Capítulo III

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Capítulo III


–esta noche Ana me convenció que me quedará a dormir en su casa y acepte, era tarde y no quería llegar a mi departamento, no quería estar sola, escuchar a Christian me puso un poco nostálgica, sobre todo el darme cuenta que extraño tanto estar a su lado, me acomodé, en la cama, suspiré con nostalgia tenía tiempo que no expresaba tanto con un suspiro, coloqué mi cabeza en la almohada y las imágenes y las sensaciones que en ese momento viví con él empezaron a llegar así poco a poco fui dejando de pensar–


–Las olas del mar golpeaban mis piernas mientras tenía a Christian besando mi cuello, el atardecer invadía aquella playa solitaria y ni un alma deambulaba por aquellos lados, sus labios quemaban con cada contacto de su piel mientras ambos, desnudos, nos entregábamos nuevamente a lo que sentíamos.

Deslice mis manos sobre su espalda acariciando cada hueco de su musculatura, el descendía sobre mis pechos jugando con ellos mientras los acariciaba, un leve gemido salió de mi garganta y note como su miembro engrandecía haciendo que rozase mi sexo, pasee mis manos sobre su espalda hasta que las metí entre ambos para agarrar su miembro, él se estremeció sobre mí apoyando su cabeza contra mi pecho, soltó un gruñido que me encanto.

Empecé a mover mis manos alrededor de su miembro mientras el candentemente agarraba mis caderas con fuerza y devoraba mi cuello deshaciéndose en pequeños gruñidos, le gustaba y a mí me estaba excitando demasiado su reacción, con sus manos agarró mis muñecas y sorpresivamente las colocó sobre mi cabeza.

Sentí sus gruesos labios sobre los míos en un pequeño beso y de pronto note su miembro dentro de mí, un gran gemido salió de mi garganta impactando con sus labios, vi como él sonreía alegre por mi reacción, humedecí mis labios y deje que volviera embestirme una vez.

Una y otra vez entraba y salía dentro de mi provocándome un fuerte cosquilleo en mi interior que me hacía gemir cada vez más alto, se apoyó contra mi frente mientras me embestía con más intensidad, lo notaba cerca de su más alto clímax, mi interior ya no iba aguantar mucho más mientras el calor de sus movimientos y el frío del agua del mar contrastaban mi cuerpo en un sinfín de sensaciones.

Me deje ir a su vez, mientras opacábamos nuestros jadeos con besos, su ritmo descendió mientras se relajaba sobre mi cuerpo y suspiré un par de veces más antes de dejar de sentir las pequeñas descargas que me provocaban el orgasmo, teníamos la arena adherida a nuestros cuerpos y el mar seguía subiendo llegándonos a la cadera, él me miraba con una sonrisa encantado por el momento vivido y yo solo me refugiaba en su dulce mirada de la cual estaba perdidamente enamorada.


–Me desperté agitada, sentí tan real todas las caricias que había soñado, no podía estar pensando en él, yo tengo novio, cómo voy a permitir que el aparezca y mueva todas mis emociones, eso no era lógico, me levanté de la cama molesta, tome una toalla que la noche anterior Ana me había ofrecido por si quería darme una ducha, me metí al baño, quité la pijama que Ana me había prestado y observé mi cuerpo desnudo, cerré los ojos y de nuevo la imagen de él estaba en mi mente, evitando seguir pensando en él, me metí a bañar agua helada era lo que necesitaba–


–Salí de la habitación ya bañada me sentía fresca como nueva, Ana me presto ropa–

–Buenos días –Ana me dio una enorme sonrisa, mientras preparaba el desayuno–

–Buenos días huele delicioso –observé los panqueques que estaba cocinando–

–Miel –asentí, yo serví el café que ella había preparado con anterioridad y empezamos a desayunar–

No eras para miWhere stories live. Discover now