Estas desveladas no te hacen bien. –Susurró con cariño, tocando su mejilla con su dedo.

No te preocupes. –Contestó, forzando una sonrisa y alejándose de él, colocándose de pie. – ¿Qué quieres de desayuno?

Sorpréndeme. –Contestó él, frunciendo el ceño al ver cómo Anastasia había cambiado de tema.

Afortunadamente la cocina no era eléctrica, así que comenzó a preparar unos huevos revueltos, cuando sintió que Christian la rodeó con sus brazos, mientras comenzaba a besar su cuello y... Oh, vaya, al parecer estaba listo para la acción otra vez, o al menos eso indicaba su erección.

Christian. –Seguía besando su cuello y Anastasia comenzó a derretirse. –Nene... –Sintió cómo él metía su mano en su camisa, comenzando a acariciar sus senos y se dio cuenta de que no podría resistirse. Para evitar un incendio, apagó la hornilla mientras Christian comenzaba a bajar las tiras de la camisa con sus dientes.

Él seguía abrazándola por la cintura, Anastasia colocó ambas manos sobre su brazo. Dejó la camisa a medio camino, solo dejó sus senos al aire. Las manos de Christian fueron bajando hasta su vientre, y después hasta la cinturilla del short, desatando el nudo que lo sostenía. El short cayó al suelo, y Christian comenzó a explorar en la intimidad de Anastasia.

–Christian. –Apartó un poco sus bragas, para introducir uno de sus dedos. Al sentir aquello, Anastasia soltó un suspiro de puro gozo.

Christian. –Apartó un poco sus bragas, para introducir uno de sus dedos. Al sentir aquello, Anastasia soltó un suspiro de puro gozo.

Estás tan húmeda. –Comentó, satisfecho, mientras Anastasia se sonrojaba. –Separa las piernas. –Ella así lo hizo y en un santiamén, Christian se deshizo de las bragas y de su pantalón. Anastasia seguía con las manos sobre el granito de la cocina y Christian posó las suyas sobre las de ellas, mientras entraba en Anastasia, lentamente.

Oh. –Susurró ella, mientras se mordía el labio.

Christian comenzó su ritmo, lento y silencioso, sencillamente placentero y los gemidos leves de Anastasia fueron aumentando poco a poco su volumen, mientras las embestidas de Christian iban aumentando su velocidad. Él comenzó a mover las manos, recorriendo el cuerpo de Anastasia. Tocando todo, tocando aquel botón que le daba tanto placer.

Después de unos minutos, Anastasia veía muy cerca el fin, sentía cómo su interior comenzaba a tensarse, mientras Christian seguía embistiéndola. No, no quería que aquello terminase tan rápido, quería que el exquisito placer siguiese, siguiese por más tiempo.

– ¡Oh! –Alcanzó a gritar al sentir cómo todo su interior se tensaba, apretando a Christian, mientras volvía a estallar en otro intenso orgasmo.

Eso es, nena. –Le dijo él, mientras la embestía por última vez para después vaciarse en su interior.

Cuando estaban recuperando el ritmo normal de sus respiraciones, Christian le plantó un dulce beso en el hombro, mientras se retiraba. Anastasia se giró, mirándolo con una ceja enarcada.

Creí que realmente querrías un desayuno... de comida. –Aclaró.

Este desayuno me apetece más. –La miró de arriba a abajo, mientras se agachaba para recoger su pantalón.

Eres insaciable. –Le contestó ella, a la vez que también se agachaba para recoger sus prendas, mientras se acomodaba su camisa.

Sí, pero... Ahora sí tengo hambre. De comida. –Aclaró.

Las Heridas Del PasadoWhere stories live. Discover now