La espontaneidad de la felicidad es lo que más me fascina.
Esa felicidad espontánea de la que creés que todos hablan,
Whitman, Kerouac, Cortázar y Chary García
que al fin me recorrió las venas y el alma
eufóricamente, entre sonrisas tímidad y carcajadas
saludos fugaces y susurros
me fascina, me deja atónita
cuando me la encuentro en el arte
y el amor y el odio simutáneo hacia el mundo
y las irrefrenables ganas de transformarlo todo
de darlo vuelta, de no callarse
de mirar las estrellas sentada en el pasto
y escuchar música, pero escuchar de verdad, sentir con todo la música
de amar
de enamorarse
y en la amistad que te acompaña al baño
te acompaña poniéndote medio en pedo
y flashando amor
y cantando a los gritos
como si de verdad el que cantara temas de Serú ahí adelante fuera el mismísimo Charly
te acompaña en los viajes en micro
infinitos
mirando por la ventana
sonriendo
entre la luna y la catedral
y la inmensidad del silencio de trasnoche
solo existe eso
solo eso es real
la brisa helada
y el amor hacia todo
todo lo nuevo
todo lo que está por venir
pero principalmente por lo que está acá
esta noche
sin miedo de que se termine
porque por fín tengo la certeza de que por más que la tristeza me inunde esta felicidad siempre vuelve.