D E C I M O N O V E N O

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—Tu gira con Nissher y Five Stars es mañana, es muy importante ¿Tienes todo listo? —cuestiona con apenas un susurro.

Últimamente le agota demasiado hablar, es otra razón de porqué nuestras conversaciones son tan escasas.

—No lo puedo creer —Mascullo con una sonrisa cortante mirando por la ventana.

¿Cómo puede pedirme que me vaya y la deje aquí? ¿piensa que no es importante para mí?, ¿piensa que soy una mal agradecida o una hipócrita? Estás mal, Ava.

Tienes que ir es tu oportunidad, debes seguir adelante -Sigue hablando lo mas fuerte y rápido que le permite su salud, lo cual es bastante pausado.

—¿Cómo puedes decirme eso? Soy tu amiga, joder me importas, ¿crees que todo esto sería posible sin ti para empezar? —cuestiono perdiendo la paciencia.

¿En serio pensaba que la dejaría acá?, es casi insultante de su parte, jamás consideré siquiera irme a casa a descansar después de obtener el pase especial, somos amigas, en las buenas y en las malas hay que estar la una para la otra. Ava ha sido fuerte desde que nos conocimos, ahora yo tengo que ser fuerte por las dos aunque ella no lo quiera.

—Sí, todo habría sido posible, después de todo tú eras quien tenía el talento —pronuncia con sus agrietados labios, aún tiene los ojos cerrados.

—No, te equivocas, si no hubieses intervenido tú, yo... yo, seguramente todavía estuviera con mis ropas grandes y enterrada bajo los libros que odiaba leer.

—No Mika, yo solo te di el empujón que necesitabas, cualquiera hubiese podido hacerlo —defiende su errado punto de vista.

Ella quiere hacerme creer que es cierto, que yo sola podría haberlo hecho todo el resto fuiste tú yendo tras lo que querías, pero es mentira, cualquiera que me haya conocido antes sabrá que es mentira.

—Pero hasta esos momentos nadie se dignó a dármelo —digo con apenas un hilo de voz.

—Amar a veces es dejar atrás, ¿recuerdas? Lo dijo el sr. Mason.

—No mezcles esta situación con eso, no eres una mascota ni es igual.

—Mika ya basta, quien va a morir soy yo no tú —Frunce sus pronunciadas cejas—, no tienes por qué estar aquí desperdiciando oportunidades estúpidamente, voy a morir y jamás podrás hacer nada.

—¡Ya deja de decir eso así como así! —grito poniéndome de pie frente a ella.

Todo lo que está sucediendo, más todo lo que yo hago por salvarla, por hacer que ella se sienta mejor, por tratar de conseguir una cura para esta enfermedad. Y aún así se atreve a hacer este tipo de comentarios. ¿Podría una persona despreciar de tal manera su vida?, ¿es capaz ella de ser tan insegura como para pensar que no tiene valor?

—¿Por qué ?, ¡es la verdad! ¡Y tú estas dejando todo por una chica enferma que no vale tu sueño! —Por fin se digna a mirarme, y para más descaro con molestia, apenas susurrando la frase con un volumen considerable.

—Sí lo vales, eres como mi familia, tú eres importante para mí —replico alzando mi voz sin despegar mi mirada de la suya sintiendo una impotencia que me hace doler hasta los huesos.

—No y lo sabes Mika, ¡estés aquí o no igual moriré! ¿A quién le importa dónde estés cuando eso suceda? ¡Solo se egoísta por una vez en tu vida y vete! —exclama como puede, pero enseguida hace una mueca de cansancio que no merma su enojo.

—¡Ya cállate! —grito mi demanda golpeando el sofá en el acto.

Me levanto dispuesta a salir de la habitación, con la impotencia marcando cada centímetro de mi piel mientras camino por los pasillos blancos del enorme hospital con el cual ya me he familiarizado, bajo las escaleras y cruzo varias esquinas llegando automáticamente a la cafetería del hospital, sin ponerme a pensar si quería o no estar ahí me siento en uno de los rincones más solitarios de la sala. Son las 11:26 am y yo ya estoy pasando la rabieta del día.

Cajitas de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora