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¡Mierda!, pensé dentro de mí, maldiciéndome por llegar tarde, corrí por los pasillos de la escuela desesperadamente, parecían nunca tener fin, con cada paso que daba el camino se hacía más largo. Estaba completamente desesperada, había sido mi culpa el llegar tarde, y la culpa de ese ideota de no avisarme antes.

Aceleró el paso, para llegar a su lado lo más rápido posible, aferrándome a la bolsa que llevaba el en la mano, lograba ver la luz al final del pasillo, que indicaba que mi recorrido infernal estaba a punto de acabar. Empuje la enorme puerta con toda mi fuerza que aún tenía después de el pequeño maratón que había tenido.

Al salir lo vi al el, tan perfecto como siempre, con esos ojos hermosos, tan grises, tan profundos, esa sonrisa perfecta, que podría morir. Me acerqué rápidamente hacia el, y puede ver el alivio en sus ojos de que ya estaba a su lado.

-¿Estás seguro de lo qué haces?.-le digo con un poco de temor en mi voz
-yo siempre se lo que hago.-dice completamente confiado de el mismo, sin siquiera dudar un segundo.
-claro.-digo sarcásticamente.-saliste con ella una vez y ya es la gran cosa.-digo casi en susurro.
-escuche eso.-dice con una sonrisa divertida.
-entonces ya sabes lo que opino.-digo un poco molesta, parándome justo en frente de el.
-Lea.-dice haciendo una pausa para verme.-me enamoré.-dice ilusionado, con un leve brillo en sus ojos, aunque por más leve no pasaba desapercibido, resaltaba sus hermosos ojos grises, y su sonrisa era definitivamente de alguien muy enamorado.
Lamentablemente, esta era la única forma en la que podía ver esa expresión en su rostro, el amor en sus ojos y la ilusión en sus palabras. Cada vez que se enamoraba era igual, aparentemente siempre era la "indicada", y cada vez que dicha indicada le rompía el corazón, el seguía intentando. Me lastima saber que no es capaz de ver que existen más personas a su alrededor que lo aman, su familia, sus amigos, y sobretodo, yo. Yo sé que el sabía que simepre estaría para él y yo sabía que él siempre estaría para mí. Pero, yo no quería que estuviera a mi lado como amigo, lo quería como algo más. En algún momento de mi vida, incluso llegué a pensar que era un amor platónico o la visión del hermano que siempre quise tener.
-Tú sabes que siempre estaré ahí para ti, pero, ¿porque tengo que ser parte de algo con lo que no estoy de acuerdo?.-digo disgustada, a este punto mis celos se podían notar a kilómetros de distancia.
-porque eres mi mejor amiga.-dice para hacer una pausa larga.-por cierto, ¿celosa?.-dice con la sonrisa más grande del mundo.
-¿celosa?¿yo?.-digo mintiendo.
-si, tú.-dice orgulloso, y aún con su sonrisa, el sabía que yo estaba celosa, solo quería que lo admitiera, aun que dentro de mí esperaba que no se dará cuenta de estas cosas.
-no.-digo en tono dudoso, volteando hacia algún otro lado, esperando ver a alguien que me salvará, y lo vi.-¡Nick!.-grite al verlo para que se acercara hacia nosotros.
-!Nick!, ¿donde habías estado?.-dice Nathan alegre, y no sé si lo había mencionado pero Nick es su mejor amigo.
-Tú sabes, por ahí, tratando de no ver cómo te rechazan.-dice riendo.
-lo mismo le dije yo, y sabes que.-digo haciendo una pausa.-no hace caso.-decimos Nick y yo al unísono.
-me lo esperaba.-dice con una enorme sonrisa.
-¡ella no me va rechazar! ¿Okay?.-dice Nathan un poco molesto, mientras Nick y yo reíamos a carcajadas.
-solo saliste con ella una vez.-dice Nick, sin parar de reír.
-miren, ustedes tranquilos, todo saldrá bien hoy, no importa que solo hayamos salido una vez.-dice tranquilo.
-y hablando de la reina de Roma.-digo parando de reír.-ya viene hacia acá.
-Okay Okay, todos ha sus puestos.-dice nervioso.
-¿que puestos?.-dice Nick confundido corriendo de un lado a otro.
-olvidado, solo quédate ahí. Estoy nervioso, ¿tú estás nerviosa? No, tú no estás nerviosa, tú no serás rechazado por la chica más hermosa del mundo.-dice nervioso.
-todo estará bien.-digo poniendo mi mano en su mejilla, para separarme a los segundos después, que fue cuando ella ya estaba más cerca, y para entender mejor ella es, perfecta literalmente, rubia, ojos azules, una nariz tan pequeña y hermosa, y unos labios perfectos, ella era la maldita definición de lo que todo un hombre quería, y para ser exactos todo lo que él quería.

Ella se acercó a él con una sonrisa un poco nerviosa, y Nick y yo mucho más nerviosos porque sería otra desilusión amorosa para el, y sabíamos el problema que eso sería; el la miro tiernamente, y ella se notaba muy incómoda con la situación que estaba presenciando.
-Elizabeth, me gustas muchísimo, eres divertida, eres inteligente, eres muy...muy linda, eres perfecta y tienes la risa más hermosa que he escuchado, sé que no nos conocemos lo suficiente, y también sé que podrías estar con quien quieras, pero me encantaría ser el chico que tenga el honor de estar contigo.-dice haciendo una pausa, poniendo una des sus manos en su nuca y con la otra mano sostuvo la suya.-entonces...¿qué opinas?.-dice sonriente.
-ah...bueno, eres muy lindo, enserio.-dice soltando su mano.-pero...no, no puedo.-dice solo para darse la vuelta e irse.

En realidad esa no era la peor parte, dos corazones se habían roto ese día, el suyo, y el mío; había algo muy artístico en la manera que me hacía sufrir, ya que el no sabía que cada vez sentía más esos golpees en el estómago, esos que te dicen que tus sentimientos están hechos mierda, y ¿que podía hacer yo? Sonreír como si nunca hubiera llorado por el.

El volteo hacia nosotros, él estaba destrozado, y lo único que podíamos hacer era esperar que con nosotros tuviera suficiente; así que me acerque rápidamente a abrazarlo.

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⏰ Last updated: Dec 28, 2017 ⏰

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