Epílogo

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ㅡ ¡Espera! ¡Estate quieto! ¡No quiero! ㅡinseong pataleaba en el aire, entre risas, tratando de zafarse del agarre de Rowoon, que lo llevaba cogido por la cintura, sobre el hombro, como si fuera un niño pequeño o un animalㅡ. ¡Que me voy a caer! ¡¡Rowoon!!

Ese último grito resonó en el ambiente, seguido del estrépito del agua, cuando Inseong cayó de lleno, lanzado por el menor de ambos. Este reía desde los pocos pasos que los separaban, y comenzó a caminar en dirección a la orilla, sin perder de vista el lugar donde había caído el contrario pues, en cuanto lo vio resurgir por la superficie, entre gruñidos molesto, soltando agua por la boca, apretó el paso. A pesar de que era perfectamente capaz de escaparse de él, si quería, de manera deliberada aflojó el paso una vez salió del agua y entró en la zona de arena, divirtiéndose con la imagen de Inseong luchando contra las olas y la arena, buscando alcanzarlo. Cuando por fin lo hizo, ambos dos cayeron al suelo, un riendo y el otro con cara de no estar para muchas bromas. Rowoon, sabiendo la que se le venía encima, se irguió para dejar un rápido beso en los labios ajenos, que descolocó al mayor de ambos.

ㅡ Ahora no busques perdón con mimos, señorito. Te has caído con todo el equipo.

Y así fue como comenzó una absurda y para nada seria pelea que finalizó cuando ambos terminaron llenos de arena hasta que empezaron a toser, deteniéndose antes de erguirse. Aun así, se les vio felices, sin dejar de sonreír. Regresaron a la zona donde habían dejado sus cosas, tomando asiento en la amplia toalla. Rowoon fue el primero en tumbarse, resoplando cansado por la carrera que se había pegado, seguido de esa pequeña pelea ficticia; si agudizaba el oído, le llegaba claramente el relajante sonido de las olas rompiendo en la orilla. Habían tenido suerte eligiendo el momento y el lugar para sus vacaciones: apenas había gente en aquella playa porque apenas había gente que la conociese, y el sol comenzaba a caer, haciendo que los pocos visitantes fueran desapareciendo progresivamente, dejándolos allí prácticamente solos, disfrutando de la agradable brisa marina. En algún momento cerró los ojos.

Ajeno a lo que pasaba a su alrededor, no se dio cuenta de que Inseong lo miraba con cierta fijeza, casi preocupado. En su cuerpo aún brillaban las restantes gotas de agua bajo los rayos del sol de media tarde, pero no era eso lo que llamaba su atención: en el costado aún se veía claramente la marca del disparo. El mayor de ambos notó cómo se le formaba un nudo en la garganta, mientras en su mente se agolpaban las imágenes de aquel fatídico día en el que a punto estuvo de perderlo. A esas alturas ya no se podía imaginar la vida sin él, y recordar que podría haberlo perdido para siempre provocó que las lágrimas se agolparan en sus ojos. Rápidamente, respiró hondo y miró hacia el cielo, evitando que estas cayesen, tratando de contenerlas. Aun así, Rowoon notó la incomodidad de su pareja, y aun con los ojos cerrados, alargó la mano para coger la ajena, estrechándola con suavidad. Al mismo tiempo, se erguía sobre la toalla, mirándole directamente. El mayor evitó su mirada, pero él fue más rápido, cogiéndolo a la altura de la nuca, forzándole a girar la cabeza en su dirección.

Sus labios se fundieron en un intenso a la par que lento beso, el cual al principio Inseong quiso rechazar, pero por el cual acabó cayendo sin remedio. Si había algo que adorase, eran sus labios, el sabor de estos, la dulzura con la que lo besaba, la delicadeza de cada movimiento... Aunque en ese momento había algo diferente a lo habitual, algo que provocó que dejase la mente en blanco durante el beso, que solo pudiese pensar en él. Inconscientemente subió una mano hasta su cuello, acariciando este con los dedos al principio, agarrándose después con cierta ansiedad, para que no se apartase. Durante varios minutos estuvieron sin moverse, regalándose besos como si no existiera nada a su alrededor, hasta que Rowoon decidió apartarse.

ㅡ ¿Crees que no me doy cuenta cuando tu mente está pensando en cosas que no debe? ㅡa esa distancia, su voz sonaba aún más atractiva que de costumbre.

Inseong se sonrojó al saber que el menor se había dado cuenta de lo que estaba pensando, haciéndolo sentirse avergonzado. Quiso agachar la mirada, pero dado que él seguía agarrándolo por la nuca, tan solo pudo simplemente apoyar la frente sobre la ajena. Esa mano que se había ido a su cuello, bajó por su brazo hasta llegar al costado marcado, rozando de manera superficial la cicatriz. Respiró hondo, resoplando después.

ㅡ ¿Cómo puedo no pensarlo? Saliste herido por mi culpa... ㅡmurmuró, triste.

ㅡ ¿Y qué? Gracias a eso estamos juntos, ¿o no? Siempre te fijas en lo malo, cuando hay muchísimas más cosas buenas.

El castaño no sabía qué decir. Su novio tenía razón, pero no podía evitar recordar aquello y torturarse en silencio, aborrecer el momento en que se le ocurrió la tonta idea de jugarse la vida, y provocar que el contrario también se la jugara. Seguía sentado sobre la toalla, cuando Rowoon se puso en pie, ofreciéndole su mano. Cuando Inseong alzó la vista a su rostro, se encontró con aquella común y ancha sonrisa suya, esa que tanto adoraba y que de tan buen humor le ponía siempre que estaba triste; por ello no fue de extrañar verlo sonreír a él también, mientras tomaba su mano.

ㅡ Volvamos al hotel. Es la hora de buffet libre. ㅡrowoon alzó ambas cejas, en un gesto divertido, provocando la atención del contrario. Este enseguida le correspondió el gesto.

ㅡ Pizza and chill? ㅡpreguntó, con una sonrisa.

Rowoon asintió ante su pregunta, y enseguida, ambos dos recogieron sus cosas. Mochila al hombro, y con las manos enlazadas, caminaron por el pequeño paseo de tablones de madera en dirección a la gran urbanización que se erguía a sus espaldas.

[RoSeong] FREEZE! 그대로 멈춰라!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora