Mi respiración no me hacía mejorar, la calma que mi cerebro intentaba hacer reinar no ablandaba mi rigidez; mi cuerpo estaba tan extremadamente tenso que me hacía pensar que eran los latidos de mi corazón los que producían esos golpes metálicos que...
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El coche arrancó, aunque era difícil adivinarlo, ya que el motor no producía ningún tipo de rugido. Era silencioso y flotante como una bella mariposa, pero, con aspecto de ser destructiva.
Un impulso veloz me llevó hacia atrás de un golpe, habíamos comenzado a andar. Bueno, más bien a correr. La máquina iba a toda velocidad; tanto, que me arriesgaría a decir que seríamos los primeros en llegar... Entonces me percaté de que allí todos los coches eran así de alucinantes; allí todo era increíble, y lo que yo creía impresionante, para ellos podría ser una chatarra.
- ¿hacia dónde están las galerías?- pregunté.
- allí en frente- dijo Lyle señalando a un edificio blanco y con muchas ventanas.
El edificio no era estrecho y alto, sino ancho y algo más bajo que los demás.
La fachada de la construcción no tenía ni gota de color, era de aspecto serio; como sería el despacho del alcalde en el ayuntamiento de mi ciudad.
- y... ¿qué has visto extactamente, Brianda?- me preguntó Hona con algo de timidez.
- Lorraine estaba hablando con... Un chico.- no quise meter en problemas a Nestor- y, dijo que la batalla sería en tres días.
Aunque Lorraine hubiera confirmado la fecha adelantada del enfrentamiento, yo no terminaba de fiarme. Nadie sabía si los habitantes del clan sombrío conocían mi estancia allí. ¿era posible que su reina hubiera señalado una fecha precipitada a propósito, sabiendo que yo la veía? Ni siquiera Lyle sabía lo que reinaba en la mente de sus vecinos.
- ya hemos llegado.- anunció Hona.
El coche giró y se paró frente a la acera del recinto de "Las galerías".
- ¿quién se va a quedar con Marte?- pregunté.
Miré a todos lados, esperando que ocurriera como en las películas y una voz conocida detrás de mí dijera: "yo me quedaré con ella. Tú haz lo que debas hacer." Pero, claro, si todo fuera como en el maravilloso pero irreal mundo del cine, yo ya hubiera salvado Auritumland, la guerra estaría más que acabada y no moriría nadie, y, claro, el clan y la cuidad serían eternos amigos.
- emm... Ya sé quién. Un momento, tengo que hacer una llamada.- dijo Hona, a la vez que se retiraba de nosotros.
Sacó de su bolsillo un móvil tan fino como una hoja de papel. En la Tierra, la tecnología ya estaba avanzada de una manera impresionante: televisiones que puedes pegar a la pared, coches que conducen solos y hacen tus encargos, alarmas que identifican tu cara... Pero jamás había visto un móvil tan avanzado.
- ¡hola! Ehh... ¿hola?- comenzó a hablar - ¡Kio! ¿qué haces tú con el teléfono de Wolgax? ¡pásame con ella!
En el momento en el que escuché esos dos nombre recordé la conversación con Ron Walls en el restaurante.
