20. No puedo no considerarte.

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Eric.

Despierto en la mañana, con el sonido de voces amortiguadas discutiendo por algo fuera de la habitación. Estiro los brazos y uno de ellos choca contra algo suave; abro mis ojos y dirijo la mirada hacia el cuerpo pálido de Tae que yace boca abajo contra mí. Inconscientemente sonrío, recordando lo que estuvimos haciendo anoche y lo bien que se siente levantarse por la mañana y ver esos labios de corazón fruncidos y esa piel blanca iluminada por la luz que entra a través de las puertas corredizas del balcón. Él luce como un ángel, incluso si no lleva nada más que una sábana enredada en su cadera y su pierna. Me muerdo el labio y me inclino sobre él para dejar varios besos sobre su mejilla. Él suelta un pequeño ronquido adorable y se gira hacia el otro lado, murmurando cosas entre dientes.

Sacudo la cabeza y me concentro entonces en el sonido de las voces fuera de la habitación, suenan a Benjamin y a Xavier hablando. Salgo de la cama, me toma dos minutos encontrar mis bóxers que han terminado por alguna razón en un rincón de la habitación, me los coloco y me dirijo hacia la puerta. Cuando la abro, Benjamin se congela y me mira, Xavier está cruzado de brazos como si acabara de reclamarle algo y esperase una respuesta. Ambos me mira fijamente y yo alzo las cejas.

—¿Se les ofrece algo? —interrogo cruzándome de brazos—. Me despertaron.

—Lo siento, Eric, no era nuestra intención —dice Benjamin—. Es que... no sabíamos que... ya sabes, en qué situación estaban tú y Ty, así que queríamos tocar para decirles que el desayuno está listo pero... parece que no fue necesario... ¿Cómo te encuentras? —él pregunta entonces con una sonrisa incómoda.

—Estoy bien —sonrío—. Maravilloso, gracias por preguntar.

—Apuesto a que sí —masculla Xavier antes de sonreír y preguntar—: ¿Qué tal estuvo todo?

—No esperes los detalles —le doy una mirada de advertencia.

—¡Somos hermanos! Los hermanos hablan de esas cosas —él me empuja el hombro con su puño—. Vamos, dime, ¿Qué tal todo? ¿Hubo diversión? ¿Quién estuvo abajo?

—Xavier, por favor —Benjamin dice apretando sus dientes y ampliando sus ojos.

—¿Qué? ¡Quiero saber!

—Baja la voz, despertarás a Tae —le digo.

—Muy tarde, toda esa palabrería me levantó ya —Tae aparece detrás de mí, enredado en la sábana y pasando su mano por mi espalda, luego apoya su mejilla contra mi brazo—. Tengo hambre.

—¿Mucho ejercicio? —Xavier suelta una risa.

Ruedo los ojos.

—No seas pesado, Xavier —Tae lo mira subiendo una de las comisuras de su boca—. Me iré a vestir.

Él besa mi brazo y yo sonrío, siguiéndolo dentro y cerrando la puerta sin despedirme. Lo miro caminar por la habitación dejando caer la sabana mientras busca su ropa interior. La contempla por unos minutos después de encontrarla y luego gruñe dejándolo caer, probablemente porque está arruinada.

—Tengo ropa en la habitación de Benjamin, déjame ir por algo para ti —le digo—. Aunque no hay ropa interior.

—Gracias —él me da una sonrisa y se mueve con lentitud hasta donde estoy para besar mis labios.

Un beso, dos besos, tres hasta que se convierte en un solo beso largo y profundo. Supongo que es la magia del momento que aun no ha pasado. Sin embargo, aprieto su cintura con ambas manos él suelta un siseo de dolor y se aleja de mí.

El desastre de Ty |Payson 3|Where stories live. Discover now