Primos en casa [Sin Editar]

Capítulo 27: Entre Harper, Alex, Zoey y Dylan

Quién sabe cuánto tiempo llevo escribiéndome con Nick. Me hacía reír con cada mensaje que mandaba. Ahora mismo, estaba contándome que estaba con su abuela viendo Scary Movie.

Por el rabillo del ojo veo a Bridget entrar a la habitación.

—Calma Amber, a estas alturas ya no tendrás yemas de los dedos o huella digital —bromea Bridget.

Yo dejo que el comentario pase desapercibido y sigo escribiéndole a Nick. Me cuenta que la película va en la parte en que el elenco están sentados en la mesa para cenar, pero el mayordomo de la mano pequeña lo arruina todo. Suelto una carcajada y Bridget se me queda viendo.

—Lo siento —me disculpo con ella y me tapo la boca al mismo tiempo.

Cuando menos me lo espero, mi habitación se llena por todos mis primos y hermanos. Cada uno de ellos se sienta en el lugar que pueden. Jax entra después de ellos y se sube a mi cama para sentarse a lado.

—Les presento a Amber Reynolds
—presenta Alex como todo un presentador de televisión con mi cepillo como micrófono—. Vemos que ella está ocupada escribiendo con Nick Rowell, quien al parecer, están a nada de ser novios. Veamos lo que opina la gente.

Le acerca el "micrófono" a Ally.

—¿Tú que nos puedes decir sobre esta... relación entre Nick y Amber? ¿Deberían ser novios?

—Yo digo que si —afirma—. Los dos son muy adorables y no voy a negar que Nick está guapo.

Alzo mi mirada para ver toda la escena de un Reality Show.

—Buen hombre del público, ¿usted está conforme con que su hermana mayor tenga novio? —le acerca el cepillo ahora a Henry.

—Me agradaría si él llegara a traerme comida y juguetes —sonríe Henry de manera inocente.

Entorno mis ojos al mismo tiempo que me río de lo que está pasando.

Por último, es Dylan el que recibe la misma pregunta por parte Alex.

—Bueno Dylan, ya sabes la pregunta.

—Y ustedes ya se saben mi respuesta
—se cruza de brazos y gira su cabeza hacia otro lado, de manera indignada.

En lugar de que Dylan suene intimidante y enojado, da gracia su actitud.

—Vamos Dylan —habla Jade—, sabías que tarde o temprano pasaría. Tú no te preocupes Amber —se dirige a mí—, lo mismo pasó cuando un niño del preescolar me abrazó.

Soltamos risas otra vez pero Dylan no cambia su postura. Incluso se encorva un poco más.

Mi celular suena, indicando una notificación de mensaje. No hace falta que adivine quién es. Cuando lo miro, sonrío.