2-2

329 32 4
                                    

Narra Murdoc:

Russel y yo éramos socios desde hace mucho tiempo, ¿8 o 9 años? No lo sé pero siempre me había traído chicas muy buenas y por eso mismo siempre he hecho negocio con él, conoce muy bien mis gustos. Esta noche iba a ser totalmente diferente, comparada con las demás, ya que nunca lo he hecho con un hombre, pero para todo hay una primera vez, no?

Normalmente las esposo de la cama para que no escapen, aunque nunca lo hacen, y después las ''violo'', si se puede decir así, ya que siempre terminan disfrutando como unas zorras y regresan al día siguiente por más.

Empecé a ver como se movía aquel sujeto de tez blanca, balbuceaba cosas sin sentido, como: ''Paula'', al parecer así se llama la que lo dejo. Me acerqué un poco a él, era realmente tierno. Me gustaban las personas como él, siempre eran las que gritaban más en la cama. No pude evitarlo, comencé a besarlo. Sentí como ponía sus manos sobre mi nuca e intensificaba cada vez el beso, metía mi lengua en su boca y él trataba de ganar esta lucha que estamos creando, pero esto se acabo cuando el abrió sus lindos ojos negros.

Se separó de mí y nos quedamos viendo por unos segundos, hasta que decidí hablar.

— Besas muy bien cariño.

— ¿Qu-qué?

Oh perdón, no me he presentado, soy Murdoc Niccals.— Empezó a retroceder, era obvio que tenía miedo.— Tranquilo, no haré nada que no te guste.

— ¿A caso me vas a violar decentemente?

— No, porque al final rogarás por más.— Me puse encima suyo y él empezó a golpearme.

— ¡AUXILIO! ¡AYUDENMEEE! ¡SUELTAME ESTÚPIDO!— Agh, odiaba cuando se ponían así. Saqué un trapo rojo de mi pantalón y lo puse en su boca para que se callara.— ¡AMRFRFRFRMM!

— Honey, me estás poniendo las cosas difícil, tendré que tomar otras medidas.— El imbécil me seguía golpeando, pero lo amarre de una muñeca con una cuerda que tenía cerca de la mesa de noche.

Me levanté del sillón y lo llevé casi arrastrando a mi escritorio. Lo senté encima del escritorio, quedando yo entre sus piernas.

— ¡AFMAMDAM!— No se le entendía nada, me encantaba. Esta noche si iba a disfrutar, aunque empezaba a llorar como un bebé.

— ¿Te vas a callar si te quito el trapo?— Asintió con su cabeza.— Buen chico.— Le quité el paliacate y en seguida lo besé. Era un beso no muy agradable, pero se comenzaba a relajar. Metí mi mano en su pantalón para acariciar su miembro y la otra mano en su nuca. Comencé a hacer un vaivén en su miembro para estimularlo. Escuchaba como gemía entre beso y beso, algo muy excitante para mi.

Por favor no me hagas daño.— Reí ante su comentario.

No, nos vamos a divertir.— Seguía teniendo miedo o nervios, se le notaba en sus manos. Lo bueno era que ya se había despertado su amigo. Aún teníamos nuestras ropas, bueno yo solo tenía el pantalón.

Me sorprendí al sentir sus labios en los míos, realmente no lo esperaba, aún así correspondí el beso. Jamás había probado unos labios tan suaves. Sentí como enredaba sus piernas en mis caderas, dejando atrás aquella distancia que nos separaba hace unos minutos. Colé mis manos dentro de su camiseta, sintiendo sus pezones que ya estaban algo duros.

Sentía que iba a morir si no me quitaba el pantalón, pero un poco de juego no hace daño. Le terminé de quitar su camisa, embobándome con su torso "blanco". Verlo tan expuesto me fue inevitable "marcarlo".

Socios [2doc]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora