Lluvia de mariposas II

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Entró rápidamente al apartamento, donde se encontró con Cassie sentada en el sofá, rápidamente Cassie se levantó, Amber se quitó los lentes exponiendo sus ojos hinchados, Cassie preocupada la observó...

-Amy... vi... vi la foto, ¡malditos fotógrafos!, ¿cómo pudieron enterarse que estaban ahí? -comentó molesta.

Amber caminó hacia la habitación, y comenzó a abrir los cajones, ignorando las palabras de Cassie.

- ¿Qué pasa Amber? -preguntó de nuevo Cassie, que la había seguido hasta ahí.

Abrió el segundo cajón del mueble que se encontraba a lado de su cama, Amber encontró por fin lo que buscaba, el boleto de avión de regreso a Estados Unidos.

-Me voy a ir hoy mismo -respondió Amber con dificultad, observando algunos momentos a Cassie, con la voz visiblemente entrecortada- iré al aeropuerto a que me cambien la fecha de salida, para hoy mismo- agregó, apresurando a sacar la ropa de los cajones y las maletas de debajo de su cama.

Cassie se quedó estática.

-P-pero Amber, el vuelo...el vuelo es para dentro de 3 semanas... -dijo Cassie, sin saber en realidad qué decir.

Amber se detuvo, observando a Cassie, suspiró, y comentó frustrada.

-Yo me voy a ir hoy, no importa que sea en la madrugada o a la hora que sea, pero me voy hoy, sí tú quieres quedarte las tres semanas, hazlo Cassie -volvió a la labor de guardar frenéticamente su ropa.

-No voy a dejar que te vayas sola -respondió Cassie, muy confundida por aquello que estaba pasando- p-pero, ¿Margareth?

Amber detuvo lo que estaba haciendo y cerró los ojos unos segundos, tan sólo escuchar aquel nombre, hacía que su alma se quebrara, saber lo que estaba a punto de hacer hacía que su corazón quisiera dejar de latir.

-Ella y yo... terminamos -respondió con un hilo de voz.

Cassie tragó saliva, sabía que aquella fotografía traería problemas, pero no se imaginó que eso pasaría...

-P..pero -volvió a tartamudear- ¿por qué? -alcanzó a preguntar, observar a Amber guardando todas sus cosas de esa manera tan desesperada, la ponía muy nerviosa.

- ¡¿Por qué?! -Amber se detuvo de nuevo y observó llena de furia a Cassie- ¿bromeas?... Cassie, viste la foto, sabes lo que pasará...

-Pero creo que pueden solucionarlo, Margareth puede salir y decir algo, Amy sé que tienes mucho miedo, pe...

-Cassie no quiero hablar ahorita -interrumpió Amber tratando de que su voz sonara convincente- no quiero sermones, no quiero escuchar nada, sólo quiero irme, ¡maldita sea, sólo eso! -se alteró en gran medida, sus ojos se notaban llenos de lágrimas y su voz un poco quebrada, esto hizo que Cassie realmente se sorprendiera, era muy raro que Amber perdiera los estribos así, solía mantener la calma siempre.

Y sabía también que cuando Amber decidía algo, nada en el mundo podía hacerle cambiar de opinión, era la persona más terca que había conocido en toda su vida. Cassie, muy a su pesar, decidió comenzar a guardar sus cosas también...

Tardaron alrededor de treinta minutos en guardar las cosas, Amber decidió llamar a un taxi para que fuera por ellas, pero al parecer, no era un buen día para Amber, pues nadie le contestó y tuvo que salir a buscar uno, a dos calles de su apartamento, estaba la estación donde salían los taxis y se dirigió ahí. Cassie aprovechó esos pocos minutos para hacer algo que sabía iba a molestar en gran medida a Amber, pero lo tenía que hacer, descolgó el teléfono y llamó...Definitivamente, era un pésimo día, nadie atendió del otro lado de la línea, pensó en llamar a su móvil pero ella no lo tenía, no le quedaba de otra, dejaría un mensaje al teléfono...

-Hola Margareth, soy Cassie... Probablemente Amber me odiará por esto, pero no puedo dejar que se vaya sin que tú lo sepas. Amber quiere que nos vayamos hoy, estamos saliendo al aeropuerto, ella, ella tiene miedo... Pero te ama, Margareth, en verdad te ama, yo he visto su amor, es, es increíble, nunca he visto algo así en mi vida. Su amor... el tuyo y el de ella, tiene que triunfar y por eso hago esto... t-te dejo el número de la casa de Amber, tienes que llamarla tienen que hablar y arreglar todo, no dejes que esto acabe así... ¡Demonios! Debería de dejarte la maldita dirección de su casa, pero no la tengo a la mano y Amber está a punto de regresar... El número es 902885766. Por favor Margareth no dejes que lo suyo acabe así, por favor...

Segundos después, Amber regresó con el taxi, haciendo que Cassie colgara inmediatamente y ambas subieron con dirección al aeropuerto...

Pudieron cambiarles los boletos para el vuelo de la siguiente hora, y ahí estaban, siendo las nueve de la noche de un 14 de diciembre, caminando por los pasillos para llegar al avión... Lo abordaron, se sentaron en sus asientos, Amber estaba sentada de lado de la ventana. No habían pronunciado casi ninguna palabra en esas horas, hasta que Amber volteó a ver a Cassie y rompió el silencio.

-Cass, perdón por gritarte hace rato, no quería hacerlo... -dijo avergonzada.

Cassie sonrió discretamente, observó el rostro de Amber, nunca antes había observado esa expresión en ella, era casi lúgubre.

-No te preocupes, Amy -tomó su brazo con ternura- pero... ¿C-crees que esto es lo mejor? -preguntó dubitativamente.

Amber desvió la mirada, y cerró los ojos algunos segundos, su corazón quería decir que absolutamente no, que era la mayor tontería que estaba a punto de hacer en toda su vida, su corazón quería hacerla regresar. Pero dejó que su cabeza hablara, dejó que la razón le ganara al corazón.

Suspiró y carraspeó un poco, no podía hablar, todas las palabras, todas las emociones, todos los sentimientos, estaban atrapados en su garganta. Volteó hacia la ventana y con la voz visiblemente rota, exclamó.

-Quiero pedirte que nunca más hablemos de este tema, hoy será la última vez que hablemos de... de ella, a partir de ahora, lo que pasó se queda aquí, por favor. -Observó pocos segundos a Cassie, pero suficientes para que Cassie pudiera observar su mirada perdida, sus ojos vacíos a punto de estallar de nuevo en llanto. Cassie solo asintió tristemente con la cabeza.

El avión estaba a punto de despegar, y Amber observaba la ventana, poco a poco sintió como el avión avanzaba y sintió también, como una parte de su alma se quedaba ahí. Observó cómo subían y como Londres quedaba atrás, junto con su alegría, junto con su entusiasmo, junto con su ilusión, junto con su amor... Su cabeza se recargó en el hombro de Cassie y llevó la vista a su mano, al anillo, a ese anillo que días atrás, le había hecho pasar uno de los mejor días de su vida. Lo tocó con la otra mano y las lágrimas ya no pudieron esperar más, cayeron una tras otra, como lluvia, como una enorme tormenta, de esas tormentas que destrozan todo a su paso. Si Amber pudiera poner lo que sentía en palabras, diría que estaban lloviendo mariposas, mariposas rotas, mariposas sin color, mariposas sin alas; mariposas sin ganas de volar más. Amber sintió la mano de Cassie en su brazo y la apretó con fuerza con la suya, sólo pudo llorar más. Eran todas las lágrimas que nunca había derramado, eran lágrimas de amor, lágrimas que le decían que aunque todo siguiera igual, ella nunca más volvería a ser la misma.

Son como mariposasWhere stories live. Discover now