9.- Se fueron

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Canción: Dear Name - IU.

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Si creyeron que un beso cambió el rumbo de esta historia, están equivocadas. Todo seguía en el mismo lugar, ¿qué cambió? Simple, del odio pasaron a la indiferencia total. Aquel beso les había mostrado la tensión que existía entre los dos; tensión que en realidad era una fuerte atracción física. No podían desconocer la reacción de sus cuerpos al verse, era más fácil alejarse.

Jaebum estaba irritado, al parecer todo estaba mal en su vida. No podía componer, evitaba salir con sus amigos, tenía que aguantar a su mejor amigo creyéndose el dios del amor. Y lo peor de todo, dejó de salir de noche. No quería salir de su habitación, sabía que la fecha de su pérdida se encontraba cerca y no quería sentirse miserable como todos los años, así empezó a sentir miserable desde mucho antes. Vaya lógica.

¿La verdad? había amado demasiado. Cuando aún era muy joven dio tanto, que parecía imposible algún día poder dar más. Ella, la chica de su vida, había desaparecido de su vida dos años antes de debutar en GOT7, un poco antes de debutar con JJP. Pensó que la música lo mantendría ocupado, que la vida de una celebridad le quitaría los pensamientos oscuros que gobernaban su cabeza. No fue así, los vicios y la mala salud que traía su trabajo, lo hizo sentir aún más despreciable. Se aferró al goce de la noche, al alcohol, a las drogas, al baile; a todo para olvidar. Nunca olvidó, ahí estaba ella en cada emoción; en cada caída.

Había llegado aquel día, el día de su muerte, el día en que le arrebataron a Eunji. Como todos los años fue a mostrar sus respetos hacia la familia, se arrodilló ante la tumba llena de flores. Miró hacia el horizonte, verificando que todo siguiera igual. Todo seguía igual, menos él. Se levantó, se despidió de los padres de Eunji y salió rápidamente del lugar.

Lloró, tanto que pensó que nunca pararía. Se sentó cerca de la entrada del cementerio y esperó a que la angustia que sentía se esfumara. Había mucha soledad, más en aquellos días, días en que los recuerdos de mejores tiempos era lo único que tenía. Había amado tanto y no era justo que le hayan arrebatado esa felicidad, menos por un accidente.

- ¿Puedo sentarme? -escuchó a lo lejos, no sabia sí responder-, pensé que este año no vendrías.

- ¿Ahora me acosas? -dice él con cierta molestia, Yohoo estaba arruinando su momento-.

- No, soy observadora. Te veo todos los años aquí y a la misma hora -le responde ella mientras se sienta junto a él-.

- Quiero estar solo -responde él con desprecio-.

- La verdad no, quieres estar acompañado pero de la persona que perdiste -le responde ella mirando hacia un grupo de gente a lo lejos-.

- ¿Vienes por qué...? -pregunta él pero se arrepiente de inmediato-.

- Murió hace 5 años, teníamos 18 años en ese tiempo y tanto por hacer -le responde ella con tranquilidad, casi con felicidad genuina-, él quería ser profesor pero odiaba a los niños.

- ¿Por qué me dices esto?

- Porque se nota que aún no puedes dejarla ir, que aún sientes la posibilidad de que todo haya sido una pesadilla. No lo es, se fue. Se fueron, maldición, vaya que lo hicieron. Él prometió verme en mi debut pero... -Yohoo hace una pausa para ver a Jaebum directamente a los ojos-. La noche que te besé, aquel día había sido la última vez que nos besamos, hace 5 años.

- ¿Cómo murió?

- Suicidio, él estaba muriendo frente a mis ojos y no lo vi. Tenía muchas expectativas que llenar, fue demasiado para él.

- Ella murió en un accidente, de un día al otro dejó de estar -le responde él con tristeza-.

- ¿Siempre piensas que quisieras volver el tiempo y decirle cuánto la amabas? Me habría encantado poder decirle lo joven e increíble que era, que no había expectativa que valiera más que su vida.

- Todo el tiempo, quisiera volver y mirarla a los ojos otra vez. Escuchar su risa, estar junto a ella. Sentir su aroma, su calidez.

- Pero se fue... -susurra ella-.

- Pero se fueron... -le confirma él mientras toma con cuidado la mano de Yohoo-. No fue tu culpa.

- Me demoré años en creerlo -le responde ella mientras aprieta fuerte su mano y lo mira detenidamente-. Y tú, ¿sabes que no podías hacer nada, cierto?

- Siempre me lo cuestiono.

- No hay nada que pudieras hacer, si hay algo que no se detiene es el destino.

Miraron hacia el horizonte durante mucho tiempo, llorando y apretando sus manos de vez en cuando. Luego de una hora, ambos detuvieron su duelo, detuvieron su dolor. Soltaron sus manos y se levantaron, se miraron con complicidad y caminaron hacia lados opuestos.

Aquello sería su secreto, un pasado que querían omitir. Una sensación que no se podían aceptar; no se permitirían sentir amor por alguien otra vez.

Diente de León » Jaebum «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora