Camino en silencio, perdido en mis pensamientos, hasta que siento su mano rozar tímidamente la mía para luego, tomarla con firmeza. No puedo ocultar mi sorpresa y le dirijo una mirada shockeada, que espero oculte mi rechazo ante el gesto.

Tus manos tan pequeñas y frías...
sólo provocan vacío en mi corazón.

Reprimo el impulso de soltarte como si quemaras y acelero mis pasos, nervioso. No entiendo los metodos de cortejo de una mujer, más específicamente no entiendo a las mujeres.

En el incómodo camino a las habitaciones de huéspedes tan solo puedo comprobar mi no atracción por la figura femenina, tus facciones dulces, tu sutil aroma a flores. Aquella cercanía y gesto de ternura tristemente no provocan nada en mí.

Mi único pensamiento es que quiero que te vayas a tu habitación y hagas el favor de quedarte ahí. Por el amor de dios.

Llegamos finalmente a destino y exhibiendo todas las clases de cortesía que recibí, suelto gentilmente tu mano y abro la puerta de la habitación de invitados, dejándote pasar. Agradeces con un leve asentimiento e ingresas, volteando a verme antes de cerrar.

— Muchas gracias... que pase buena noche su majestad— dices, jugando con tus manos y mirando hacia el suelo.

—Que tenga buena noche, princesa— me despido, cerrando la puerta de golpe y esperando no haber sido demasiado grosero.

Una vez separados por la gruesa puerta de madera, suspiro agotado, mirando la mano que tomaste durante todo el trayecto. Eres una buena chica, pero no la indicada para mí.

No hay chica indicada para mí.
No existe.

No me gusta jugar con los sentimientos de la gente, tengo que cortar esto cuanto antes y encontrar ese bendito dragón.

...

Voy a mi habitación sin encontrar a Iida y apresurado por mi atraso, tomo el pergamino que me dio mi padre ajustándolo en mi cinturón, para luego, cubrirme por completo con una capucha color verde oscuro, la que solo deja mis ojos a la vista.

Dejo una nota a mi sirviente en el velador. Sé que no es la maniobra más segura, pero no poseo otras opciones.

Kacchan me espera.

.

.

—Tardaste.

Es el reclamo con el que soy recibido y solo puedo limitarme a pedir disculpas.

Prefiero omitir mi paseo nocturno
y a mi no deseada invitada aún en el castillo.

Aún con tu ceño fruncido emprendemos el trayecto, escabulléndonos caminamos un largo rato hasta que finalmente terminamos intentando rentar una carreta, la que nos terminaron regalando.

Todos quieren quedar en buen favor con el futuro rey y bastó para Katsuki con mostrar su rostro para obtenerla.

Cuando preguntaban por mí, el "gracioso" príncipe sureño me hizo pasar por una concubina, para su real majestad el rey.

¡UNA
CON-CU-BI-NA!

No sabría decir qué me hace sentir más denigrado: la dudosa profesión o que todos asumieran yo era mujer.
Asumo que es la venganza por hacerlo esperar.

A medida que avanzamos el bosque va desapareciendo y a los lejos puedo ver unas inmensas montañas de roca, las que exhalan humo.

—¿Qué es eso?—pregunto con curiosidad, apuntándolas a la distancia.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 03, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

►El Príncipe Del Norte◄  [Pausada]Where stories live. Discover now