10. Robada y perdida.

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Cuando terminó se dirigió a la mesa en donde ellas estaban.

—Buenos días señoritas.

Layla lo golpeó en el hombro. —Deja de actuar como si fueras mi profesor y yo una alumna tuya.

Él se encogió de hombros. —¿No lo somos?

Layla puso los ojos en blanco. —No, me conoces mejor que eso.

Amelie sintió una punzada de envidia. Ellos eran tan familiares entre sí.

Se dio cuenta que él la estaba mirando. —Amelie, ayer me fui muy rápido, lamento eso.

—No te preocupes, ¿terminaste?

Él pasó una mano por su cabello y Amelie vio sus ojeras y su frente ligeramente rosa  —Sí.

—¿Dormiste sobre los papeles?

Él rió. —Algo así; llegue un poco tarde.

Amelie pensó. Tarde. Una cosa usual si ibas a J.S. Se preguntó si en verdad aquello tenía relación. 

Gael le dio una ojeada a su reloj e hizo una ridícula mueca.

La clase está por iniciar y tengo un montón de cosas que tengo que desarrollar.

Al parecer habían pasado más de media hora desde que empezó a hablar con Layla.

Amelie no lo miró a los ojos. No después de que él le haya abierto la puerta en la salida, tampoco después de que haya empezado su clase por más de que fuera interesante. Tenía esa sensación arraigada de que Gael estaba tratando de llamar su atención pasando a su lado mientras controlaba que todos escribían lo que decía en la presentación.

Ella escribía algunas palabras que fluían de su boca y a veces esbozaba algún dibujo cuando se sentía perdida.

Sólo cuando todos se revolvían, y las palabras de Gael cesaron, alzó la cabeza.

Todos arrancaban sus hojas y cortaban los bordes. Incluso Layla, quien mordía su lengua en concentración mientras escribía su nombre.

Sólo en ese momento se dio cuenta, de que había que entregar las anotaciones de la clase.

Rápidamente arrancó su propia hoja y escribió su nombre en el encabezado. Era un desastre, con el dibujo a bolígrafo en el margen. Esperaba a que pasara por alto ese gran detalle. Nunca le había pasado eso, nunca se atrevió a escribir fuera del margen. Ella siempre conservaba el orden, no dibujaba flores o corazones para mantener su neutralidad entorno a la escuela. Se dio cuenta de lo aburrida que había llegado a ser con marcadores e indicadores de un solo color en cada parte de su cuaderno a diferencia de Layla, quien utilizaba todo tipo de bolígrafos de colores para señalar cosas importantes.

Todos dejaron sus hojas sobre la mesa mientras salían del lugar. Amelie fue la última en entregar. Albergó una esperanza silenciosa de que no dijera nada sobre ello, pero no fue el caso.

—¿Es tu dibujo?

Ella asintió apenada y no lo miró a los ojos.

—Eres talentosa.

Ella se removió incómoda no sabiendo muy bien lo que debía de contestar. —Gracias. Pero no dibujo muy a menudo —confesó.

—Deberías intentarlo.

—Lo he intentado por un tiempo, pero simplemente no encontré la inspiración adecuada.

—Parecías muy inspirada en la clase, tanto que ni siquiera levantaste la mirada al frente.

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⏰ Last updated: Sep 18, 2017 ⏰

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