Introducción

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Acto 1

Escena 1

"Introducción"

La madera chilla, 1, 2, 3... vuelve a chillar, 1, 2, 3... Ahí está de nuevo, 1, 2, 3... se detiene por un momento, y vuelve a chillar, el hombre de risos plateados, piel arrugada y seca, se levanta para acomodar la foto familiar, una vez hecho eso vuelve a la mecedora y se repite, 1, 2, 3: Chilla la madera. Toma un periódico antiguo, y como si la fotografía se estuviera quejando por su nueva posición el anciano se levanta nuevamente, va por ella y la acaricia nostálgicamente. Alguien toca a la puerta, seguido el anciano deja caer la fotografía, y con cuidado la levanta.

Abuelo. Está abierto, puedes pasar.


Entra una joven con la mirada de un animalito que es cambiado a un nuevo hábitat, solamente protegiéndose por una mochila y con temor a caer en la trampa de algún depredador, la nueva inquilina con los brazos cruzados se posa al lado de la mecedora.

Sonia(1). Hola abuelo.
Abuelo. Hola, nubecita. Pasa, pasa, adelante. mírate, la última vez que te vi estabas así de pequeña (Estira los brazos para dar un abrazo incomodo; aún con la fotografía en manos; el anciano toma asiento, seguido ella hace un gesto de alivio) Nubecita, si te quedas ahí mucho tiempo te van a salir raíces. (Sonia se sienta en la alfombra, al otro lado del escenario)
Abuelo. ¿y tu madre?
Sonia. Se fue en cuanto me bajé del carro, siempre anda con prisas.
Abuelo. ¿cómo está ella?
Sonia. Mejor que yo, creo, siempre pisando el acelerador.
Abuelo. Una mujer fuerte, eso lo sacó de su madre, pero siempre ocupada, eso lo sacó de mí.
Sonia. Me consta.
Abuelo. Saca una cajetilla de cigarros.
Sonia. Abuelo ¿Qué mi mamá no te dijo que estoy enferma?
Abuelo. Ah, lo siento, nubecita...
Sonia. y ya no me digas nubecita, ya estoy suficientemente grande.
Abuelo. Seguro tienes tarea o algo que hacer.
Sonia. Son vacaciones, obviamente no tengo nada que hacer (saca unos cuadernos de dibujo)
Abuelo. Huf, Y sepa de dónde sacaste esa actitud. Y eso ¿Qué es?
Sonia. Es mi diario.
Abuelo. Pero está lleno de dibujos.
Sonia. No soy buena escribiendo, es mi diario de dibujos.

Sonia(1) Sonia está enferma, por lo que constantemente está tosiendo.

Abuelo. Y eso lo sacaste de mí, tampoco soy tan bueno escribiendo, además siempre fui malísimo con eso del dibujo; así que mis diarios los guardo aquí (apunta a su cabeza).
Sonia. Oh, seguro tendrá muchos recuerdos de la prehistoria con Pedro Picapiedra.
Abuelo. Puedo apostar a que sí, y también doy fe en que tú también tienes buenas historias que contar, pues tienes ante tus ojos él mejor cuenta historias del mundo, y eso está en la sangre... es como la diabetes.
Sonia. En eso te equivocas, yo no tengo ninguna historia que contar.
Abuelo. ¿quisieras apostar? (silencio corto)
Sonia. Sólo si estás dispuesto a perder.
Abuelo. Si yo gano te podré decir Nubecita.

Sonia. Y si yo gano me dices por mi nombre.

Abuelo. Trato hecho, empiezas nubecita.
Sonia. ¿Yo? Tienes derecho de antigüedad, tu primero.
Abuelo. Las damas primero.
Sonia. Soy una niña todavía. Así que resolveremos esto con un Chin-chan-pu.
Abuelo. A mi madre la dejas en paz.
Sonia. (entre risas y toz) No, abuelo, chin-chan-pu coloca una de tus manos con la palma arriba, y con la otra tendrás el puño cerrado, los dos diremos Chin-chan-pu, Y cuando digamos la última palabra alguno de los dos haremos la forma de una piedra (hace el gesto con las manos), papel o tijera. La piedra la gana a tijera, la tijera le gana al papel, y papel le gana a la piedra.
Abuelo. ¡Ah! Piedra, papel o tijera.
Sonia. No, no... se llama chin-chan-pu.
Abuelo. (silencio corto) Que tontería, en mis tiempos nos agarrábamos a fregazos y al que le quedaba menos dientes ganaba.

Sonia. Abuelo ¿por qué tienes tan poquitos dientes?
Abuelo. Para que veas que tu abuelo nunca se rajó.
Sonia. Sí, pero estos no son tus tiempos ¿o sí?
Abuelo. (silencio medio) está bien
Sonia. ¿Listo? A las tres, una, dos tres: Chin-chan-pu. (hace la señal de que eligió papel y el Anciano elije piedra).
Abuelo. ¡Ja! Te gané.
Sonia. No es cierto, el papel le gana a la piedra.
Abuelo. Pero mi piedra la lancé con una resortera y atravesó el papel.
Sonia. No seas tramposo.
Abuelo. ¿Esperabas ganarle a él mejor cuenta historias del mundo?
Sonia. Te lo juro, yo no tengo nada que contar, mi vida es aburrida, y siempre es lo mismo.
Abuelo. Entonces cuéntame eso

Sonia. A nadie le interesa.

Abuelo. Nadie es mi segundo nombre.

Sonia. Abuelo no tienes que fingir...
Abuelo. A mí me interesa. (silencio medio)

Siete Minutos (Obra de teatro)Where stories live. Discover now