CAPÍTULO 1

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"Buenos días, preciosa."

Frunzo el ceño y abro los ojos rápidamente al escuchar una voz desconocida sonar en mi habitación. Aún tumbada en mi cama, con mis ojos abiertos intento localizar alguna presencia en mi pequeño espacio, pero la verdad es que, me encuentro sola.

—¿Qué? pregunto confundida, podría jurar que he escuchado una voz, alguien me ha despertado.

"Ya era hora."

—¿Quién eres? vuelvo a preguntar con el mismo tono de confusión, me ha respondido.

Me siento en la cama mientras sigo pasando mi mirada por todo el espacio de mi habitación intentando localizar alguna presencia que se haya metido en esta casa sin haber conseguido captar la atención de nadie... ¿Estoy en peligro? ¿Y mi familia?

"Soy... tu peor pesadilla..."

—¿Cómo? —aquellas palabras consiguen que mi piel se eriza por completo.

¿Qué está pasando? ¿Es mi cerebro haciéndome una mala jugada? ¿Es alguna cámara oculta?

La voz desaparece y en mi cabeza empiezan a aparecer miles de preguntas que no puedo lograr responder, intento ignorar todas las preguntas de alguna u otra forma, ha sido algo inesperado pero quizá haya podido ser producto de un sueño, un sueño despierta.

Me levanto de la cama para salir de la habitación y dirigirme hasta la cocina, allí me encuentro con toda mi familia. Una familia normal, aunque no existen las familias normales, o eso es lo que he intentado hacer creer a mi mente tras tantos años.

Tengo a mi madre, que es la mujer que más aprecio le tengo en este mundo, ella me ha dado la vida, pero a parte de eso, ella ha sabido darme todo el cariño del mundo cuando lo he necesitado, ella ha estado siempre a mi lado y estoy agradecida de tener una persona como ella conmigo, ella me importa demasiado y podría decir que daría mi vida por ella. También tengo a mi padre, un hombre serio, no hemos tenido una relación estrecha de padre e hija como la que hubiese deseado, pero la verdad es que, no puedo quejarme, él ha trabajado mucho para su familia, sé que él nos quiere y yo lo voy a querer siempre. Finalmente, está mi hermano; Max, su personalidad, al igual que la de cualquier niño de seis años, se podría decir que es como la de un torbellino, aunque debo de admitir que es demasiado inteligente, algo que no a heredado de mi, cuando empiece a estudiar, estoy segura de que va a sacar grandes notas, es algo de lo que yo no puedo presumir.

—Buenos días —saludo con una sonrisa mientras me siento en el mismo asiento de siempre, junto a mi hermano. Tomo entre mis manos el tazón de leche que mi madre prepara y coloca siempre por costumbre en nuestros lados de la mesa, le gusta tener todo preparado para que nadie llegue tarde al lugar donde deba acudir después de estas pequeñas reuniones familiares que tenemos durante el desayuno.

—¿Qué tal amaneciste?—habla mi padre con una gran sonrisa mirándome mientras sostiene el periódico entre sus manos. Es un hombre al que le gusta mantenerse muy informado, siempre nos ha comentado que, si hubiese tenido la oportunidad, se hubiese dedicado al periodismo.

—Uh, bien me encojo de hombros, la verdad es que, mi amanecer no ha sido normal, nunca me había sucedido y a pesar de que he intentado quitar aquel recuerdo de mi mente, me ha sido imposible—. Me he despertado por culpa de una voz, pero no había nadie. ¿Es alguna broma vuestra?

—Quizá sea imaginación tuya —dice Max mientras sostiene entre su mano una cuchara con cereales. Él es inteligente, puede haber sido una simple imaginación debido al cansancio que siento últimamente.

—Puede sermurmuro mientras acerco el tazón hasta mi boca, dando un largo sorbo a la bebida. Intento volver a quitar esos pensamientos de mi cabeza deseando que solo haya sido una imaginación de mi cabeza.

—¡Max siempre tiene la razón! —grita riéndose mientras levanta sus pequeños brazos y aplaude, su risa consigue ser contagiosa y no puedo evitar soltar una pequeña carcajada al escuchar su voz.

—Tienes razón, niño listo —asiento riendo mientras me levanto del asiento y recojo la taza que he utilizado—. Voy a prepararme para ir al instituto, nos vemos por la tarde.

Me acerco a sus rostros para dejar un beso en sus mejillas como despedida antes de salir de la cocina, logro escuchar a mi padre deseándome un buen día y sonrío, hoy es uno de esos días en el que mi padre se ha despertado de buen humor, lo sé por el tono de su voz, hay días que puede llegar a ser una persona insoportable.

Subo las escaleras y entro en mi habitación, afortunadamente, soy de preparar la ropa el día de antes, soy una persona muy indecisa y, no voy a mentir, también demasiado perezosa. Necesito preparar todo antes de dormir o si no por la mañana no tendré la energía suficiente para escoger la ropa adecuada, si mis outfits fuesen creados por la mañana, se me podría hacer perfectas y a la misma vez raras comparaciones con los outfits de lady gaga durante sus primeros años de fama.

Cuando termino de prepararme, salgo de mi casa y empiezo a caminar en dirección a mi instituto. Coloco en mis oídos los auriculares y empiezo a escuchar alguna playlist con canciones relajantes, pero al poco tiempo de reproducir mi lista de música, empiezo a escuchar unos sonidos extraños, unas voces extrañas que nunca había escuchado antes, miro a mi alrededor mientras aparto uno de los auriculares de mi oído intentando identificar los sonidos, intentando lograr averiguar de dónde provienen.

Pero suenan demasiado cerca, se encuentran pegados en mis oídos. Intento cambiar de canción para evitar aquellos sonidos, pero aún parando la reproducción, no desaparecen.

Son sollozos, gritos extraños y lo único que logro entender de algún grito es alguna voz pidiendo ayuda. Aquellos gritos consiguen erizar por completo mi piel.

"No debes decirle a nadie que me escuchas."

La misma voz de antes aparece, mis pasos se detienen, el miedo empieza a invadirme.

Querida imaginación, basta, por favor.

—¿Por qué? —pregunto en un susurro intentando que nadie me escuche, la verdad es que me encuentro completamente sola en la calle, pero nunca se sabe cuando puede aparecer alguien.

"¿Quieres que te haga sufrir?"

No.

—No.

"Pues obedece, quédate callada. Quizá si no hubieras decidido jugar, no te estaría pasando nada de esto."

Frunzo el ceño confundida al escuchar aquellas palabras cerca de mi oído.

De repente, una simple palabra aparece en mi mente.

Ouija.

Aquella voz desconocida que logra comunicarse conmigo desaparece, pero las otras vuelven, vuelven para arruinar mi día, o quizá mi vida.

Oh, Bárbara, ¿en qué te has metido?

NUNCA JUEGUES A LA OUIJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora