Así habló Zaratustra.

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126 Nietzsche presenta aquí a Zaratustra seguido por sus discípulos en una situación parecida a la que los Evangelios narran de Jesús. Véa­se, por ejemplo, el Evangelio de Lucas, 8, 1: «Jesús iba recorriendo una tras otra las ciudades y aldeas, predicando y anunciando la buena nueva del reino de Dios; y con él iban los Doce y algunas mu­jeres que habían sido curadas de espíritus malos y enfermedades».

127 Este bastón, con su simbolismo de la serpiente, alude al cetro de Esculapio, dios de la medicina en la Antigüedad griega. Zaratus­tra es el médico de las enfermedades de este mundo. Todo este, 1 es un comentario del símbolo del bastón, como puede verse en el párrafo final: «Poder es esa nueva virtud; un pensamiento domi­nante es, y, en torno a él, un alma inteligente: un sol de oro y, en torno a él, la serpiente del conocimiento». La «serpiente del cono­cimiento» es concepto que deriva de la Biblia. Véase Génesis, 3, 5.

128 En la tercera parte, De los tres males, 2 se alude directa­mente a esta enseñanza.

129 La palabra alemana Notwendigkeit (necesidad) está compuesta de Not (necesidad, en el sentido de menesterosidad, «necesidades») y Wende (viraje). Nietzsche separa estos dos componentes y reali za un juego de palabras muy difícil de verter al castellano. Se tra­ta, sin embargo, de un concepto central de Nietzsche. El texto ale­mán dice así: Wenn Ihr Eines Willens Wollende seid, und diese Wende aller Not euch Notwendigkeit heisst. Como acaba de decir­se, la palabra Not significa: necesidad, menesterosidad; y Wende, viraje, en el sentido de dar la vuelta, volver una cosa hacia atrás, re­chazarla y apartarla haciéndola girar. De aquí que a aquello que (ab)wendet (aparta) una Not (necesidad) se lo empezase a llamar en alemán, en el siglo XVI, notwendig (necesario). Se da, pues, la paradoja de que se llama necesario (notwendig) a lo que aleja de nosotros (wenden) la necesidad (Not). Seguramente ahora podrá comprenderse mejor la frase de Nietzsche. Zaratustra dice: vues­tra «necesidad» (Notwendigkeit) debe consistir en que vuestra vo­luntad (Wille), siendo una sola voluntad, constituya el viraje (Wende) de la necesidad, de la menesterosidad (Not). Lo que el hombre necesita es rechazar la necesidad, lo cual se realiza tenien­do una sola voluntad. Lutero no conoce aún la palabra Notwendig­keit, cuya historia en el idioma alemán es bastante complicada.

130 Cita del Evangelio de Lucas, 4, 23: «Seguro que me diréis este pro­verbio: Médico, cúrate a ti mismo» (palabras de Jesús a sus inter­locutores en la sinagoga de Cafarnaum).

131 «Pueblo elegido»: concepto bíblico para designar a Israel. Véase el Salmo 105, 43. Zaratustra establece aquí una antítesis entre «los que se han elegido a sí mismos» y «los elegidos por Dios».

132 Paráfrasis, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Mateo, 5, 43-44. «Habéis oído que fue dicho: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos.»

133 Alusión a la fábula narrada por Aristóteles en su Poética (1452 s 7­-10): «También lo fortuito nos maravilla más cuando parece hecho de intento, por ejemplo cuando la estatua de Mitis, en Argos, mató al culpable de la muerte de Mitis, cayendo sobre él mientras asistía a un espectáculo».

134 Paráfrasis, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Mateo, 10, 33: «A todo el que me negase delante de los hombres yo le negaré también delante de mi Padre.»

135 En Ecce homo, cita Nietzsche el pasa­je que va desde «Ahora yo me voy solo...» hasta aquí para indicar que Zaratustra no es un «sabio», ni un «santo», ni un «redentor del mundo» a la manera usual.

136 Estos dos últimos párrafos, desde «y solo...» hasta aquí, fueron colocados por Nietzsche como motto al frente de la segunda par­te de esta obra.

137 «El gran mediodía»: primera aparición de este importante concep­to en esta obra. Zaratustra lo describe a grandes rasgos en el párra­fo siguiente. Véase también, en la tercera parte, De la virtud empe­queñecedora, 3, Del pasar de largo, De los tres males, 2, De tablas viejas y nuevas, 3, y 30; y en la cuarta parte, Del hombre superior, 2, y El signo.

138 En la cuarta parte, Del hombre superior, 2, se repite esta frase.


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