Después de que Altagracia escapara a París, Saúl comienza a sufrir su ausencia mientras encuentra en su interior los verdaderos sentimientos que tenía guardados. Altagracia está decida a comenzar una nueva vida, dejando atrás el pasado, pero sobre t...
Él la mira y ni sus ojos ni su corazón pueden asimilar lo que están viendo. Era Altagracia quien estaba allí. ¿Estaría soñando? ¿Como era posible tenerla frente a sus ojos? se preguntaba aturdido. Sentía como el corazón le palpitaba a mil por hora, queriéndose salir de su pecho; no podía negar que estaba emocionado de volver a verla, sin embargo, no sabía que efectos podría causar en su vida encontrarla de nuevo, pues ella era ese huracán que arrasaba con todo a su paso, nublando su cordura e incitándolo a lanzarse a un abismo de su mano.
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Ella termina aquella canción tranquilamente, dispuesta a regresar con Renata en medio de tantas ovaciones por su magistral interpretación, pero al bajar las escaleras del escenario se encuentra con unos penetrantes ojos cafés que no hacían más que contemplarla impresionados. Por un segundo siente desfallecer, tenía delante al hombre que más amaba, pero también al que más odiaba; al hombre que más le había dado en la vida y el que no supo valorar su entrega, era simplemente él, Saúl Aguirre, su licenciadito. Permanecía igual de guapo a como lo recordaba, con su cabello revuelto y una pequeña barba en su rostro, pero sus ojos, esos ojos cafés que eran causantes de sus desvelos, tenerlos fijos en ella le robaban la calma. Sacó fuerzas de su resentimiento hacía él y desvió la mirada en dirección a su mesa continuando su camino como si nada hubiera ocurrido en aquel momento.
- Altagracia - la llama con aquella voz profunda e inconfundible que lograba erizar cada poro de su piel. Altagracia lo ignora y toma asiento junto a Renata, quien le hace un gesto de que la están llamando - ¿Por qué huyes de mi? - recalca Saúl deteniéndose junto a ella. - No seas ridículo Saúl, sabes perfectamente que yo no le huyo a nada ni a nadie...no es mi estilo - afirma mirándolo fijamente a los ojos, aunque por dentro deseaba llevarle la contraria a sus palabras y huir de ese lugar - ¿Que demonios quieres? - ¿Podemos hablar? - Tú y yo no tenemos nada de que hablar Saúl - sentencia ella con seriedad, dándole a entender que su presencia le incomodaba - Creo que fui lo suficientemente clara cuando te llame y te dije que no me buscaras porque podía ser muy peligroso para Mónica y para ti, así que si aún guardas un poco de inteligencia en tu cabeza, vete. - No me voy a ir Altagracia, necesitamos hablar - insiste con un poco de desesperación. No sabía con exactitud porque deseaba con tanto ímpetu hablar con ella, pero de lo que si estaba seguro era de que no se iría de allí hasta conseguirlo. Quizás solo quería saber como había logrado escapar y primordialmente asegurarse que ahorita ella se encontraba fuera de peligro. - Renata, ¿Ya elegiste que cenar? - le pregunta Altagracia a su amiga evadiendo completamente a Saúl. Este mira hacia un lado con evidente molestia ante su indiferencia y Renata solo esboza una sonrisa divertida ante la incómoda situación. - Saúl, ¿Está todo bien? - interrumpe Nicolás observándolo algo descompuesto. El joven le sonríe a ambas mujeres con coquetería y Saúl frunce el ceño al ver cómo se queda embobado con Altagracia. ¿Que me pasa? se pregunta, al sentir un gran coraje de ver cómo a otro hombre se le caía la baba por ella. ¿No estarás sintiendo celos Saúl Aguirre? piensa Altagracia notando como se desencajaba el rostro de Saúl ante la escena.
