pasear o hacer deporte.

Me encantaba la avenida, siempre tan llena de vida, me daba una sensación de agradable, una manera de recordarme, que hay más gente que mi familia y más actividades que solo ir al colegio y estudiar. 

Mientras miraba por la ventana mi papá me comentaba la construcción del nuevo parque, en playa Brava, pero no le di mucha importancia, yo ya era grande como para ir a los juegos o por lo menos ese estilo con toboganes y columpios. 

Y ahí volvía esa sensación de vacío, aún no encontraba que era lo que me molestaba desde hacía una semana, pero realmente se estaba volviendo insoportable.

Al llegar a la casa inmediatamente partí a mi cuarto para dormir, con celeridad apagué las luces esperando que nadie me fuera a interrumpir.