Ambas familias se reunieron en una de las sucursales de Vongola, donde al ingresar los empleados de esta miraban con cierto desprecio a los intrusos, de manera que ellos casi se caen de espaldas por lo bienvenidos que eran en el lugar.
Una vez llegaron a la habitación donde discutirían las cosas, ambos jefes se miraron mostrando diferentes emociones; el castaño no mostraba signos de preocupación o impaciencia, sólo le dedicaba a su enemigo una de sus más burlonas sonrisas, el peli-naranja frunció el entrecejo con molestia, la ansiedad de derrotarlo y dejarlo en ridículo por completo fluían por sus venas.
— ¿Qué haremos para decidir esto? —preguntó Yabura inexpresiva, mirando primero al peli-naranja y luego a su jefe.
El rubio ceniza miró a su hijo serio, mientras apretaba a Nana contra sus brazos en un cálido abrazo.
Phantom sonrió, escondiendo la mirada bajo la sombra que le proporcionaba su capucha, mirando desde esta a su alumno con los brazos cruzados. Los guardianes no cambiaron su expresión seria mientras comenzaban a preguntarse internamente por qué el silencio.
— Dame-Hiro tenía planeada una batalla especial, algo diferente a lo tradicional pero a la vez muy parecido —Reborn sonrió, cruzándose de brazos sobre el hombro del chico de cabellos naranjas.
— Su idea eran dos categorías de batallas —comenzó a decir Yamamoto, todas las miradas se posaron en la lluvia que se cruzó de brazos serio—: Primero serían seis peleas de uno contra uno entre los guardianes de ambas familias, y luego entre ambos cielos se daría el veredicto final.
Se voltearon al peli-plata, que chasqueó la lengua, disimulando la emoción que sentía por ver el potencial de su jefe y la derrota absoluta de los Abedelli.
— Por cada pelea ganada se suma un punto a los equipos, es decir, que si un guardián gana a su contrincante se sumaría un punto para su respectivo equipo —continuó el oji-esmeralda apartando la mirada con sus brazos cruzados—. Por otro lado, al ganar la batalla uno de los cielos se suman cuatro puntos a su equipo.
— Esto quiere decir que, hipotéticamente, si Vongola obtiene dos puntos en batallas de guardianes y Hiroyuki gana contra Primo, se sumarían seis, lo cual querría decir que ganaríamos en ese caso —finalizó el sol, olvidando por completo su típico "¡Extremo!" al final de cada frase.
Los "invitados" se tomaron su tiempo para repasar la información y procesarla correctamente, mientras los Vongola sólo los observaban tranquilos.
Algunos de los Abedelli sólo se tomaban la libertad de idear formas de asesinar a ese tipo que había osado meterse con su cielo, a él no lo tocaban ni lo más mínimo porque no saldrían vivos.
— Interesante.. —murmuró el castaño indiferente, llevando una mano a su barbilla con una pequeña sonrisa en el rostro, pero sin ninguna pizca de burla—. ¡Aceptamos!
Su radiante sonrisa cautivó los ojos de sus guardianes, que terminaron calmando su sed de sangre antes de que el cielo los matara por mostrar tales intenciones sin siquiera empezar la batalla.
Los Vongola sonrieron también: — Entonces, ¿qué te parece si decidimos las reglas y anunciamos oficialmente nuestro enfrentamiento? —preguntó, para sorpresa de los demás, con amabilidad el peli-naranja, levantándose de su lugar y señalando la salida.
Él asintió algo extrañado, mas lo ocultó y juntos salieron de ahí, dejando a los guardianes y tutores con miradas asesinas entre sí.
Ciao.
Se viene el final, sííí :3
Estoy feliz porque no me siento segura de publicar otra historia (de los diez o mínimo siete borradores que tengo), teniendo esta en proceso, así que cuando finalice tendré nuevos proyectos activos :'3
Muchas gracias por todo su apoyo, los amo <3
Ah, y me contactaré con los creadores de... René Benedict, Robby, y Marie Saotome. Chicos, necesito armas o ataques, o toda la información específica de lucha que puedan darme, pues necesito eso para las peleas :'v Y como apenas puedo escribir acción porque soy malísima, estoy necesitada de esa información :'v
En fin, espero les guste el capítulo, y me disculpen por no actualizar ayer :'c
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Tsuna, no eres el décimo
Fanfiction«Las peores traiciones vienen de aquellos en quiénes más confiamos» Una vez más, Tsuna había decidido ignorar a esa voz en su cabeza, que generosamente quería evitar una tragedia próxima. Confiaba tanto en sus amigos que no podía esperarse de su par...
