XV- All The Lovers

Start from the beginning
                                    

Se dejó llevar por la canción dentro de su cabeza, tarareando mientras meneaba las caderas. Ya no valía la pena preocuparse por Ryan. Todo estaba bien, dentro de como podría estarlo. Emociones mezcladas. Eso era todo lo que sentía. Y se estaba resistiendo. Estaba parado a la orilla del precipicio, el viento soplando contra su espalda obligándolo a saltar. Pero sabía que no podía rendirse. No, ese no era un plan. Oh, nadie lo entendía. Pero a veces, el fondo del precipio lo llamaba. Era tan, tan tentador. Y para él, el fondo del precipicio estaba en los ojos del castaño. De todas formas, no importaba como lo explicara, nadie comprendería. No tenía sentido. Nada en su vida lo tenía.

Preparó dos tazas de café, volviéndo a la cama y entregándole una a su amante. Un escalofrío recorrió su espalda al llamarlo de esa manera. Su amante. Dios, si hubiera sabido hasta donde llegarían...

Ryan la tomó entre sus manos con delicadeza y bebió de esta sin revuelos, sin cuestionarse si tendría algo, como había hecho anteriormente. Lo miró a los ojos mientras daba un largo sorbo.

Lo especial en su relación es que ambos tenían cuchillos contra sus espaldas, amenazándose con apuñalarse en cada segundo. Ryan quería matarlo. Brendon era de el equipo contrario. Todo era un gran juego, y ellos estaban entre las redes. Habían decidido hacer el amor y no la guerra, literalmente. Todo parecía justo hasta el momento, pero, ¿Hasta donde llegarían? ¿Dónde estaba el fin? ¿Qué tango era suficiente?
Todo eso se reflejaba en los ojos del castaño; simplemente no había respuesta.

Después de beber el café, Ryan dejó la taza en la mesa de noche, y se paró de la cama, sin molestarse en taparse, para dirigirse al baño. Brendon sintió que la ducha se encendía. Se quedó solo, tomando su café en silencio. Después de un par de minutos, decidió que ya no le importaba nada. Dejó la taza a un lado, y se dirigió al baño, despojándose de sus jeans. Abrió la puerta de la ducha, precensiando la silueta del mayor y el vapor de agua interponiéndose. No había nada de lo que preocuparse.
Ryan lo miró confundido por un par de segundos, pero luego le hizo un gesto para que entrara. Hacer el amor, no la guerra.

Entró a la ducha, sintiendo el agua caliente rosarle el rostro mientras cerraba la puerta detrás de si. Se dejó caer en los brazos de Ryan, quien lo recibió automáticamente yendo por sus labios. La fricción entre ellos, el agua mojando su cabello, la piel desnuda, todo era perfecto. No necesitaban palabras. Sus labios sabían a café sin azúcar. Las manos del mayor lo tenían sujetado de cintura, presionando sus cuerpos para mantenerlos juntos. Cada centímetro de piel, quería besarlo. Miró a los ojos del castaño nuevamente, retándolo con la mirada. Ryan se la devolvió. No había nada que no pudieran hacer. Ellos lo sabían.
Cerró los ojos y volvió a besarlo con fuerza.

Ryan se había ido, y Brendon se había devuelto a su departamento. Si se quedaba en el departamento de Ryan, no había muchas cosas que podría hacer. Además, necesitaba trabajar. Ryan no le daba crédito por ser el jefe de la mafia, pero en verdad tenía que controlar casi todo el país con extrema eficiencia. Y siempre lo había logrado. Ahora que se había mudado a Los Ángeles, todo el mundo dudaba de él. ¿Por qué se cambiaría al lugar donde está la sede del Karma Police? Sin embargo, había continuado haciendo un espléndido trabajo. Ahora, tenía que mantenerlo.

Se había sentado en su escritorio, lleno de papeles, distintos teléfonos, libretas y pantallas. Tecleaba rápidamente. Contestaba una llamada y apenas cortaba, contestaba otra. Sin embargo, no lograba concentrarse en lo absoluto. La primera hora, todo pareció ir bien. Pero después de eso, su mente se fue desconcentrando para recordar la manera en que el cuerpo de Ryan se alineaba con el suyo y lo miraba a los ojos con ese destello inhumano tan particular de él. Trató de apartar la idea, pero no funcionó. Después de unos cuantos minutos, ya estaba desesperado. No lograba entender lo que leía. Su mente vagaba por los detalles en el cuerpo del mayor; los huesos de sus muñecas, sus lunares y como resaltaban sus clavículas. Tenía un problema del cual debía deshacerse. Así no podría trabajar. Y entonces, tubo una idea.

No tardó mucho rato desde que lo llamó hasta que llegó a su departamento. Había estado ahí muchas veces, se sabía el camino de memoria. A penas Brendon le abrió la puerta, se avalanzó sobre el invitado, buscando desesperadamente una distracción. Él lo tomó por la cintura y continuó besándolo, mientras cerraba la puerta tras de sí.

De a poco caminaron hasta el dormitorio, donde Brendon se dejó caer en la cama y dejó que él desabrochara los botones de su camisa.

-Un cuanto desesperado, ¿Eh?-preguntó el muchacho, riéndo para si mismo. Cuando Brendon lo llamaba, solía venir de inmediato. Brendon era su entretención y la verdad, no le agradaba mucho esperar. No era un vínculo cercano, sólo amantes, pero sabía muchas cosas más sobre la vida privada de Brendon que un montón de otra gente con la que Brendon se entretenía.

-No logro concentrarme.-susurró el menor, arqueando la espalda por el contacto. El muchacho se encogió de hombros antes de volver a besarlo.

-Seré tu distracción entonces.-finalizó.

Comenzó a besar su mandíbula y luego su cuello, mientras Brendon se rendía en placer. Solo quería dejar de pensar en Ryan. Distraerse. Esto parecía un buen plan.
Su mente comenzó a vagar placenteramente, dejándolo en paz. El muchacho terminó de desabotonar su camisa, para luego sacársela y seguir bajando sus besos por su torso.

Al llegar a las caderas del menor, este dejó ir un gruñido entre dientes. Sonrió para si mismo. Parecía estar complaciéndolo.
Se despojó de su propia camisa y la tiró a un lado para luego volver a pocisionarse sobre Brendon. Volvió a besar su cuello, succionando con fuerza. Seguramente dejaría marcas. Brendon se aferró a su espalda, dejando ir un gemido.

-Oh, Ryan...-susurró, enredándo sus dedos en su cabello. El muchacho se apartó, mirándolo confundido.

-¿Ryan? Ese no es mi nombre, solo por si no te acuerdas.-respondió para volver a lo que estaba haciendo.

Un escalofrío recorrió la espalda del menor. Había logrado distraerse, por unos minutos. Ahora la imágen de Ryan había vuelto a su mente. No era él quien estaba encima suyo, si no que Ryan. Sus dedos acariciaban su piel y sus labios dejaban marcas en su cuello. No podía soportarlo; el pensamiento de Ryan lo había vuelto a invadir completamente.
Cuando él comenzó a desabrochar sus pantalones, otro gemido cayó de sus labios, dejándo ir el nombre de Ryan nuevamente. Su acompañante no se inmutó. Brendon era su amante, pero sabía que había otros más. Al menos lo divertía.

Pero Brendon, en su mente, estaba colapsando. Lo que había servido para distraerlo antes, ahora no hacía ningún efecto. Ryan seguía ahí. Y ya no pudo aguantarlo más. Debía rendirse. Ryan no se iría de su mente.
Apartó al chico encima suyo mientras tomaba su camisa y se la colocaba otra vez. Esto no iba a funcionar.

Gabe Saporta lo miró confundido, no estando seguro de qué hacer.

-Hey, ¿Qué pasa?-preguntó, acercándose nuevamente con un deje de duda en su voz.

Brendon sintió como las lágrimas mojaban sus ojos. Hizo un ademán.

-No te necesito.

Gabe trató de tomarlo por los hombros, pero Brendon se apartó.

-Pero...-trató de decir algo, pero Brendon lo interrumpió.

-¡Ándate! ¡Estoy bien!-lo empujó fuera de su dormitorio y luego abrochó sus pantalones.

Gabe frunció el ceño pero le hizo caso de todas maneras. Era la visita más corta que había hecho al departamento de Brendon. Las lágrimas decoraban las mejillas del menor.

Rápidamente, Brendon guió a Gabe hacia la puerta y lo empujó fuera. Ni si quiera se molestó en despedirse antes de cerrar la puerta con un estruendo. Volvió a su dormitorio, tirándose en la cama y envolviéndose con las sábanas de seda.

Ya no había esperanzas. Ryan lo había consumido. Estaba solo ahora.

Habían decidido hacer el amor y no la guerra, pero ahora la guerra estaba dentro suyo y no sabía cuanto más podría resistir.

Karma Police //Ryden//Where stories live. Discover now